Descripción de la Exposición Alejandro Conde, pintor que desde su juventud a finales de la década de los 50 formó parte de la llamada 'École de Paris', evolucionó desde aquellos paisajes utrillanos y del fauvismo, hacia una pintura abstracta que es la que viene haciendo en la actualidad. El geómetra mueve las figuras para estudiar mejor sus propiedades geométricas, teniendo cuidado de no deformarlas para que estas no cambien. Permanece la continuidad de la forma, sin importar la métrica. Así, se define 'una' geometría como el estudio de propiedades que permanecen invariantes al hacer un determinado tipo de transformaciones que no alteran las medidas. Pero, por muchas razones teóricas y prácticas, es necesario extender el concepto de geometría. Existe un tipo de geometría que se ocupa de las propiedades más cualitativas y que no tienen que ver con medidas: esta es la topología. Las transformaciones de esta geometría permiten deformar pero no 'romper'. Por ejemplo, en los cuadros de paisajes urbanos de París o Madrid de Alejandro, la realidad se deforma pero el número de edificios y de pisos está de acuerdo con la realidad. En topología, también se permite deformar la realidad pero manteniendo las características cualitativas importantes. Esto hace de Alejandro Conde un 'pintor topológico'. Pero sabemos que la idea central del arte moderno, que también obsesiona a nuestro artista, es la creatividad. El verdadero artista contemporáneo está dispuesto a seguir avanzando, efectuando una ruptura radical con el pasado. Nuevas ideas y nuevas formas, alcanzando un punto cero de la tradición artística y, al hacerlo, dando nuevo comienzo a un futuro diferente. La obra de arte mimética, imitadora de la naturaleza, fin esencial del arte clásico, ha sido sometida a la absoluta destrucción. Todo lo que sea historia, mitología o simple fotografía ha dejado de formar parte del arte pictórico. Proscribir las tradiciones, romper con lo convencional y erradicar los valores obsoletos. Esto será el espíritu de los artistas del presente y del futuro: 'negar es creación', siguiendo las ideas de Stirner, Bakunin, o el propio Nietzsche, hasta conseguir que un artista sea, en realidad, verdaderamente creativo. Pero, además de todo esto, hay un protagonista esencial en la pintura de Alejandro Conde que se escapaba, muy a favor del artista, en este análisis: el color. El problema de los artistas contemporáneos suele aparece cuando el pintor por querer ser vanguardista pierde el rumbo y deja de pintar, de hacer 'pintura'. En la obra de nuestro pintor no ocurre esto, sino al contrario, pues nuestro artista, en toda su obra, hace pintura 'pintura', es decir, la realiza empleando imaginación, formas y el color: pigmentos, diluyentes y aglutinantes. Pero, ¿cómo reconocer que sus obras se alejan de la imagen tradicional siendo, entonces, verdaderamente iconoclastas, apartándose de la mimesis y de cualquier parecido con la propia realidad?. Alejandro Conde es un artista, pintor, que trabaja e investiga en esta línea de la innovación basada en la búsqueda de figuras propias de la geometría topológica con clara proyección hacia la fractal. En sus cuadros, en el color, hay una ruptura muchas veces completa y provocativa de la realidad. La continuidad es una de las propiedades topológicas más importantes y, con el color, él va más allá que la topología en su deseo de romper con la realidad aunque manteniendo un equilibrio global. Un espacio topológico, y este concepto impregna los abstractos del pintor Alejandro Conde, es una estructura matemática que permite la definición formal de conceptos como convergencia, conectividad y continuidad. Pero, por otra parte, en su nueva etapa de pintura abstracta, Alejandro no quiere transformar la realidad, sino que prescinde de ella. En este punto de la evolución de su arte, se aleja de la geometría consiguiendo, a pesar de ello, quedarse con figuras geométricas que se adaptan y se repiten para admitir y equilibrar el color, diciéndonos algo que, sin entenderlo, nos gusta y admiramos. Un acto creativo ha de entenderse como un gesto iconoclasta. El 'arte contemporáneo' exige para reconocer una obra como verdaderamente actual e iconoclasta, compararla con las obras tradicionales y las pasadas. Sin este contraste que nuestro artista pasa más que sobradamente, el trabajo de reducción simbólica del verdadero artista actual permanecería, simplemente, inadvertido. Alejandro Conde ha sido 'fractal' desde hace mucho. La geometría fractal, por otra parte, no es otra cosa que el lenguaje de la naturaleza. Crea objetos y formas semigeométricas cuyas partes son siempre semejantes aunque, nunca, exactamente iguales. Formas irregulares de difícil descripción en términos geométricos tradicionales y dentro de esta estructura caótica de la irregularidad, la belleza de la simplicidad y de la sofisticación, atrapados por las formas y el color. Sin copiar a la naturaleza, el Artista Fractal plasma las estructuras internas de aquella propia naturaleza. ¿Cómo definir la belleza que derrocha el orden de la complejidad?. Muchas obras abstractas del artista tienen mucho de 'fractales' aunque no estén ahora realizadas mediante el cálculo matemático del ordenador. Son intuitivas y por ello mucho más bellas y espontáneas con el matiz bohemio de lo extravagante, No debemos perder de vista que los fractales no dejan de ser figuras geométricas, aunque no se ajusten y sea imposible su definición mediante los conceptos y métodos tradicionales. Y así, en los cuadros de Alejandro Conde, las formas onduladas que proceden de árboles, o cabelleras de damas, o de su simple imaginación, se replican siguiendo simetrías que rompen con el color de forma magistral, conservando los 'pesos' o fuerzas globales de los matices y tonos de estos colores. Sus formas son geométricas sin convertirlas, a pesar de su originalidad, en raras o anómalas, de la misma manera que, con la simple observación de lo que nos rodea, nos demos cuenta de la inexistencia de formas euclídeas perfectas, sino de infinidad de fractales que nuestra mente simplifica en la forma de la más pura abstracción. Ahora, la geometría aparece en su obra en la simetría y la auto semejanza y no solo como transformadora de la realidad. Las pinturas abstractas del pintor Alejandro Conde podrán considerarse, geométricas, topológicas o fractales, según miremos unas u otras o, incluso, observemos el detalle dentro de una misma obra, pero lo cierto es que sí puede afirmarse que en sus últimas pinturas, Alejandro logra producir belleza con el equilibrio y simetría de formas y colores desde una evolución 'topológica' de una realidad imaginada proyectada a lo fractal.