A los señores de la guerra.
El testimonio que desata los nudos del hábito. Y el entendimiento que se abre camino; agenciando la conciencia plena.
Zambullirse por completo en la extensión de las solapadas capas de la realidad.
En la memoria el espanto; la angustia del arcano misterio. El vértigo, cobrando vida como facultad de expresión.
Entre las manos, la guerra por entero. Palpable, fehaciente y orgánica. Habitando la percepción.
La guerra; el origen y en el origen. En el suceso y la sucesión.
La voz primera de la dominación. La muerte como dominación.
La derrota primera en el no-ser. Constituida por el odio, en la culpa.
El poder como renuncia y venganza. Un resarcirse por el agravio de la finitud...
Dominación, deseo y muerte...
Sacra némesis...
La guerra gozosa de su botín.
Enaltecida por sus iconos de perpetua reverencia.
A los
señores
de la guerra.
Una Expo que interpela, acusa y remite.
Expresiones únicas del abismo.
Un basta ya, que no se basta. Que no se...contenta de su contemplación.
Es un Grito, sí.
Una concatenación de pétreas polifonías en suspenso.
La estética en el compromiso de la ética. Para el recuerdo, la reflexión y la acción.
