Descripción de la Exposición
En los primeros textos de A L I E N T O hablábamos de “survival kin”; de “parentescos para sobrevivir”. En todas las exposiciones ha aparecido de una manera o de otra la necesidad de rodearse y sostener vínculos para seguir adelante. Ese kin se ha referido a acompañamientos conceptuales —voces, lecturas, referentes que mantenemos cerca—; a estructuras materiales —soportes en sentido literal y metafórico— o a preferencias metodológicas, como las formas de creación colectiva.
Tras esta aproximación expandida y ramificada a las acepciones de parentesco, el foco del ciclo se cierra ahora en torno al nudo de las experiencias maternantes. La lógica del parentesco coloca la reproducción y la relación de filiación en el centro, como anclaje desde el que luego se diversifica el término. Pero es justo esa centralidad la que entorpece el despliegue de formas alternativas de hacer afectiva, legal y políticamente válidas otras vías de parentesco.
Resuena en esta exposición la exasperación de Maggie Nelson cuando se preguntaba “¿Cómo puede una experiencia tan profundamente extraña, salvaje y transformativa [como la gestación y la crianza] simbolizar o promulgar a la vez la conformidad por excelencia?” Las obras de las que se compone la última exposición de A L I E N T O parten de una necesidad de desplegar imaginación visual, narrativa y vital para hacer resistencia a la normopatía de la maternidad, usando un neologismo para aludir al sufrimiento (-pathia) por (exceso de) norma.
Desde que nació su hije, Ona Bros desarrolla un proceso a caballo entre la investigación y la introspección; un ejercicio de escritura sostenido en el tiempo que combina el diario en primera persona y la bitácora de lecturas, notas e intuiciones de exploración. Uno de los ejes centrales de este trabajo es el asalto (entendido como abordaje, pero también como un tipo de ataque) a la centralidad monolítica de la continuidad genética a la hora de determinar parentescos. En particular subraya lo arraigadas que están las consideraciones genéticas en la práctica y los discursos tecno-culturales sobre la condición materna que refuerzan visiones deterministas y esencialistas. La artista no mantiene con el ser que gestó y parió ninguna vinculación genética. Tomando anclaje en esta circunstancia, analiza críticamente los discursos en torno a lo genético en busca de otros referentes, relatos e imaginarios que a veces encuentra en —o fabrica a partir de— ámbitos que podrían parecer distantes de su objeto de estudio inmediato. De esta manera hace eclosionar conglomerados poéticos o alegóricos para pensar el lugar, la práctica y la condición materna y los parentescos desde otros lugares, con otras imágenes y usando otras palabras.
BetaBlastoQueerLove(1) es un conjunto de soportes para otra imaginación. Uno de sus elementos son imágenes que la artista compone a partir del encuentro entre una serie de plantas (algunas seleccionadas por propiedades curativas relacionadas con el cuerpo femenino) y una pasta cicatrizante que se utiliza para reparar hojas o troncos dañados. Este encuentro entre lo supuestamente natural y lo supuestamente artificial deshace la sublimación de lo orgánico como sistema perfectamente autónomo y a la vez genera una inquietante visceralidad que, como el vértigo, atrae y repele a partes iguales. El juego de escalas, oscilando de lo micro a lo macro, interrumpe la inmediatez de la relación entre imagen y referente y convoca representaciones del interior del cuerpo o de microorganismos. Esta criatura medio natural medio artificial hace espejo con lo que Sarah Franklin ha llamado embrión cyborg y transbiología en la medida en que lo tecnológico y lo biológico se asocian en una configuración que no distingue entre ambos.
Otro de los elementos de BetaBlastoCuirLove (1) es un documento del resultado de una prueba de ADN solicitada por la artista en el que se dictamina que “su probabilidad de maternidad” respecto a su hije es de 0%. Este veredicto es producto de una performance privada que conduce los parámetros puramente genéticos a un glitch, si entendemos glitch como la expresión de lo que el sistema no puede soportar; aquello de lo que es incapaz de rendir cuentas; lo que se le escapa y lo que, por lo tanto, lo pone en peligro y de lo que se protege.
La artista persigue el glitch en el sentido que le da Legacy Russel cuando dice que el glitch es expresión de no-conformidad con los escenarios previstos. El glitch es también una ocasión de reparo, de corregir al señalarlas, las limitaciones de los sistemas que nos ordenan.
Por último, el conjunto comprende un vídeo en que una lengua produce dos gestos que se conocen como habilidades genéticas que escapan al aprendizaje. Las imágenes muestran una boca entorpecida, una boca que no va a poder vocalizar o que trata obstinadamente de hablar pese a tener la lengua torcida; pese a no disponer de las palabras necesarias o a tener que torsionar las existentes.
La práctica de Ariadna Guiteras pasa a menudo por la composición de textos que después traslada a situaciones performativas. ooo.tetes.ooo es un relato online que se inspira en la literatura de hipertexto. Si escribir en público y a tiempo real se considera una performance, podríamos decir que con ooo.tetes.ooo, la artista está escribiendo y performando a la vez. Su escritura puede seguirse y verse cambiar en directo. ooo.tetes.ooo es una historia en tercera persona que mezcla inicios de maternidad abrumados, sangre de purpurina y amputaciones, sufrimientos de lactancia y vicisitudes del trabajo artístico. El conjunto evoca sensaciones de extrañamiento respecto al cuerpo propio, deseos de cambio, mutación y procesos de duelo. Maggie Nelson defendía en The Argonauts, la potencialidad queer del embarazo en la medida en que altera profundamente el estado “normal” o habitual del cuerpo y ocasiona una intimidad radical con —y una alienación radical de— el cuerpo propio. En esta línea, los referentes que maneja Guiteras para resistir a la cooptación normativa de la maternidad están en la literatura trans y gótica. Andrea Long Chu, El Frankenstein de Mary Shelley, así como la Patchwork Girl de Schelley Jackson… comparten su ser fragmentario, amalgamado, no-binario y en cierta medida DIY. El texto de Jackson, Stitch Bitch (puta del punto o puta de punto) pone en paralelo el cuerpo físico con el cuerpo de la novela para defender en ambas instancias que la sensación de coherencia y unidad del todo es un espejismo. “El cuerpo no es uno, aunque lo parezca desde aquí arriba, desde esta vista privilegiada. Cuando miramos este ensamblaje de lóbulos y montones parece uno, pero sobrevive cotidianamente a la disolución, desde la pérdida de pelo, hasta la pérdida de una extremidad. El cuerpo es un patchwork, aunque no se vean los puntos.”
En ooo.tetes.ooo el hipervínculo es una estrategia para posibilitar una escritura desmembrada. Como diría Jackson, solo hay “clusters of intensity, and one cluster is as central as another.” El relato no converge en un punto, está lleno de puntos y no se cierra. No se distingue lo que importa de lo que no. Así que hay que prestarle atención a todo, sobre todo a la inercia mental, social y científica, que fabrica la unidad pese a los fragmentos.
Como una especie de alter ego material del texto, 999999999999 es una esculto-criatura hecha de punto. Es un ensamblaje de elementos que parecen tetas, órganos o células sostenidas por nudos e hilo. 9999999999999 es un Frankenstein cuyas vendas trenzadas hacen pensar en un tejer reparador o terapéutico porque hace visible la sensación de extrañeza respecto al cuerpo uniforme en pro de un cuerpo compuesto, conglomerado. Esta suma de partes sirve también de imagen para una red de parentescos; una manta, una prótesis o una armadura hecha de las compañías con las que protegerse o fortalecerse.
Ultrasound y Ultrasound (Body) de Michael Lawton surgen del encuentro del artista con la imagen ecográfica. A diferencia de ésta, sin embargo, el artista no persigue la aparición de un cuerpo y se aleja por lo tanto del deseo de la tecnología ecográfica de reconocer y validar la forma humana. Los cuadros de Lawton disfrutan de lo contrario; de la ofuscación, de no forzar la aparición de una fisionomía. En su lugar, aparecen una suma de nodos parpadeantes, caóticos como anotaciones más afectivas o sensoriales que figurativas. Ultrasound (Body) resuena con la pastosidad de las fotografías de Ona Bros con quién comparte la búsqueda de imaginarios para elaborar la experiencia propia. Por su parte, Ultrasound anticipa las texturas de Ariadna Guiteras, subrayando la continuidad de la palabra “tejido” en la el ámbito orgánico y textil.
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El microquimerismo es el nombre que recibe la presencia de células que un cuerpo deja en otro cuerpo en el que ha sido albergado. El microquimerismo fetal explica por ejemplo que el cuerpo gestante contenga de por vida células con material genéticamente distinto. Hay quiénes dicen que estas células producen tumores. Quiénes dicen que sirven para que después del parto la criatura controle al cuerpo gestante desde dentro. Quiénes dicen que estas células “ajenas” se dedican a reparan los tejidos dañados del cuerpo huésped. En cualquier caso, el nombre que se la ciencia ha asignado al fenómeno es el de “quimera”, un monstruo con cabezas de distintos animales. La ciencia le da nombre de monstruo a lo que la supera; a lo que suma demasiadas entidades a la vez. A L I E N T O está del lado de los monstruos y de la necesidad de invocarlos para sobrevivir al sentir dirigido.
Anna Manubens (Comisaria del ciclo)
Exposición. 13 may de 2021 - 16 jun de 2021 / Nogueras Blanchard - L'Hospitalet de Llobregat / L' Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España
Exposición. 13 may de 2021 - 16 jun de 2021 / Nogueras Blanchard - L'Hospitalet de Llobregat / L' Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España