Alfredo de Vincenzo tuvo un lugar preponderante entre los primeros grabadores modernos del país.

Desde sus comienzos se lo consideraba uno de los grabadores argentinos de la generación del 50. Su obra fue distinguida entre las mejores obteniendo importantes premios y desarrollando paralelamente una gran acción cultural y artística.

Su biografía es extensa, también su obra y los juicios críticos y elogiosos que ha merecido. Impulsó una labor de creación de larga data, cumplida con seriedad y sin pausa.

En 1969 cuando regreso de Europa instaló su taller que se dedicó a la enseñanza e investigación del grabado donde enseñó principalmente las técnicas de grabado sobre metal, convirtiéndose desde entonces en el primer taller de Buenos Aires que incorporó las aplicaciones de estampación en color simultáneo.

Además incluyó a esta enseñanza la investigación permanente y aportes de ... las nuevas técnicas contemporáneas: el uso de la fotografía en el grabado.

No se trataba sólo de un taller en donde se aprendían técnicas sino que había un respeto a la imagen de cada artista y de su personalidad, se respiraba allí un culto al trabajo serio.

Ha tenido entre sus alumnos grabadores maduros y formados que llegaban en busca de nuevas tecnologías, su consejo y sus clases, y quienes mientras estuvieron en el taller obtuvieron más de 460 premios en grabado.

Su trayectoria fue un poco nuestra, porque dejo una huella en cada uno de los que pasamos por allí, transmitió el amor por los materiales, al trabajo y a la dedicación.

Su fallecimiento lo sorprendió en plena actividad, aunque lo encontramos siempre en cada buril, estampa, herramienta o taller que huela a tinta.