Descripción de la Exposición
“El arte es sobre todo un estado del alma” Marc Chagall.
Una obra de arte no puede ser entendida sólo como una amalgama de recursos plásticos que persiguen un resultado estético o conceptual, más o menos acertado. Una obra de arte se constituye como un aparato vital que refleja ante nosotros, con mayor o menor nitidez, el “alma” del artista.
Abandonando el sentido místico de la palabra, el alma se convierte en el influjo sensitivo e intelectual que constituye el hacer del artista, cambiando a lo largo de los años, como no podría ser de otra manera. Al contemplar detenidamente la obra de Pilar Belmonte podemos intuir parte de esos reflejos vitales en cada una de sus piezas.
En esta muestra nos encontramos con una selección de pinturas al óleo, a la cera, collages, serigrafías y una colección de vidrieras. Obras de exquisita delicadeza, evidencia de que nos encontramos ante una artista polifacética de irrefrenable curiosidad. Cualidad que le ha llevado, a lo largo de su dilatada carrera, a experimentar con multitud de técnicas y estilos hasta consolidarse con un lenguaje que le es propio.
En Andando hacia el horizonte, Belmonte, sintetiza todo lo aprehendido en sus continuas investigaciones, convirtiendo sus obras en espejos donde descubrimos la importancia crucial que elementos como el color y la luz tienen en su trabajo. Luz y color, se convierten en el eje axial de la exposición, evidenciando su capacidad de transformar la realidad, ya sea la física, desmaterializando la arquitectura mediante las vidrieras; o la ficticia, generando espacios bidimensionales ingrávidos.
Así, nuestra mirada se pierde en horizontes donde impera una la luz difusa, un cromatismo armónico y una pincelada larga y fluida, un tanto vaporosa. Sucumbimos ante la inmensidad, su soledad y silencio, características que Burke asoció acertadamente a lo sublime y que Pilar Belmonte logra despertar en nosotros de manera magistral.
Izaskun Monfort
Comisaria y crítica independiente