Descripción de la Exposición
Cuarta activación y cierre, esta vez en modo expositivo e instalativo de Empatia y Prostitución en Tirana. Albania.
Empatía y Prostitución es una pieza artística diseñada, desarrollada y performatizada por el artista Abel Azcona en las ciudades de Bogotá, Madrid y Houston. Tres ciclos claramente diferenciado, realizadas en Colombia, España y Estados Unidos durante los años 2013 y 2014. El primer ciclo del proyecto fue gestado y realizado en la Galería Santa Fé de Bogotá, en febrero de 2013. El segundo ciclo en Madrid de la mano de la Galería Factoría de Arte y Desarrollo con motivo de Room Art Fair Madrid. En esta ocasión Empatía y Prostitución se realizó allí dos días consecutivos en el mes de noviembre de 2013. La tercera y última etapa de la pieza se realizó en Febrero de 2014 como pieza inaugural de Houston International Performance Art Biennale, Estados Unidos.
La pureza de sangre es lo mismo que la limpieza del alma. Hay que pagar un precio alto por mantenerlas. En esta vida todo tiene un precio, y todos pagamos.
La relación entre cuerpo y lenguaje es tan intrigante como la de la palabra y la cosa, la adhesión que crea entre la experiencia y el objeto.
El cuerpo de Abel Azcona es el nexo entre su lenguaje y el nuestro, la mimesis en la que nos veremos envueltos en esta performance, me lleva a recordar las palabras de Walter Benjamin, “en todas las lenguas y en sus formas, además de lo transmisible, queda algo imposible de transmitir, algo que, según el contexto en que se encuentra, es simbolizante o simbolizado… no es sino el devenir del lenguaje propio”, pues bien, en esta inmaculada habitación en la que se encontrará usted, verá la belleza descarnada de alguien que ha ofrecido lo único que ha tenido siempre en propiedad, su cuerpo, al mejor postor, al más valiente, al más necesitado de cariño, al más morboso, al más inquieto, a cada uno de nosotros que al mirarnos en el espejo del baño, no veremos a Abel Azcona, sino a nosotros mismos, nuestro pecado original repetido una y otra vez hasta la saciedad, porque somos humanos y tropezamos siempre con la misma piedra.
La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos, en restregarse con estropajo hasta herirse para limpiar los restos de la noche libidinosa anterior, en purificarse con el agua, que da igual en qué religión, siempre ha gozado del prestigio de limpieza, de iniciación a una nueva vida, de ser el medio por el cuál podemos gozar del instante privilegiado de una “nueva oportunidad”.
El verbo se hace carne y la mancha con la que nació Abel Azcona es una señal indeleble en su alma, y él ha hecho que cada una de sus heridas vitales también estén representadas en su cuerpo.
La noche siempre ha sido pasto de fantasmas, con ellos convive y de ellos se alimenta, y será de ellos, de quien por la mañana se libere en un ritual, tras retozar entre los restos de los deseos no consumados de los participantes de “Emphaty and Prostitution”.
¿Qué nos hace desear un cuerpo ajeno al nuestro?¿ Cuál es el momento en el que tendemos la mano al pasajero oscuro que coexiste en nosotros con la moral, la ética y la personalidad? Es más que probable, que lo que nos lleve hasta esta habitación de hotel no sea el nombre de Abel Azcona, ni el morbo de su cuerpo bajo una ducha helada. Afirmo que será la necesidad que todos tenemos de sentirnos limpios de aquello que nos atormenta, de aquello que nos hace sentirnos vulnerables.
La restitución del pecado cometido, la aceptación de un lenguaje propio del más común de los mortales hace que esta performance, “Sinless”, nos reconcilie con nosotros mismos, nos aporte claridad a la hora de comprender que no es malo querer mirar la “suciedad” de frente, lo banal del cuerpo y del deseo físico y emocional del otro, la búsqueda de la pérdida del control. Porque todos buscamos existir libremente aunque sea por un segundo. Y bajo el agua, Abel Azcona queda inmaculado y libre por fin de todo el peso nocturno de la transacción económica del día anterior.
Al fin y al cabo, todo gira en torno al deseo, el origen del trabajo performativo de este artista está en la consumación de un deseo carnal cuyos agentes fueron un desconocido y su madre biológica, por lo que, con la ejecución del deseo, nosotros y él no estamos sino siendo solidarios con la idea de sujeto humano agente de las acciones de las que se responsabiliza.
Cada “mancha” en nuestro corazón hace mella en un tejido vivo, el cuerpo de Abel Azcona es el mayor ejemplo, de hecho, la mancha de un acto prostitutivo ha dejado una vida que no es sino de supervivencia ante el error social y personal ajeno a él.
Cada una de las acciones son una llaga, un trauma, una cuchillada, un corte, una desolladura, un arañazo, una mutilación, la escisión o el corte entre lo que somos y lo que aparentamos.
Lo que consigue Abel Azcona bajo el agua es salir de sí mismo, desubicarse, disparar y proyectar-se excesivamente hacia nosotros, nos empuja al desorden y al capricho, cuestiona la máxima expresión de la libertad, reflejada en la consumación la noche anterior de un deseo ajeno, llevada al paroxismo, y a la vez reivindica el placer y la vida, el derecho a decidir “ser”, con todas las consecuencias o directamente “no estar”.
Saldremos de esa habitación más maduros, viendo mucho más claramente que, el cuerpo, es el medio de obtención de vida y de muerte, que nuestras emociones a flor de piel al cruzar el umbral de la puerta de ese hotel no serán sino la muestra de que estar vivo tiene un precio y de que Abel Azcona lo está pagando con creces.
Por Elvira Ramos
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España