Descripción de la Exposición
A partir del sábado 31 de octubre y hasta el 2 de febrero del próximo año, se podrá visitar la exposición Todo es otro, de Ana Prada.
Coordinación: Helena López Camacho
La exposición Todo es otro revisa a partir del 31 de octubre en el MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, la trayectoria de la escultora Ana Prada desde 1994 a la actualidad a través de once obras, incluyendo dos piezas escultóricas realizadas ex profeso para el proyecto y una intervención específica con la arquitectura del museo. La obra de Prada parte del apropiacionismo, la transformación y resignificación de objetos cotidianos extraídos del ámbito doméstico —tazas, pelotas de golf, chicles o cuchillos— para construir estructuras geométricas complejas, a veces de escala monumental. Con ellas, la artista reflexiona sobre el uso del objeto cotidiano como sujeto escultórico, los problemas físicos de la materia y la creación de espacio a través de cuestiones como el volumen, la medida, la simetría y la solidez.
Esta interrelación entre objeto cotidiano y escultura está en el centro de la tensión conceptual y formal que gira en torno a la obra de Prada, determinada por cierto grado de complicidad con el espectador a través de factores como el descubrimiento y el absurdo. El volumen escultórico, la medida y el material generan diversos espacios y planos de perspectiva para el observador. Lo que en la distancia puede parecer una retícula, un tótem o un cubo, en el plano cercano se desvela como un conjunto de cucharas o botes de plástico desprovistos de su función utilitaria. La búsqueda de objetos, texturas, materiales y colores no es una asociación casual, sino el resultado de un proceso de experimentación donde las propiedades de estos elementos se subordinan a la obra de arte. De esta manera, Ana Prada lleva los materiales al límite de su frontera física de carga, pesos y fuerzas.
El título del proyecto, Todo es otro, parte de la fascinación de la artista por lo “otro”. Así, al hablar de su trabajo la artista explica: “En el juego complejo de implicaciones mutuas que es la comunicación siempre nos olvidamos de la verdadera inestabilidad de las cosas y los significados. Busco establecer una comunicación defectuosa que deje sumido al receptor en un estado de incertidumbre o doble comprensión respecto a qué clase de mensaje es el que se presenta. Este empeño irresistible esta basado en mi fascinación por “el otro”, considerado siempre como algo diferente, aquello que es otro frente a la idea de ser considerado algo. Es mi determinación y deseo servirme de esta inestabilidad de los signos para atraer al otro, controlar su mirada, provocar su curiosidad y, en última instancia, transformarlo en un voyeur".
SOBRE TODO ES OTRO
Durante los años 90 y la primera década del siglo XXI la práctica de Ana Prada está vinculada a la creación de obras para arquitecturas específicas e in situ. Estas obras, en esencia efímeras, podrán verse en la exposición a través nuevas versiones de las instalaciones Monocromo culinario (1995-2020) o Trenza rosa, XL (1994-2020). Esta reflexión sobre la especificidad de la obra de arte en relación con la arquitectura da paso a obras en las que se analizan las capacidades escultóricas de los objetos elegidos.
Estos objetos pertenecen al ámbito doméstico en su mayoría, aunque no siempre: a la cocina, a los armarios, al cuidado del cuerpo en relación con la idea de belleza, o los fluidos. Los títulos juegan con esta ambivalencia, reforzando o desactivando la conexión lingüística entre significante y significado. Aquí la artista recurre a cómo se construye y completa la percepción visual. Al cortar, ocultar parcialmente y modificar estos objetos podemos intuir o no su uso primario, como en Serpentino (2019), obra generada a partir de jarras de cerámica. En ellas se siguen unas pautas similares a las de los fractales en el campo matemático, donde la repetición está presente en relación a una instrucción.
Los objetos de los que parte Ana Prada pertenecen al universo de los productos de consumo de masas. Se trata de utensilios "pobres", industriales, de utilidad inmediata y pervivencia limitada que la artista manipula y transforma mediante cortes, yuxtaposiciones, encuentros, repeticiones y seriaciones rítmicas. El material, la forma y las particularidades de cada objeto son explotados para conducir su potencial más allá de sí mismos mediante estrategias herederas del surrealismo (el encuentro inesperado y fortuito de dos objetos ready made), el dadaísmo (la potenciación de lo sorpresivo y hasta lo chocante), el minimalismo (la repetición y la seriación de materiales y superficies industriales), el arte pop (las referencias a la "baja cultura" o cultura de masas), el kitsch (y su atención hacia la supuesta banalidad u ordinariez de las cosas cotidianas) o incluso el arte conceptual (antes que a lo material y lo formal, prioriza lo procesual o lo inmaterial).
Con esta panoplia de procedimientos, Prada consigue activar los objetos de partida con cargas emocionales, formales o psicológicas para que la obra final se enriquezca con situaciones perceptivas ambiguas, sensuales, irónicas y hasta humorísticas que dejan la percepción y la cotidianeidad en estado flotante como ocurre en Insólito accidente (2019).
En última instancia, como Ana Prada ha declarado, su trabajo lleva implícita la posibilidad de trastocar la realidad en favor de puntos de vista nuevos en los que resituar y resignificar la cotidianeidad y los objetos que utilizamos a menudo, tal y como ocurre en Zona de conflicto (2014) donde ordinarios cuchillos y cucharas cobran vida y generan ritmos y estructuras insospechados y sorprendentes. La sencillez de los objetos y de los procedimientos (cortes, uniones, pegamentos o resinas) que utiliza Ana Prada contrastan con las enormes sugerencias inesperadas que desatan. Un ejemplo de ello es su obra Elixir de la eterna juventud (blanco) (2018), compuesta por sencillos botes de cremas de belleza que, ordenados formando una especie de tótem, acaban por ser una oda al absurdo de la obsesión de la eterna juventud como ideal de belleza que acaba cuestionado. Su proceso constructivo, basado en la apropiación y la resignificación, provoca tensiones estéticas simbólicas y psicológicas que contradicen lo cotidiano y lo conocido para revelar la verdadera naturaleza inestable de las cosas, sus usos y sus significados.
La exposición incluye dos piezas escultóricas realizadas ex profeso para el proyecto —Insólito accidente (2019) y Seis sólidos blancos (2020)—, así como una intervención específica en relación a la arquitectura del museo, — Calcetines/MUSAC (2020)— que, a modo de sorpresa, juega con el espacio y las “otras” realidades evocadas.
PUBLICACIÓN
Con motivo del proyecto en sus sedes de C3A y MUSAC, se edita una publicación que analiza el trabajo de la Ana Prada en las últimas décadas. El libro, surgido del trabajo estrecho entre Prada y el diseñador Ferrán El Otro, contará con textos críticos de Álvaro Rodríguez Fominaya y Manuel Olveira, comisarios del proyecto. La publicación permite un repaso a la trayectoria de la artista que prestará especial atención a la obra desarrollada en las dos últimas décadas, y que será acompañada de ilustraciones e imágenes de su obra así como de vistas de exposición en ambas sedes, en un intento de poner en relevancia su particular juego escultórico en relación a la arquitectura en la que habita.
ANA PRADA. NOTA BIOGRÁFICA
Ana Prada (Zamora, 1965) Estudia en la Facultad de Bellas Artes de Valencia (1983-1988) y posteriormente realiza un máster en BBAA en Goldsmiths College (1989-1991), Londres, ciudad en la que actualmente reside.
Su trabajo más característico se ha centrado en una labor de apropiacionismo de objetos de nuestro entorno más cotidiano, que descontextualiza para reelaborarlos y transformarlos en nuevos cuerpos. Rulos, chinchetas, guantes de goma, cordones de zapatos, etc., adquieren otra lectura cuando la artista los manipula, los asocia entre ellos o distorsiona sus dimensiones. El resultado es inevitablemente lúdico, pero la dimensión poética que desprenden sus imágenes consiguen ironizar sobre la fragilidad y vulgaridad de lo cotidiano.
Su obra ha sido expuesta en la Sala Parpalló, Valencia (2010); MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León; Jerwood Space, Londres (1999); The New Museum of Contemporary Art, Nueva York (1998); Witte de With, Rotterdam, Holanda (1996); Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) Valencia (1995); Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), Madrid (1995); São Paulo Biennial, São Paulo, Brasil (1994), entre otros.
Su obra está presente en importantes colecciones nacionales e internacionales: Arts Council Collection, Reino Unido; Banco de España, Madrid; Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA), España; M USAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León; Colección Helga de Alvear, Madrid/Cáceres, España, Colección Galila BarzilaïHollander, en Bélgica.
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