Descripción de la Exposición
"Antes de América. Fuentes originarias en la cultura moderna" es una exposición que propone reconstruir visualmente un proceso histórico que tiene lugar en los dos hemisferios del continente americano, desde Alaska hasta la Patagonia: el de recuperación y reinterpretación en las artes y la cultura de las formas y los significados de las antiguas civilizaciones americanas y culturas indígenas derivadas, desde el siglo XIX a nuestros días.
Este nuevo proyecto se inserta en una de las líneas de programación que la Fundación Juan March viene desarrollando en la última década: la de las exposiciones vinculadas a Latinoamérica. Algunos ejemplos de esto son las muestras monográficas dedicadas a Tarsila do Amaral y a Carlos Cruz-Díez en 2009, o a Lina Bo Bardi en 2018; la exposición América Fría. La abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973) (2011), o proyectos monográficos más específicos, como los que conforman la serie AL/Artistas de Latinoamérica.
La propuesta de Antes de América es amplia, no únicamente por el espacio y el tiempo que abarca, sino también desde el punto de vista conceptual. Desde su título plantea sin embargo, parafraseando a André Breton, establecer “vasos comunicantes” sintéticos entre esos espacios y tiempos, sin perder de vista las actuales trabas metodológicas e ideológicas inherentes a un proyecto de estas dimensiones. Este planteamiento tan amplio es, en efecto, inédito en términos absolutos, pues solo se han presentado propuestas expositivas parciales temática y temporalmente, o geográficamente limitadas a países o áreas. Lo mismo sucede en el ámbito de la producción historiográfica.
La pretensión de Antes de América es escenificar los resultados de los muchos y muy diversos procesos de investigación llevados a cabo durante los últimos veinte años, y que aún no han encontrado el apoyo visual y la difusión pública que solo consiguen las exposiciones. Para ilustrar este discurso se ha seleccionado un buen número de piezas, muchas de las cuales ya han sido identificadas y localizadas. La mayoría no ha salido nunca de sus países de origen, y a veces ni siquiera de los depósitos de los museos y colecciones que las albergan, o no se exhiben de modo habitual. Mucho menos, pues, han sido presentadas en marcos de referencia y relacionadas con otras de naturaleza similar, en un ejercicio curatorial que les permita potenciar su significación. La investigación del comisario invitado ha definido entretanto nuevos territorios que posibilitan plantear una muestra que resultará, además de una propuesta atípica desde el punto de vista de la historia y del método, un ambicioso proyecto de divulgación capaz de acercar con éxito el contenido a públicos no necesariamente expertos.
Las distintas secciones en las que se articula Antes de América proponen lecturas paralelas de las manufacturas y los artefactos que toman como referencia los lenguajes, las formas y los significados de las culturas originarias americanas. Bajo buena parte de esas producciones subyace el intento de comprender y revivir la estética y el espíritu de civilizaciones cercanas en lo geográfico, pero distantes en lo temporal, por lo que la mirada de la antropología cultural, la etnografía o la historia de la cultura material desde mediados del XIX hasta nuestros días impregna todo el proyecto.
El inicio de la exposición se sitúa a mediados de un siglo XIX que hunde sus raíces en el interés enciclopedista engendrado por la centuria anterior, que dio lugar, entre otras aspectos, a numerosas expediciones científicas, y avanza por la posterior sublimación romántica del viaje como experiencia. En el relato de la muestra están presentes, por tanto, las exploraciones y descubrimientos arqueológicos, la revalorización de los objetos anteriores a la invención de América, los expolios y la formación de colecciones públicas y privadas, y el resurgir, en el ámbito de la arquitectura, de los historicismos de raíz indígena y las eclécticas apuestas vinculados a ellos, que configuran una suerte de doble exotismo.
En los inicios del siglo XX, las repercusiones internacionales de movimientos como el de Arts & Crafts en Inglaterra, entre otros, y el retorno a “lo primitivo” como paradigma de la modernidad definirían nuevos escenarios para las artes. Y pronto se sumaría a esto, ya en América, la mirada introspectiva e identitaria sobre lo propio, potenciada por la celebración de los centenarios de las independencias, que derivarían, casi a continuación, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, en el cuestionamiento de Europa y la mirada occidental como unidad de medida e ineludible referencia canónica. Este conglomerado de circunstancias determinará el deseo de crear un “nuevo arte” para el continente americano. En ese escenario eclosionarán la revitalización y fundación de nuevas escuelas de artes y oficios, la reinterpretación de lenguajes precolombinos e indígenas en mobiliario, textiles, escenografías teatrales y cinematográficas, diseño gráfico o manuales de arte ornamental con vocación de transformación pedagógica desde la escuela. Todo ello definirá caminos inesperados para el avance de una vanguardia propia, consagrada ya a partir de los años veinte. La arquitectura reflejará este proceso a través de las propuestas neomayas –de probada fortuna en Estados Unidos, con referentes como Frank Lloyd Wright y Robert Stacy-Judd–, neoincas o tiawanacotas, que se desarrollan entre el exotismo, la fantasía y el deseo de consolidar una identidad con raíces autóctonas.
En los años centrales del siglo XX se advierte un proceso de simbiosis entre las formas geométricas precolombinas y las vanguardias europeas, especialmente las de cuño constructivista, con la figura fundamental de Joaquín Torres García, la influencia de su Taller en Montevideo y su teorización del universalismo constructivo. En estos momentos jugará también un papel decisivo la escultura en piedra, cuyos autores hallarán en la talla directa esa posibilidad de recuperar la esencia de la materia y de la ejecución.
Más adelante, y cuando en el escenario internacional crece en relevancia el informalismo, surgirán y se consolidarán las fórmulas de la llamada “abstracción lírica americana”, en las que muchos artistas indagarán en las posibilidades del color aportadas por las poéticas ancestrales, permitiendo las conexiones entre sensibilidades y de lo autóctono con las propuestas internacionales, como en el caso paradigmático del mexicano Rufino Tamayo, quien, aún siendo en gran medida un artista figurativo, hallará en estas propuestas coloristas un estilo propio por caminos diferentes al realismo social y al muralismo vigentes en México –y contraviniendo la recordada sentencia de David Alfaro Siqueiros según la cual “no hay más ruta que la nuestra”–. Lo seguirán artistas de diversas latitudes.
La alternancia de figuración y abstracción, de geometría y color, de signo y sugestión, marcará muchas de las iniciativas del último medio siglo inherentes al paradigma amerindio, que la exposición trata de mostrar. A ellas se sumarán otras, acordes a los movimientos artísticos surgidos a partir de los años sesenta y hasta nuestros días –como el Land art, las instalaciones o el videoarte, entre otras formas–, que se presentan en los últimos compases de la exposición.
El objetivo
La exposición está concebida no solo como un punto de llegada, una muestra de repertorio y confluencia de conocimientos acumulados, sino también como un punto de partida que saque a la luz piezas hasta ahora poco accesibles o desconocidas, articuladas en un discurso capaz de establecer nuevos postulados, con el fin de ofrecer bases desde las que futuros investigadores (y proyectos expositivos) puedan seguir trabajando. Quiere también, en suma, trazar historias tangentes a las de los cánones hegemónicos y relatos sintéticos que se alimenten de la variedad y la riqueza de lo exhibido.
La organización de la muestra
La exposición se estructura en cuatro grandes secciones, cada una de las cuales responde a un periodo determinado. Estas aparecen divididas a su vez en una serie de subsecciones temáticas que definen la secuencia narrativa. La muestra incluirá unas 400 piezas y documentos de procedencias variadas y carácter diverso: pinturas, esculturas, dibujos, obra gráfica, diseños arquitectónicos, fotografías, maquetas, mobiliario, objetos decorativos, escenografías, cerámicas, diseño gráfico (libros, revistas, carteles y cubiertas de discos), cine, teatro, música, documentación, publicidad, instalaciones, cine o videoarte. Las secciones son:
1. Rescate y puesta en escena de lo precolombino(1840-1910)
El primer foco de atención se pone en la imagen romántica del continente americano y, dentro de ella, y de manera específica, en los registros visuales de los viajeros europeos y los costumbristas locales. Se incorporan al relato las exploraciones científicas de la segunda mitad del XIX, y en especial los dibujos y fotografías resultantes, así como repertorios ornamentales publicados como consecuencia de dichas expediciones, la utilización de estos en la arquitectura y las primeras musealizaciones de piezas precolombinas. La sección incluye piezas de, entre otros, Frederick Catherwood y Adela Breton (Inglaterra), Antonio Peñafiel y José María Velasco (México), Paul Gauguin (Francia) o Francisco Laso (Perú).
2. Primera modernidad: la invención de un “arteamericano” (1910-1940)
La denominada “primera modernidad” americana ocupa una sección neurálgica en la exposición. Junto a la base cimentada durante el siglo anterior, a principios del XXse consolidará una dimensión identitaria americanista. En este contexto, la reinterpretación de los lenguajes precolombinos en obras y objetos de múltiples formatos compone una de las ramas esenciales y originales de las nacientes vanguardias continentales. La presencia de lo precolombino en la educación escolar, el florecimiento de las escuelas de artes y oficios y las artes aplicadas, el desarrollo de nuevas vías para el diseño gráfico, la prolongación de una praxis arquitectónica de raíces formales indigenistas, las transformaciones en obras teatrales, el cine, la música y las nuevas propuestas en el ámbito de la moda configuran el centro de reflexión de este módulo. Algunos de los artistas representados en esta sección son Frank Lloyd Wright (Estados Unidos), Diego Rivera (México), Rómulo Rozo (Colombia), Alfredo Guido(Argentina), Regina Gomide y Vicente do Rego Monteiro (Brasil), Miguel Covarrubias (México), Elena Izcue (Perú), Charles Ricketts (Inglaterra), Anni Albers (Alemania) oJoaquín Torres García, José Gurvich y Rosa Acle (Uruguay).
3. Geometría, signo y color amerindio (1940-1970)
Las reinterpretaciones de lo precolombino ampliaron demanera paulatina los postulados teóricos y propuestas plásticas desde mediados del siglo XX. A la estricta recuperación formal de buena parte de las producciones de décadas anteriores se irán añadiendo otros elementos, especialmente en lo que atañe a la redención del “espíritu ancestral”, a la preocupación por desentrañar las esencias de aquellas formas pretéritas. Las fórmulas geométricas mantuvieron un pulso constante y de relevancia y las abstracciones coloristas constituyeron un territorio propio de meditación. Nuevos “artistas viajeros” surcaron el continente con la intención de explorar conjuntos arqueológicos, registrarlos a través del dibujo y la fotografía, extraer formas susceptibles de ser aplicadas a posteriori en sus obras y formar colecciones de piezas precolombinas. La arquitectura incorpora con fuerza la idea de la espacialidad urbanística de raigambre prehispánica en algunos de sus proyectos, mientras que en el ámbito de la escultura se consolida como vertiente la talla en piedra tomando justamente lo precolombino como paradigma. Esta sección se ilustra con obras de, entre otros artistas, Martín Chambi y Julia Codesido (Perú), Man Ray, Isamu Noguchi, Louise Nevelson, Michael Heizer, Roy Lichtenstein y Andy Warhol (Estados Unidos), Henry Moore (Inglaterra), Rufino Tamayo (México), Oswaldo Guayasamín (Ecuador), Fernando De Szyszlo (Perú), Marta Colvin y Roberto Matta (Chile), María Freire (Uruguay), Josef Albers (Alemania), Carlos Mérida (Guatemala), Mathias Goeritz (Alemania-México) y Jorge Oteiza (España).
5¡4. Una era multidireccional. Variaciones de medio siglo(1970-2020)
La última sección de la muestra constituye, en cierta medida, el punto de llegada de buena parte de las propuestas presentadas en los apartados anteriores, a la vez que da cuenta de contribuciones novedosas y proyecciones de cuño teórico que ponen de manifiesto la renovada y permanente vigencia, hasta nuestros días, del paradigma amerindio. Las obras y objetos que la integran pertenecen tanto a la llamada “cultura de élite” como a la “cultura de masas”. El denominador común de este conjunto viene dado por la variedad y riqueza de ideas y proyectos estéticos en pintura, escultura, dibujo, obra gráfica, arquitectura, cine, fotografía, cerámica, instalaciones, videoarte, textiles y objetos varios. Las referencias, sumamente dispersas en lo geográfico,
resultan muy variadas en lo material y en sus postulados semánticos. La pervivencia de la geometría, el color exaltado, la cita irónica, la ocupación del espacio público, la arquitectura de raíces posmodernas, el kitsch desenfrenado, el refinamiento de las artesanías son elementos presentes en dichos discursos. Sobresalen en este apartado las propuestas de Edgar Negret (Colombia), Raúl Cerrillo Álvarez (México), Olga de Amaral (Colombia), Sandra Gamarra, Kukuli Velarde, Ana de Orbegoso y José Vera Matos (Perú), Nadín Ospina (Colombia) o Cecilia Vicuña (Chile),entre otros.
Los espacios expositivos
Para materializar adecuadamente un proyecto tan relevante, ambicioso y extenso como "Antes de América. Fuentes originarias en la cultura moderna", su primera presentación se dividirá en distintas sedes, que tendrán como núcleo central los espacios de la Fundación Juan March en Madrid, y los de sus dos museos en Cuenca y Palma, a los que se sumarán, fruto de la colaboración con diversas instituciones madrileñas, otros espacios de la capital, que acogerán sobre todo las instalaciones y piezas contemporáneas de mayor envergadura. El proyecto implica además un ambicioso programa de colaboraciones con sitios históricos e instituciones de toda América, gracias al cual se procederá a “musealizar” temporalmente monumentos, edificios u obras específicas de cada lugar, configurando una especie de exposición global y “extraterritorial”. Por último, la página web de la Fundación Juan March acogerá un sitio específico que integrará los espacios físicos con los virtuales y otorgará mucho más espacio al aspecto visual y de conocimiento digitalmente organizado del proyecto: esta extensión virtual de la exposición, que la sobrevivirá, nace con la voluntad de permanecer como foco de investigación e inspiración libremente accesible para todos.
El catálogo, las publicaciones y el entorno digital de la muestra: web, podcasts, videos y videoensayos
Patrícia Bueno Godoy (Universidade Federal de Goiás, Goiânia), Joaquín Barriendos (Universidad Nacional Autónoma de México), María Elena Bedoya Hidalgo (Universidad San Francisco, Quito), Ricardo Kusunoki (Museo de Arte de Lima), Fernando Villegas Torres (Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima), Michelle Clayton (Brown University, Providence), Helena Usandizaga (Universitat Autónoma de Barcelona), Marta Antón Martí (Universitat Pompeu Fabra, Barcelona), Alejandro Díaz (Museo Torres García, Montevideo), Isabel Rith-Magni (Alanus Hochschule für Kunst und Gesellschaft, Bonn), Michele Greet (George Mason University, Fairfax, Virginia), María Alba Bovisio (Universidad de Buenos Aires), Álvaro Medina (Crítico de arte independiente, Bogotá), José de Nordenflycht (Universidad de Playa Ancha, Valparaíso), César Paternosto (artista plástico, Segovia), Ramón Gutiérrez (CEDODAL, Buenos Aires), y Ticio Escobar (Museo del Barro, Asunción).La publicación incluirá todas las obras en exposición, y también aquellas de notoria relevancia que por diferentes razones no puedan formar parte de la muestra. Se estudia la posibilidad de otras publicaciones como complemento al libro-catálogo. Estas, como la propia exposición, contarán también con su extensión digital, que no solo procurará la pervivencia futura de los textos e imágenes de la muestra, sino que se completará con textos o ensayos adicionales de mayor extensión, y con el uso de nuevos formatos como el video o los podcasts. La exposición se acompañará de un libro-catálogo en dos ediciones, castellano e inglés, que incluirá un texto introductorio a cargo de los comisarios sobre las líneas maestras del proyecto, su metodología y sus posibles proyecciones futuras, al que seguirán un conjunto de ensayos breves, a cargo de expertos americanos y europeos, que plantearán diferentes visiones, generales y específicas, internacionales y locales, unas veces centradas en los propios relatos que articulan la muestra, y otras abordando temas estrechamente vinculados a esos relatos. Entre los autores que han confirmado su participación, a través de sus escritos, en este catálogo, además de los comisarios, se cuentan especialistas en arquitectura, urbanismo, artes plásticas, crítica de arte, literatura y filosofía. Podemos mencionar, entre otros, a Alfonso Castrillón Vizcarra (Universidad Ricardo Palma, Lima),
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