Descripción de la Exposición La pintura de Cveto Marsic representa la comunión intensa con la materia y el color, puesta en práctica sin más medios que las propias manos. Manifiesta en este sentido un sentimiento primordial, prístino y apasionado de la vida, a la cual se entrega colmándola de generosidad, como muy bien explica el mismo artista: "... desde dentro hacia fuera en una acción de 'entrega'. Es una actitud positiva. Es una necesidad de protección. Una contribución a la felicidad. Es un intento para que la creación sea portadora de bondad, belleza y serenidad. Pintura como música y poesía..." Pintura absoluta, de una apacible y serena abundancia, siempre exuberante y sensual. De una enorme sensualidad implosiva, que, al fin, estalla en su pecho y fluye suave y floreciente hacia el exterior, plasmándose ya florecida en el lienzo. Hay en todo ello un sentimiento impresionista de consciente interacción entre el cuerpo y la tierra: "Pintura como música y poesía que fluyen y llenan el pecho y el estómago de una fuerza misteriosa que nos empuja a llorar de alegría". Fluido sentimental y visceral, sentidos y sentimientos a flor de piel, que se desparraman voluptuosamente tras una unión absoluta, física y sensual, de lo corpóreo y lo terrenal, en la que solamente el artista es capaz de reconocerse. Si consultamos su itinerario artístico, nos daremos cuenta de la importancia máxima y absoluta que la tierra tiene en su obra, sea como tema paisajístico, sea como referencia temática, o sea como mención sugerente y alegórica en los títulos de los cuadros y las exposiciones. Es una constante a la que no renuncia, pues indefectiblemente se ve ligado a ella, y de cuya unión la pintura además de ser el cordón umbilical, es también la criatura amada que reúne en sí misma todos sus deseos y frustraciones. La pintura, como la escritura, la música o cualquier otra actividad artística es creación, alumbramiento y nutrición, en constante proceso educativo de maduración y crecimiento. De ahí ese sentimiento ético, ese contenido moral de su trabajo, más allá de todo formalismo esteticista, inútil e insustancial, al que hace referencia en sus palabras anteriormente mencionadas: la creación como vehículo no sólo de belleza, sino también de bondad y serenidad. Idea y sentimiento que se encuentra en la más pura línea de la Paideia griega, e inmersa en la luminosidad cultural mediterránea que tan fulgurantemente alumbra su pintura y... su persona, serena y pausada, pero también ígnea y apasionada. Anidando, su exposición, nos habla, en fin, y en el sentido de lo anteriormente expuesto, de una "necesidad del núcleo familiar", un augurio, algo más real que un presagio, un nuevo horizonte en su íntimo camino personal y doméstico.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España