Descripción de la Exposición
"Ángel Guache. Pinturas (1972-1985) en la colección del museo. Donación del autor. Obra literaria, discográfica, videoclips, cortos, frases…”
El Museo Evaristo Valle inicia su temporada de exposiciones temporales 2022 con la muestra “Ángel Guache. Pinturas (1972-1985) y otras obras”, cuya inauguración se celebrará con la presencia del artista entre las 12 y las 14 horas del próximo domingo 23 de enero.
Y la fundación la ha querido iniciar -cuando se cumple el cuarenta aniversario de su constitución- con la obra de uno de los artistas de mayor creatividad en la escena española contemporánea, dándose además la circunstancia de ser Guache el mayor donante de obra pictórica que ha recibido la fundación, con 51 trabajos fundamentales de su autoría, de los cuales 24 configuran esta exposición, que reúne obras de 1972 a 1985, entre las que se encuentran las once de gran formato pertenecientes a la serie emblemática “Las islas”, así como “Pinturas italianas” o “Paisajes iluminados”, entre otras.
Fruto también de su prolija condición de poeta, narrador, letrista y spoken word, del que fue uno de sus pioneros en España, una sección de la exposición reúne las ediciones de su obra poética, así como su discografía y obra audiovisual, con contenidos narrativos, letras de canciones, videoclips, cortos…
Pasado medio siglo de las primeras pinturas que se exponen y cuarenta años de sus series fundamentales, la exposición permite destacar la extraordinaria valía y vigencia de la obra pictórica de Guache, que lo sitúan como un artista plástico fundamental de su generación en España, con independencia de su inestimable producción poética y musical, que ocupa sus últimos años de actividad.
La exposición podrá visitarse hasta el 6 de marzo de 2022.
ÁNGEL GUACHE (Luanco, 1950) ha tomado contacto con el arte y la literatura desde niño, obteniendo más de una treintena de premios de dibujo, pintura, cuento y poesía en su etapa juvenil. Cursó estudios de periodismo, y de arte en el taller de Manuel Gutiérrez Navas, en las Escuelas de Artes Aplicadas, en el Círculo de Bellas Artes, en el Museo de Reproducciones y en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde se licenció. Obtuvo la beca de la Diputación de Oviedo desde 1971 hasta el 75, y la beca de mérito para el extranjero en 1976. Colaboró como profesor en la Escuela de Arquitectura, en un liceo y en varios institutos de Madrid.
“Es uno de los artistas de mayor creatividad en la escena española contemporánea” (Javier Barón). En el campo de la poesía, tras múltiples experimentos vanguardistas, su libro Apariciones (1979) revelaba una expresividad intensa y concentrada, a la manera de los haikus. Después de algunos libros de orientación postsimbolista como El viento en los árboles (1986), de prosas poéticas, o Vals de bruma (1987), sin abandonar estos caminos, a los que vuelve cíclicamente, ha buscado una poesía más escueta e irónica, primero con las Canciones para interpretar con maracas (1990) y luego en el Diario de un buzo (1991) y las Disonancias antárticas (1992). En pintura ha recorrido un camino paralelo al de su obra literaria. A las obras de su época de formación, de las que muchas eran apuntes de paisajes y marinas, sucedieron, hacia 1967, otras influidas por los grandes pintores impresionistas y posimpresionistas para ir descubriendo luego, con avidez, el surrealismo, el expresionismo abstracto y las vanguardias. A partir de una predilección por ciertos aspectos del surrealismo más irónico en series como Cerdo capaz de volar (1969), La forza del destino (1970) o de los dibujos, pinturas y colages, de raíces biomórficas y mironianas, que presentó en la Galería Tassili en 1972, el artista expuso en 1973 unos Mapas (We), que evolucionaron hacia una pintura sígnica en la que el cuadro aparecía completamente repleto de anotaciones gráficas. A mediados de 1973 cambia de técnica y estilo para realizar acrílicos en los que la pintura pop, las sugerencias psicodélicas y la estética del cómic (con puntos comunes, aquí, con el pintor sueco Oyvind Fahlström) dominan hasta 1975, año en que viaja a Londres. Siguieron luego las Verticales subtituladas La blancura de la ballena (1976-1977), como homenaje a Melville, en las que había una indagación sobre el territorio romántico del norte, que se vio también, con mayor profundidad y aliento, en su matérica Serie negra (1980-1981) y, posteriormente, en Las islas (1983-1984), ambas series de grandes formatos.
Al lado de esta orientación, austera y expresiva, de intensidad radicalmente subjetiva, el artista se sentía a veces llamado por una especie de clasicismo, al que respondía también parte de su producción literaria. Las Pinturas italianas (1982-1983) rememoraban la huella de las civilizaciones del pasado, y Los paisajes iluminados (En el jardín, El verano griego y Claustro castellano), serie expuesta en 1986, se referían a un mundo de claridad y orden.
A principios de 1987 comienza un ciclo de Geometrías irónicas, evolución que parte del conjunto de cuadros de base geométrica Claustro castellano, presentado el año anterior. En aquella obra, todavía de grueso empaste, subyacía una organización arquitectónica que enseguida se despojó de materia y color. Empezó entonces a realizar formas geométricas en pequeño formato, buscando la mayor claridad y asepsia posibles, una radicalidad extrema en el planteamiento de la estructura del cuadro y, también, una visión de una ironía esencial acerca de los movimientos constructivistas y el arte concreto.
A partir de entonces sus nuevas series se relacionan con la poesía visual: Letras (1987), que juega con la tipografía desde una concepción abstracta; Arquitecturas (1988), composiciones de fuerte trabazón interior; Tíbet (1988), de sutil humor asociado a simetrías y a contenidos de espiritualidad; Partituras y Piezas para piano (1989), como expresiones de ritmo y medida (una especie de paralelos de las obras de compositores contemporáneos como Morton Feldman) y, por último, Equilibrios (1990). En cada una de estas series la línea ha ido adelgazándose, formando composiciones filiformes. La tendencia de esta pintura es hacia una estructura mínima. Todas estas obras revelan un gusto por la asepsia, lo incontaminado, la racionalidad sutil y descarnada. La búsqueda de lo esencial.
El ciclo siguiente se engloba bajo el título de Poemas geométricos y está más centrado en las veladuras sobre bases geométricas rítmicas, el blanco y su aura hipnótica. El Museo Reina Sofía le organizó una exposición individual sobre esta serie en 2001.
Finalmente nos encontramos con sus Eslóganes (serie Se venden frases), que incorporan al arte visual el desenfado de sus aforismos.
OBRA LITERARIA. BIBLIOGRAFÍA
Ángel Guache es poeta, antipoeta, narrador, letrista de canciones y aforista. Como poeta ha utilizado sucesiva y cíclicamente diversos registros, siempre con voz propia (neosimbolismo –ha pertenecido a la llamada Escuela de Trieste-, humorismo festivo, vanguardia, neopopularismo, canción pop, realismo humorístico, poesía visual, expresionismo, misticismo, etc.). Además de textos sobre arte, ha publicado Apariciones (1979), El viento en los árboles (1986), Vals de bruma (1987), Las sombras del bosque (1989), Canciones para interpretar con maracas (1990), Los adioses (1991), Fábulas del sueño (1991), Diario de un buzo (1991), Disonancias antárticas (1992), Infancia (1994), La mar salada (1994), Sopa nocturna (1994), Libérrimo (1995), Más libérrimo (1995), Piano, piano (1995), Media hora de bondad (1995), Buena vaca (1996), Fútbol (1996), Torpedos flamencos (1997), ¡Que venimos del mono! (1997), Cancionero de la musa patidifusa (1999), Odiseo (1999), Un mundo (2000), Me muerden los relojes (2002), Baladas de un hombre flaco (2003), Un mundo en miniatura (2003), Se venden frases (2004), Su realismo (2004), Alucinaciones flacas y gordas (2005), Veinte erosonetos y una declaración desesperada (2005), Cortometrajes (2006), Desafinado (2007), Antimundo (2007), Anarcobohemia (2008), Umbro (2009), La mirada del geómetra (2010), Tangas y tangos… y otros mangos (2011), Sonámbulo (2011), Abecedario ilustrado para monstruitos (2012), Ruido cósmico (2014), Cruz (2015), Experiencia espiral (2017) y Cantos para ballet bufo (2019).
DISCOGRAFÍA
Además de numerosos discos de otros intérpretes que han utilizado letras suyas (de los más variados géneros: clásica, jazz, rock, blues, flamenco, reggae, ska, tango, bolero, habanera, salsa, etcétera), ha puesto voz a sus poemas (spoken word), acompañado con música electrónica, en los discos de Guache & Loma: Lo obscuro (2011) y Misticismo psicodélico (2017), y es cantante de rock y de blues en otros ocho: Guache & Marcelo Pull: Anarquía barbuda (2013), ¡Libérrimo! (2015), Canciones para monstruitos (2015), Dando tumbos (2016), A vivir (2017), Ballet volcánico (2019) y Ojo de huracán (30 sonetotes) (2020) y Desfile funambulesco (2020). Y con Guache & Latonda: En los labios la ironía (Música de garito) (2020).
Exposición. 17 nov de 2024 - 18 ene de 2025 / The Ryder - Madrid / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España