Desde principios de los 2000, Guillaume Leblon ha explorado el extenso campo de la escultura. Gracias a su diversa práctica, que abarca desde la escultura y la instalación in-situ, hasta el performance y filmación, su astuta manipulación del entorno le ha otorgado una posición destacada dentro del mundo del arte contemporáneo. La obra de Leblon dibuja un mundo seductor que oscila entre la abstracción y lo figurativo, mientras cuestiona la incesante tensión entre lo material y lo inmaterial, la aparición y desaparición, la creación y destrucción. Leblon manipula formas y segmentos tomados del día a día -incluyendo elementos de lo natural, lo domestico, del hábitat autobiográfico y arquitectónico- para evocar lo extraño y efímero, y de este modo afectar o estimular la percepción tiempo-espacial.