En la obra de Paloma Soler-Espiauba se observa un contundente ejercicio plástico salido de una concepción artística acertada donde se manifiestan los episodios de una moderna figuración. Así mismo se aprecia que la mera representación ha trocado sus inmediatas posiciones en unos argumentos más cercanos a unos desarrollos conceptuales que dejan entrever los más dispares asuntos. Las imágenes de la artista pierden las habituales propuestas significativas.

La realidad adopta modos y medios de ambigua naturaleza y se dispone un entramado plástico que envuelve de exacta estructura colorista una composición llena de sentido y abierta a los más inesperados encuentros.

Estamos ante una pintura compacta y tremendamente sugestiva, que responde a una intención artística totalmente comprometida con los desenlaces de una pintura figurativa actual y que deja entrever las muchas disposiciones de una buena artista.

... class="" style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt">Su trabajo nos abre los horizontes a un mundo presentido, de una realidad donde el hilo conductor de su existencia no se encuentra en los espacios al uso, si no que hay que entresacarlos de unos segmentos mediatos, de los recovecos inestables de la memoria, de los volubles episodios de lo evocado o de aquellas metáforas que la existencia cotidiana promueven desde su tristísima circunstancia.

Los variados y cuidados esquematismos de la pintora madrileña, aventuran el ejercicio de una pintura no dejada al azar. Es en definitiva, una obra que nos pone en la sintonía total de una artista que sabe bien lo que hace.

 

 

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