Descripción de la Exposición
Arcillas blancas concebidas como ilimitadas extensiones de un mismo fragmento, papeles de desecho en los que la pintura se derrama y pierde definición. La sensación de inmovilidad para atrapar no el instante, sino lo duradero, lo perpetuo. María Jesús G. Garcés, sevillana afincada en Madrid, ha querido presentarse en el CAB con una obra deliberadamente pobre, humilde, en la que lo ausente es tan relevante como lo presente, donde se esquiva la perfección y se acaricia el deterioro.
Los elementos formales que resultan de esta introspección se proclaman simples, esquemáticos y sintéticos, pero también inmediatos y cercanos. Son formas que flotan en ese espacio de embargo mental que por fuerza evocan lo conocido y aprehendido. Bodegones, flores, lugares que permanecen en la memoria del arte y que asoman involuntarios en la obra de nuestra artista. Nada extraña si la artista anuncia entre la nómina de convocados a Fra Angélico, Zurbarán, Giorgio Griffa, Silvia Bächli, Sonia Delaunay, Agnes Martin o Richard Tuttle, pero muy en particular la escuela Mono-Ha. El desafiante movimiento japonés introdujo en el mundo del arte una nueva forma de relación entre la materia y la realidad, entre las cosas y su naturaleza, entre el artista y el lugar donde nacen sus referencias.
Tampoco ha de sorprender si aparecen algunas de las referencias de la filosofía actual, como la que discute la primacía de lo “bello” en función de su acabado pulido, frío y distante, tan alejado de lo sublime. En el imaginario de G. Garcés asoman las formas musicales clásicas indias, las ragas, en las que los rasgos melódicos enfatizan determinadas notas, alargándolas y sumergiendo al oyente en una inmovilidad que suspende cualquier sentido. El valor de la repetición como mecanismo de reacción artística en la que la mente queda en suspenso y la mano “hace” conectada con el pensamiento abstraído y extático, Una comunión entre aparentes contrapuestos dominada por la alternancia del ritmo y el silencio, del vacío y la plenitud.
>‘Al final siempre son flores’ contiene bodegones, flores, lugares alojados la memoria del arte y en su obra que asoman involuntarios
>María Jesús G. Garcés llega al CAB con una propuesta en el que lo ausente es tan relevante como lo presente
> La creadora reivindica la esencia inacabada de su trabajo, su condición de proceso vivo y abierto
Sobre María Jesús G. Garcés
Nacida en Sevilla. Vive y trabaja en Madrid.
Licenciada en Derecho, abandonó tiempo después esa disciplina para dedicarse por entero al mundo del arte y la cultura. Ha realizado diversas exposiciones de su obra plástica, como On the razor's edge, en la galería Heinrich Ehrhardt (Madrid, 2010), AAA en Vadillo 13 (Madrid, 2016) y En otro orden de cosas, junto a la artista Sabine Finkenauer, en Palacio Quintanar (Segovia, 2017). Dirigió desde 2014 la programación curatorial del proyecto "La Habitación Número 13" en Iberostar Las Letras Madrid, en la que ha comisariado exposiciones con las galerías Espacio Valverde, The Goma, Alegría, Heinrich Ehrhardt, Magda Belloti y Rafael Pérez Hernando, entre otras.
Ha sido miembro del consejo rector de la Fundación Botí de Artes Plásticas. De 2013 a 2014 ha sido asesora y coordinadora de las becas de la Residencia de Artistas Roquissar (Valldemossa, Mallorca). En 2007 diseñó la colección literaria de Antonio Machado Libros junto a Alfonso Meléndez y Alejandro Corujeira. Desde 2004 colabora con las editoriales Pre-Textos, Visor y Periférica, para las que realiza diseños e ilustraciones.
Codirigió con Nicolás Méndez dos películas documentales para el Festival de Poesía Internacional Cosmopoética en 2004 y 2006. En 2012 fue becada por la Residencia de Artistas Roquissar (Mallorca) y en 2013 por el Vermont Studio Center (Nueva York, EE.UU.).
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España