Descripción de la Exposición
La práctica de dibujar repetidamente el desnudo, y particularmente el desnudo masculino del natural, tiene sus raíces en el Renacimiento italiano. La instrucción académica tradicional colocó la capacidad para dibujar de un estudiante de arte como condición imprescindible para desarrollar su carrera. Esta convención, extendida por toda Europa especialmente durante los siglos XVIII y XIX en las Escuelas de Bellas Artes, consideraba la pintura como una extensión del dibujo.
Según el discurso de la historiografía del arte tradicional, nunca se pretendió que fueran realmente obras de arte en sí mismas, sino más bien los peldaños del proceso artístico. Los estudios académicos a menudo se ignoraban como ‘obra artística per se’, considerándose un ‘work in progress’, paso necesario en la consecución de la obra final, transfiriendo el conocimiento de la forma humana a las pinturas religiosas y alegóricas que alimentarían las paredes de palacios, iglesias y museos de todo el mundo occidental.
‘Visto desde la perspectiva contemporánea, los dibujos de academia se aprecian cada vez en mayor medida como obras al mismo nivel que aquellas que estaban destinadas a superarlas, e incluso en algunos autores el interés se ha revertido, y son esos dibujos los que alcanzan más aplauso y precio en los mercados, en detrimento de su obra ‘principal’, como por ejemplo en el caso del pintor costumbrista William Mulready (1786-1863). Muchos de esos dibujos han sido redescubiertos, y celebrados tanto por su mérito artístico como por sus cualidades homoeróticas’.
De la misma forma en que la historiografía tradicional niega esa visión de ‘high art’ del desnudo de academia, niega también la ‘intención homoerótica’. Si esa intención estaba implícita en la fotografía beefcake del siglo XX, ¿por qué no iba a estarlo en el dibujo académico del XIX?
‘ACADEMIAS’ indaga sobre estas consideraciones a través de la obra de cuatro autores, la pintura y el dibujo de Jean Carlos Puerto y Javier Marín, y la fotografía de Mano Martínez y Gonzalo Gallego. A través de sus aproximaciones al desnudo masculino comprobamos que el género sigue vivo, y que la influencia del dibujo de Academia está presente en forma e intención más o menos explícita, ya sin rodeos ni excusas.
David Trullo
Comisario de la exposición