Descripción de la Exposición En esta colección de fotografías muestro mi admiración y curiosidad por esa estrecha y salvaje franja de nuestro Planeta que es la costa, donde lo cotidiano se torna extraordinario. Agua, roca y seres vivos se funden en unas imágenes llenas de plasticidad, movimiento, textura y color. Seducida por ese mundo que aguarda ser descubierto, acudo una y otra vez al borde del mar para comprobar como él más anodino de los lugares tiene su momento de gloria. Esos momentos de esplendor casi siempre se revelan a través de una luz especial, pues es ella la que tiene el poder de definir el espacio, revelar la textura, esculpir la forma y controlar el color. Así, la búsqueda de la 'luz ideal' ha sido uno de los ejes principales en la realización de estas fotografías. Otro de los ejes que han marcado el ritmo de este trabajo han sido las mareas, que cada seis horas transforman el paisaje litoral en las latitudes templadas de una manera drástica. Si bien es cierto que cualquier paisaje es intrínsecamente 'dinámico', este concepto cobra especial significado en la costa. De forma predecible y periódica, el agua del mar avanza y retrocede, a la vez que oculta y desvela sucesivamente a los protagonistas de esta historia. Protagonistas que no son otros que el agua, la arena, las rocas, los acantilados, los arrecifes, los arcos y farallones, las rompientes y las algas marinas. En el paisaje costero convergen numerosos elementos con cualidades muy diferentes, así en pocos metros se dan cita la solidez de las rocas, el dinamismo del agua, la plasticidad de la arena y los colores de la vegetación, con lo que se crean escenas de gran contraste. He tratado de diseñar composiciones sobrias, con una disposición armoniosa de los elementos, con las que captar inicialmente la atención del observador. Un análisis más profundo de las imágenes le revelará estructuras más sutiles y seductoras como son las simetrías, los puntos de fuga o los patrones de repetición; también le descubrirá texturas delicadas donde el mar se equipara a la seda y las algas a la suavidad del terciopelo. Y todo ello, envuelto en un colorido, que es uno de los principales atributos de la obra. He pretendido jugar con colores complementarios, con gamas tonales monocromáticas, con el estallido de colores disonantes, para rendir mi pequeño homenaje al espectáculo cromático que la naturaleza nos ofrece.