Descripción de la Exposición
Desde hace más de diez años Carlos Fernández-Pello (Madrid, 1985) viene experimentando con los límites de la identidad profesional, bajo la sospecha de que es ahí donde reside gran parte del trauma occidental. Desdibujando las fronteras entre el texto, la imagen, lo laboral o lo creativo, su proceso se asemeja al de la fermentación de un queso, en donde descomposición y vida adquieren un sabor conjunto e inarticulado.
Partiendo de sus experimentos en la aldea familiar (Vilar de Cas, Lugo) y de su colaboración con el artesano Carlos Reija, el artista ha reunido en esta ocasión una serie de xarros y paneles hechos con queso gallego, contraponiéndolos a una serie de pequeñas pinturas racionalistas que parecen abordar la tensión entre el tiempo del trabajo y el tiempo de la curación.
Nos encontramos en primer lugar con una exploración del acervo centenario de los oleiros, en forma de jarrones y contenedores disfuncionales con los que Fernández-Pello parece querer ensayar un nuevo ritual de protección. El artista cuestiona a través de ellos el papel de las instituciones y la figura del comisario, quienes, en su opinión, actúan a veces como grandes xarras meigas, trucando los flujos de la producción poética en favor del discurso político y presentando al artista como un servidor. Este ambicioso conjuro material se amplía a una colección de cinco pinturas de pequeño formato, realizadas en colaboración con las bacterias naturales de la leche y curadas a lo largo de los últimos dos años sin apenas mediación del artista. Un gesto que no sólo repite con humor la función administrativa de todo curador, si no que cuestiona la máxima de conservación de la obra arte, al elevar la textura y el color de la descomposición al centro de la imagen pictórica.
En esa misma dirección, pero con un materialidad absolutamente contraria, el artista completa la exposición con una serie de partituras en papel que parecen introducir todavía otro enigma indescifrable. En estas "pinturas excel" Fernández-Pello revisa las hojas de cálculo que usa a diario en la oficina para pintarlas a mano después, borrando cada una de sus celdas y acentuando el ritmo y la belleza anodina que subyace al trabajo administrativo. Una paleta diminuta y rutinaria, realizada con tediosas pinceladas, y que sirve como metáfora de su propia curación como poeta; apartado del mundanal ruido del arte; oculto al fondo de la cava del trabajo asalariado.
Alguien nos entenderá cuando estemos muertos sugiere que sólo conseguimos entender el sentido de un poema mucho tiempo después de que este haya muerto en nuestra boca. La experiencia anacrónica que plantea Fernández-Pello no solo cuestiona la ansiedad burocrática de las instituciones, quienes han entendido su trabajo curatorial de una manera preceptiva, inquieta, sin pausa ni regeneración posible. Si no que también propone una resistencia del poema como espera frente a la inercia nerviosa del arte a profesionalizar y comprenderlo todo, ya, ahora y de inmediato. Lejos de la épica trágica y del culto a los mártires del arte, tan de moda en nuestro último siglo, entender a los muertos desde el hacer del queso significa honrarlos con los actos de nuestra vida consciente: mordiendo y masticando, muy lentamente, la magia que habita en cada momento improductivo.
Carlos Fernández-Pello es artista, diseñador y consultor especializado en procesos de desarrollo e innovación. Doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente compagina su puesto como responsable del programa de calidad docente en TAI-URJC con el diseño y optimización de servicios y la producción artística. Como profesor e investigador ha colaborado con instituciones como el Centro de Estudios del Museo Reina Sofía, el School of the Art Institute de Chicago, el IED Madrid, la Universidad Antonio de Nebrija o la UCM entre otros.
Como artista en permanente retirada ha expuesto sin permiso en lugares como el IVAM (2022), La Fundación Serralves (2022) Palais de Tokio(2016), el Centro Georges Pompidou (2016) o The Renaissance Society (2014), entre otras exposiciones y productos culturales. Su obra se encuentra en colecciones como la del CA2M, la Colección DKV, Colección Kells o Cervezas Alhambra y en colecciones particulares como la de Francesca Thyssen-Bornemisza o la de Hans-Ulrich Obrist.
* Durante la inauguración, el artista presentará el proyecto junto con el quesero artesano Carlos Reija de la Quesería Santo André, con el colaboró en parte del proceso.
Premio. 27 ene de 2025 - 10 mar de 2025 / Vitoria-Gasteiz, Álava, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España