Descripción de la Exposición
Que grata sorpresa encontrarnos con un cuaderno de campo lleno de particulares apuntes que interpretan las viñetas poéticas del Buzzati dibujante y con un álbum con los recuerdos de un viaje por sus libros, reinos semejantes y aislados, que han recorrido seis heraldos convertidos en pintores.
¡Alegrémonos por poder contemplar el recuerdo de esas jornadas!
Lo buzzatiano está dentro de una fortaleza, de un teatro lleno de miedo por lo que ocurre en las ardientes calles. Dibujado un susto imaginado y por ello agradable, sonoro como la impaciencia y el temor. Para Buzzati un cuadro es una viñeta en poesía, por lo que nuestros mensajeros han recreado sus cómics, en concreto Poema en viñetas; así lo títuló para evitar cualquier duda.
Dino Buzzati vivió y trabajó durante el último renacimiento italiano, el que se desarrolla de los años 20 a los 70 del pasado siglo. Su tiempo es el de Carrá, el de De Chirico, el de Morandi, el de Gnoli y el de Campigli por citar a algunos pintores. Porque era la pintura la disciplina que nunca sintió como oficio pero en la cual era dichoso.
Decía Buzzati que podía pintar durante horas, y cuando había terminado esos cuadros le gustaba explicarlos, como si fuera el hombre del tiempo. Creía en personajes indeterminados, abstractos para que su identificación fuera imprecisa pero infinita y humana.
Pintura y literatura se reconocen mejor la una a la otra que ellas mismas ante el espejo. El escritor es capaz de descifrar la pintura sin tal vez jamás haber cogido un pincel. Esta capacidad no viene del conocimiento técnico de los rudimentos formales del oficio de aplicar pintura; el escritor la tiene porque fabula lugares, paisajes, sombras, recodos y montañas y plazas y ciudades enteras que el pintor recrea desde la inframateria.
Buzzati se pareció a los suyos en su elegante hosquedad, en la lascivia y en una sublime capacidad para la omisión, para que la ausencia mas reveladora se convierta en una discreta revolución cerebral. Era un fantasista de sólidos cimientos.
Buzzati escribía mucho sobre espíritus que vuelven a caballo para recoger a un camarada. Que llaman a la puerta durante la noche. Son los personajes de sus cuadros, eternos e irónicos ante la fugacidad de nosotros vivos ahora.
Álbum Buzzati es una proposición a un comando expedicionario de rudos pintores para emprender un viaje hacia la conexión entre pintura y literatura, para, como paracaidistas, aterrizar y desplegarse en un territorio de relatos, donde el enemigo nunca aparecerá. Han buscado, han informado y ahora deben actuar. La brújula esta prohibida en una constelación-colección de palimpsestos en un mapa.
Seis Errols Flynns en la jungla de Birmania que han pintado antes incluso de que el escritor les indicara cualquier coordenada. Cada mensajero-pintor ha salido a la busca de su lugar en los libros de Buzzati. Irá y volverá con un mensaje en forma de cuadro. Un descenso matérico para cubrir con una fina veladura estos relatos y que al ser tornada en posibilidad visual no cierre ni aclare, solo muestre como un cuadro ha hecho lo imposible naciendo fuera del tiempo, conectado la negrura del cosmos a la historia que lo inspiró.
Buzzati no es solo un creador intelectual, es un pintor germinador. Sus palabras se convierten en materia susceptible de ser dibujada y coloreada. El pintor que lee a Buzzati encuentra un itinerario engañoso con una guía llena de trampas en sitios que debe colorear. La perspectiva es una plaza italiana donde los personajes se han desprendido de su esencia humana, se han convertido en maniquies, en esculturas de escayola como escenarios sin línea de fuga. El otro mundo de Buzzati se ha hecho universo, se ha comprimido en una cápsula en la que todo comienza con la visión que el escritor ha ordenado que se pinte.
No hay abstracción ni concrección posible en un cuento de Buzzati, el aliento de su narración es la incapacidad, lo inconcluso, una óptica metafísica que convierte al ser humano en lo observado, el escenario es el elemento protagonista. Desprovisto ya de fuerza, este transeúnte curioso no tiene herramientas pues todo ha pasado ya: Eso es pintar y ver un cuadro.
En una de sus novelas un científico resucita a su mujer muerta convirtiéndola en una inmensa computadora alojada en las montañas. Crear un ser en otro, un lenguaje en otro, claves compartidas que son dogmas fundacionales para el Buzzati inspirador de pintores.
Imaginemos unos prismáticos cuya lente esta tapada, pensaremos que será imposible ver y sin embargo en esa negrura nuestra mente comienza a vislumbrar formas primarias, manchas de color. Sin ningún esfuerzo estas se convierten en presencias nítidas, que no son imaginables. No vienen de la memoria ya que han aparecido gracias a estos prismáticos ciegos.
Sin la inexistencia no hay posibilidad de imaginación. Hagamos nacer esta idea de una manera más concreta, viendo el horizonte en un cuadro, rememorando al teniente Giovanni Drogo delDesierto de los tártaros que no deja de imaginar, de esperar a un ejército enemigo que nunca llegará.
Pablo Angulo.
Madrid,enero de 2015.
Artistas: Benito Lozano, Tito Inchaurralde, Alberto Pina, Alejandro Bombín, Juan Rivas, Tyto Alba.
Actualidad, 10 abr de 2015
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