Descripción de la Exposición
Soldepaz Pachakuti en colaboración con Entrepueblos, inauguran en Gijón la exposición “Activistas por la vida”, del fotoperiodista Gervasio Sánchez. La muestra, que documenta la situación de defensores y defensoras de la naturaleza y de los derechos sociales y humanos en Guatemala y Honduras, se podrá visitar en el Museo Barjola (Calle Trinidad, 17) del 18 de abril al 5 de junio de 2022.
“Activistas por la vida” explica la historia de 40 hombres y mujeres que luchan por su territorio y su naturaleza -por la riqueza de sus tierras y sus ríos- y por los derechos de las mujeres y las libertades ciudadanas. Esta defensa de los derechos humanos entra en conflicto con los intereses de inversores, empresas o grupos transnacionales que extraen con impunidad los recursos naturales y las materias primas de Honduras y Guatemala para venderlos en el mercado mundial.
Las leyes de Honduras y Guatemala favorecen los derechos de estas empresas, mientras que eliminan los derechos de sus ciudadanos. Esta situación, ligada a la persecución y a las constantes amenazas de muerte, al elevado índice de violencia y a la corrupción policial, política y jurídica de las regiones, hace que miles de familias se hayan marchado de los territorios. No obstante, hay comunidades indígenas y campesinas que luchan frente a estos poderosos intereses y consiguen proteger sus tierras.
A través de fotografías, texto y videoentrevistas, “Activistas por la vida”, de Gervasio Sánchez, explica la vida de hombres y mujeres que aun estando amenazados de muerte luchan por sus derechos.
“La realidad que se cuenta en este proyecto fotográfico tiene que ver con la vida cotidiana de personas que pueden ser asesinadas en cualquier momento, personas perseguidas por la defensa de la integridad de sus aldeas, personas que luchan como defensores de la tierra, personas que luchan contra las grandes empresas extractivistas, personas que luchan por la naturaleza y la riqueza de los ríos, y periodistas que intentan denunciar lo que ocurre en Guatemala y Honduras”, explica Gervasio Sánchez.
Mucho más que una exposición
“Activistas por la vida” es una herramienta más dentro de la tarea que Soldepaz Pachakuti y Entrepueblos lleva años realizando en apoyo a las organizaciones defensoras de derechos humanos, ambientales, feministas e indígenas en América Latina.
El proyecto “Activistas por la vida” despliega una serie de formatos audiovisuales, comunicativos y didácticos articulados al entorno de la exposición fotográfica, que ha contado con el apoyo de diferentes administraciones como el Ajuntament de València.
La web www.activistasporlavida.org recoge todos los testigos -voz y foto- de la exposición de Gervasio Sánchez, añadiendo información extra del contexto con el objetivo de visibilizar la criminalización que sufren activistas en su territorio. Además, la web incluye una aula virtual con materiales pedagógicos gratuitos para el alumnado de secundaria creados por Entrepueblos en colaboración con expertos en el campo de la docencia, y Gustavo Castro, defensor mexicano ambientalista.
La editorial Blume ha publicado Activistas por la vida, en una doble edición en castellano y catalán de 148 páginas, que recoge todos los testimonios de la exposición. El libro se puede comprar en todas las librerías y en formato e-book en la web de la editorial.
La exposición “Activistas por la vida” en Gijón está organizada por Soldepaz Pachakuti y Entrepueblos, cuenta con la colaboración del Museo Barjola y con el apoyo de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, el Ayuntamiento de Gijón y la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament.
El contexto de Centroamérica
En el territorio que hoy forma parte de los estados de Guatemala y Honduras se asentaron los pueblos que dieron origen a la civilización maya, una de las más complejas y avanzadas de la antigüedad. Sin embargo, estos pueblos vieron truncado bruscamente su futuro hace 500 años, con la llegada de los galeones, la pólvora, el caballo, la viruela y la cruz de la colonización española. A partir de entonces se interrumpió el desarrollo endógeno de su economía, sociedad y cultura, y se impuso otro tipo de desarrollo orientado al servicio de las sucesivas potencias coloniales que los parasitaron.
Estas potencias recurrieron también al secuestro de centenares de miles de personas en África para esclavizarlas en minas, plantaciones y servidumbres domésticas, la descendencia de las cuales encontramos hoy principalmente en la costa atlántica de la región. Bajo formas y actores diferentes, y hasta nuestros días, el colonialismo tuvo como finalidad principal la apropiación de estas materias primas que la región ofrecía –y continúa ofreciendo– en abundancia.
La maldición de la abundancia
Precisamente es esto lo que el economista ecuatoriano Alberto Acosta denomina “la maldición de la abundancia”. Actualmente, las regiones más ricas en bienes naturales parecen condenadas a vivir en las sociedades más desiguales y violentas. Y hoy, esta maldición tiene un diagnóstico: el extractivismo.
Vivimos en un mundo donde el 1% de la población tiene tanto de dinero líquido o invertido como el 99% restante, donde el valor nominal de los derivados financieros es más de diez veces superior al valor del PIB mundial, y donde una gran parte de estas inversiones financieras exige la extracción a gran escala de materias primas para exportarlas en cadenas transnacionales para su transformación industrial en energía y bienes de consumo y, por lo tanto, en beneficios lucrativos –una gran parte de los cuales acaba amparada por paraísos fiscales. Al mismo tiempo, muchas de estas materias primas son cada vez más escasas, es decir, tienen un horizonte de agotamiento más próximo, lo cual acentúa la avidez de poseerlas en lugar de protegerlas.
Si, en otros tiempos, la apropiación de los bienes naturales se hizo mediante un régimen colonial directo, ahora este papel recae en los llamados tratados de comercio e inversión, entramados jurídicos que blindan los derechos de los inversores, las empresas o los grupos transnacionales por encima del resto de derechos implicados.
Y es que el desarrollo del extractivismo acaba requiriendo modelos políticos coercitivos y autoritarios, sin mecanismos de control, diálogo o compensación. Requiere la eliminación de trabas para su desarrollo, como por ejemplo las instituciones y las leyes que regulan la protección de la naturaleza, las libertades ciudadanas, la vida libre de violencia para las mujeres o el control de la corrupción.
2021, el año con más agresiones en Guatemala
Solo el primer semestre de 2021, la Unidad de Protección de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (UDEFEGUA) ha registrado cinco asesinatos y un total de 551 agresiones contra las personas defensoras de derechos humanos. El organismo independiente ha advertido que, si se mantiene este ritmo, 2021 se convertirá en el año con más ataques contra personas, organizaciones y comunidades defensoras desde que se empezaron los registros en el año 2000. En el caso de las mujeres, además, se añaden una serie de impactos que atentan contra sus derechos más fundamentales.
En los últimos cinco años, se han registrado más de 4.000 muertes violentas de mujeres y, en 2020, el Ministerio Público reportó 200 denuncias diarias por delitos contra las mujeres y los niños. Finalmente, hay que destacar que los procesos judiciales a los cuales se ven sometidas las personas defensoras son largos y plenos de irregularidades, como parte de una estrategia de desgaste a todos los niveles de las luchas comunitarias.
Honduras, un 90% de crímenes sin justicia
Según un informe publicado por ACI-Participa (Asociación para una Ciudadanía Participativa), en 2019 la Unidad de Protección de Defensores en Riesgo registró un total de 1.115 ataques y agresiones dirigidos contra 499 activistas en quince de los dieciocho departamentos de Honduras. Como resultado de estos ataques, 29 defensoras perdieron la vida. A lo largo del año 2020, y según la misma entidad, 20 defensoras fueron asesinadas. Las defensoras de los pueblos originarios, de la libertad de expresión y del medio ambiente fueron las principales damnificadas y representan el 85% de los casos.
El golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya en junio de 2009 fue el detonante definitivo del colapso democrático y constitucional, acompañado de unos patrones altísimos de violencia y represión, denunciados desde el primer momento por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En Honduras, el 90% de los crímenes contra activistas y el 95% de los asesinatos de mujeres quedan en la impunidad.
Sobre Gervasio Sánchez
Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) es fotoperiodista de conflictos y crisis humanitarias. Galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en 2009, ha publicado más de una docena de libros fotográficos y, como periodista, profesión que ejerce desde 1984, publica en el Heraldo de Aragón y colabora en la Cadena Ser y en la BBC. Desde 2001 dirige el Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín.
Ha publicado los siguientes libros fotográficos: El cerco de Sarajevo (1994) y los publicados por la editorial Blume, Vidas minadas (1997, 2002 y 2007); Kosovo. Crónica de la deportación (1999); Niños de la guerra (2000); La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet (2001); Latidos del tiempo (2004), con el escultor y artista plástico Ricardo Calero; Sierra Leona. Guerra, paz (2005); Sarajevo, 1992-2008 (2009); Desaparecidos (2011); Antología (2012); Mujeres. Afganistán (2014), con la periodista Mònica Bernabé, y Vida (2016). Algunas de sus exposiciones han sido comisariadas por Sandra Balsells y Gerardo Mosquera. También coordinó en 2001 con Manuel Leguineche el libro Los ojos de la guerra (70 corresponsales escriben sobre su profesión y recuerdan a Miguel Gil, muerto en Sierra Leona) y en 2004 publicó el libro literario Salvar a los niños soldados.
Ha recibido los premios de las asociaciones de prensa de Aragón, Almería y Córdoba y los premios Cirilo Rodríguez, Derechos Humanos, Ortega y Gasset, Rey de España, Julio Anguita Parrado, Jaime Brunet, Gernika por la Paz y la Reconciliación, José María Portell y José Antonio Labordeta, y en 2009 fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía.
Es enviado especial por la paz de la UNESCO desde 1998. En 2004, el Gobierno de Aragón le entregó la Medalla al Mérito Profesional y en 2011 el Gobierno de España le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil de la Solidaridad Social. Es hijo adoptivo de Zaragoza y miembro de honor de la Asociación Fotográfica Cordobesa (AFOCO).
Sobre Soldepaz Pachakuti
Soldepaz Pachakuti es un colectivo internacionalista de solidaridad para el desarrollo y la paz que no es sólo ausencia de guerra, sino justicia y equidad.
La incidencia política, la educación transformadora y la cooperación solidaria son las herramientas con las que Soldepaz Pachakuti contribuye, en alianza con organizaciones y movimientos sociales del Sur global, a la defensa y protección de los derechos humanos desde una perspectiva ecofeminista e interseccional.
Sobre Entrepueblos
Entrepueblos es una asociación de solidaridad internacional independiente, feminista y con base social activista que nació en 1988 de los comités de solidaridad con América Latina.
A través de la cooperación solidaria, la educación emancipadora y la incidencia política, Entrepueblos promueve la transformación social junto a organizaciones y movimientos sociales de todo el mundo, generando alianzas y redes de apoyo mutuo para el pleno ejercicio de los derechos humanos y los derechos de la naturaleza.
Su actividad se centra en la defensa de los movimientos feministas, en los temas ambientales y en la lucha por los derechos humanos. Participa en proyectos en Guatemala, Nicaragua, Honduras, México, Cuba, El Salvador, Ecuador y Perú. La asociación cuenta con un colaborador en cada uno de estos países.
Exposición. 18 abr de 2022 - 05 jun de 2022 / Museo Juan Barjola / Gijón, Asturias, España
Exposición. 18 abr de 2022 - 05 jun de 2022 / Museo Juan Barjola / Gijón, Asturias, España
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