A PROPÓSITO DE ACCELERATE
Tal vez pueda sugerirse que las obras más representativas e inspiradoras del campo del videoarte abrevan de las fuentes del cine de vanguardia y del experimental, tamizando esta filiación a través de la apertura provocada por las innovaciones tecnológicas que el propio video porta en tanto dispositivo.
En tal sentido, los juegos formales de Berlín, sinfonía de una ciudad (1927), de Walter Ruttman, aparecen como una referencia ineludible para Accelerate (2013), de Graciela Cassel, en tanto que rozan el terreno de la abstracción a partir de un delicado trabajo de encuadre que disloca la relación entre lo real y su imagen.
Pero, además, el referente es jaqueado por el uso intensivo de un repertorio de posibilidades inherentes a la imagen electrónica que acentúan la ruptura de las formas, a partir de la emergencia de lo digital, cuestión que atañe tanto a las características de la imagen en sí como...a la temporalidad que irradia el movimiento. Wipes, inversiones, pantallas partidas y espejadas, rallentados y barridos: en definitiva un bagaje de procedimientos que tornan extraño lo cotidiano, que alejan para permitir ver.
Cuestiones que se imbrican con una exquisita partitura que acentúa cierto sentido ligado a la suspensión, a lo disgregatorio, de apertura, propio tanto de la música como de las estrategias productivas del arte contemporáneo.
Cassel parece insinuar que la aceleración sólo encuentra su emergencia en contraste con el reposo. La velocidad sólo puede percibirse, experimentarse, en su detenimiento. En tal sentido, la propuesta se configura con un fuerte sentido dialéctico.
Podría pensarse que Accelerate da forma, captura través del dispositivo-video, cierto modo de la experiencia con el tiempo en nuestra contemporaneidad.
Jorge Zuzulich
Entrada actualizada el el 09 jul de 2014
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