Descripción de la Exposición
El Polvorín de la Ciudadela acoge la exposición de las artistas Teresa Sabaté y Virginia Santos– A pie y mano, de 20 de Noviembre al 17 de enero. A pie y mano 2 es un proyecto de colaboración que nace de la propuesta de una hacia la otra de mezclar lenguajes y narrativas, mezclando realidad y ficción con la experiencia compartida.
La primera experiencia colaborativa de este proyecto, es un camino que parte del taller de ambas en la calle Santa Marta y llega en su primera parada al Centro de Arte Contemporáneo de Huarte. Durante varios meses realizamos este camino a pié, en coche, en autobús, y fuimos recogiendo una serie de objetos, experiencias y conversaciones que acabaron materializándose en una gran pieza realizada en la sala Habitación del Centro de Huarte. La pieza fue creciendo hasta conformar un gran mural de 10 metros donde se mezclan lenguajes y experiencias compartidas. No se trata tan sólo de un viaje físico de un lugar a otro. Se trata de un viaje donde al traslado en el espacio y en el tiempo se une una reflexión sobre el proceso de trabajo, una continua negociación de la obra que va surgiendo de manera espontánea y cuyos elementos van apareciendo en cada camino. Y es que, durante este recorrido, las cosas que parecen más insignificantes cobran relevancia, lo cercano, lo cotidiano cambia de dimensión para volverse extraordinario. Es un viaje pequeño, tan sólo un paseo, pero a veces, lo que encontramos alrededor, lo que vemos todos los días sin pararnos a observar, cobra una gran importancia si le prestamos atención.
Después de esta primera experiencia, emprendimos el viaje de regreso a nuestro taller, que nos hizo reencontrarnos con nuestra propia calle y mirarla de otra forma. El anterior viaje había sido a través de la naturaleza y regresábamos a lo urbano. La calle Santa Marta es ladrillo, asfalto y tráfico. Nosotras queríamos imaginar la calle como un gran jardín, aportándole esa vegetación y el color que no tiene.
Durante la realización de este jardín llegó la pandemia y tuvimos que encerrarnos cada una en nuestra casa, interrumpiendo la posibilidad de trabajar juntas en el mismo espacio durante un tiempo. Esto a su vez generó una reflexión añadida sobre la importancia de las relaciones con las personas que nos rodean y decidimos acompañar ese jardín imaginario con las personas reales que habitan en nuestra calle, aunque no estén todas.