Descripción de la Exposición
A través de diferentes medios, los autores -Rodrigo Araya, Rodrigo Lobos y Nicolás Rupcich- desarticulan las ideas preconcebidas sobre lo que debe ser una exposición, jugando con los protocolos de montaje y desmontaje.
La película de animación "Another Froggy Evening" se basa en un dibujo animado de 1955 ("One Froggy Evening"), con la historia de un trabajador que encuentra, escondida en una caja, a una pequeña rana que canta y baila. Pensando en hacerse millonario con este particular hallazgo, el hombre invierte todo su dinero para explotar artísticamente al animal, sin percatarse de que éste actúa sólo para él. El clásico personaje de Michigan Frog es uno de varios elementos de la exposición "Algo es Algo", de los artistas chilenos Rodrigo Araya, Rodrigo Lobos y Nicolás Rupcich, que se inaugura el 8 de agosto en la galería Gabriela Mistral, perteneciente al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
La caricatura de la rana hace referencia a las condiciones o etapa en que se encuentran las obras al ser exhibidas. Los expositores crearán un escenario de diversas piezas artísticas que desestabilizan lo que, comúnmente, entendemos como un montaje listo para ser exhibido o visto. Esculturas, pinturas, fotografías, videos son algunos de los elementos que participan en "Algo es Algo", una exposición desconcertante, que ofrece un estado de situación ambiguo, produciendo una ficción que cancela el momento oficial de la exposición, dirigiendo la narrativa a un estadio incompleto.
Según detallan los artistas "Esta muestra busca crear la sensación de que los objetos que habitan la galería son parte de la preparación o desmontaje de la misma. Combinamos soportes y obras que no están disponibles para evaluación y juicio, con otras que si lo están, utilizando el proceso como imaginario de la muestra y proponiendo una reflexión de cómo, qué y cuándo se constituye una exhibición de arte".
Araya, Lobos y Rupcich también harán uso de la renovación arquitectónica de esta galería, que abrió hace algún tiempo un ventanal a la calle Alameda, encarnando allí la idea, literal y metafórica, de "vitrina del arte contemporáneo". Utilizando un autoadhesivo espejo, dejarán sólo parcialmente visible la mirada al interior y exterior, controlando de esta forma el tránsito habitual de la percepción del público y conectando las visualidades de la exposición con el entorno urbano inmediato de la céntrica sala Gabriela Mistral.
La idea que recorre la muestra es un estado de incertidumbre, en que el espectador visibiliza con ambigüedad la totalidad de la escena, sin la seguridad de estar enfrentado a un resultado final. Los artistas consideran a la galería como un medio donde transitan imágenes, generando máquinas o sistemas de significación. Esto puede también extrapolarse a la discursividad social y política chilena, que apela a la Transición como un camino o proceso hacia un fin, supuestamente, esperado a nivel colectivo.
Las obras no se encuentran individualizadas por autor y tampoco se conciben como un producto colectivo. Los artistas ponen en tensión el ideal de alcanzar metas, con un conjunto de elementos visuales que desestabilizarán al espectador, dejando abierta la inquietud sobre el ciclo de vida de las obras que presencian. Rodrigo Araya, Rodrigo Lobos y Nicolás Rupcich se hacen cargo críticamente del espacio de la galería y la adscripción institucional que ésta contiene, planteando, entre otras interrogantes, qué es lo que se espera de una muestra para poder tener un resultado significativo en el mercado del arte chileno actual.
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