A los pocos meses de establecerse Anke en Barcelona, un hallazgo fortuito le permitió sintetizar toda su época dedicada exclusivamente a la escultura con la abstracción constructivista posterior: frente a su estudio, en el hasta hace poco llamado Barrio Chino, encontró una gran cantidad de viejas escenografías teatrales –salones burgueses, restaurantes decimonónicos, calles napolitanas, trazados portuarios…– realizadas artesanalmente, con papeles y telas pintadas de colores ya envejecidos. Usando trozos de esos materiales, de esos papeles, Anke creó sus propias composiciones, en las que se distinguían todavía, al principio, elementos figurativos de carácter primitivo.

Anke llegó a Barcelona procedente de Pietrasanta, Italia, lugar en el que tradicionalmente se concentran muchos artistas durante largas temporadas a lo largo del año. Allí conoció a Bruno Fonseca, con el que se trasladaría un tiempo después a Barcelona, donde Anke fijó su residencia. Ya en esta ciudad, Bruno fue su maestro, y con él ... se adentró en el «universalismo constructivo» de Joaquín Torres-García. Bruno, discípulo de Augusto Torres —hijo de Torres-García—, la inició en la esencia de la pintura, y con él aprendió que las leyes que rigen ese arte son siempre las mismas, tanto en lo figurativo como en lo abstracto: composición, interrelación de tonos, materia, plasticidad, fidelidad del material a su materialidad. Y, aplicando esto, realizó bodegones, retratos y desnudos, tanto en pintura al óleo como en dibujo, siempre a partir de la observación del objeto. A través de Bruno, se abrió al mundo de viejos maestros como Cézanne, Piero della Francesca, Velázquez, Goya y El Greco. Al mismo tiempo, aplicó todo ese aprendizaje a sus obras abstractas, esculturas y collages.

A través de las sucesivas exposiciones que va realizando, principalmente en Barcelona, se aprecia una progresiva evolución hacia lo abstracto. Es muy interesante ver en esta exposición cómo al principio, en la escultura, encontramos casi siempre el elemento «figura». Este elemento se traslada a sus primeros collages, donde todavía se puede identificar fácilmente. A partir de ese momento, va jugando con diferentes posibilidades en la abstracción, de la que gradualmente se va eliminando la figura. Después de los collages abstractos, Anke va sustituyendo la materia prima y pasa de los viejos materiales de papel a telas de lino tejidas a mano, y a papeles de seda o papeles gruesos. Con estos nuevos materiales, introduce el juego como elemento creativo; por ejemplo, las traslaciones temáticas, que realiza tanto en sus series de grabados Variaciones sobre un tema como en los biombos o los móviles. Las variaciones en los grabados son las modificaciones pictóricas sobre la composición principal, de color negro, que efectúa en cada monotipo. Las variaciones en los móviles se realizan, a partir de la composición inicial, mediante las múltiples posibilidades de combinatoria que ofrecen estas obras, que están compuestas de ocho subpiezas y cuya disposición permite moverlas, permutarlas. Las variaciones, el juego, en los biombos radican en su inherente condición de elementos articulados: en cada nueva posición se crea una composición diferente.

La simplificación se va apreciando en todo su trabajo. Sus obras van adquiriendo una apariencia sencilla, tras la que se oculta un difícil equilibrio entre composición formal y color, lo que crea atmósferas que nos permiten acercarnos a estados meditativos. En la última etapa, representada en esta exposición, vemos cómo, en sus tela sobre tela, la composición se desvanece, y en los lienzos predominan la superficie de color y la textura del lino. Con esta muestra se cierra un círculo iniciado hace unos 15 años en Barcelona. Un largo recorrido que arranca con la figura y acaba en las superficies de color. En las superficies del Ser.