Esta exposición tiene como punto de partida una reflexión previa del artista en torno a la iconografía ecuestre: según Gabriel Lema, los monumentos ecuestres reproducen valores asociados al conquistador, el héroe patrio o histórico —todos ellos montados a caballo—; personajes marcados por una ambigüedad, que el artista interpreta a través de la representación de la sombra de los monumentos ecuestres, reproducida mediante técnicas xilográficas. Por otro lado, Lema interpreta las «vírgenes» latinoamericanas —imágenes de culto impuestas en el proceso de conquista espiritual y colonización de América—, y las relaciona con la iconografía ecuestre. En ambos casos, las estéticas de procedencia occidental serían expresiones de procesos culturales de colonización e hibridación; y, eventualmente, estarían históricamente vinculadas.