Descripción de la Exposición
La activa galería artística Marmurán, una aventura cultural de primera, ya nos tiene acostumbrados con su cuidada oferta, a disfrutar del mundo artístico actual. Pero en esta ocasión se ha vestido de gala para ofrecernos una importante visión de la obra plástica de Antonio Fernández Molina. Una exposición que esta configurada con mucha intención para poder mostrar una visión amplia del artista, en poco más de veinte cuadros, entre los que admiraremos óleos y dibujos, además de propuestas en técnicas mixtas.
Antonio Fernández Molina, Alcázar de San Juan 1927-Zaragoza 2005, es un creador polifacético de producción fundamental para entender una parte de la cultura española de la segunda parte del siglo XX. Formo parte de los círculos de la vanguardia desde los años cincuenta y permaneció en ellos década tras década. Tanto en el aspecto literario como el plástico o su propia conducta vital, poniendo en solfa permanentemente el mundillo artístico, cultural, social… Siendo un autentico paladín de la creación y las iniciativas de los mas jóvenes.
Aunque comenzó a destacar con su trabajo literario en los años cincuenta, llevo su necesidad expresiva a la pintura, para mostrar toda su versatilidad. Compagino su trabajo creativo con un importante trabajo literario, al lado de autores muy divulgados como la nomina postista, o Cela. Trabajando para este ultimo durante décadas. Se ocupo de muchas iniciativas literarias desde Guadalajara, Madrid, Palma de Mallorca o Zaragoza, sus principales lugares de residencia, en los que dejo profunda huella de su animación artística. Fomentó la creatividad entre muchas generaciones jóvenes. Hoy la historia cultural de estas ciudades no se puede entender sin la presencia de A. Fernández Molina.
Su trabajo literario es extensísimo, tanto en lo publicado como en lo inédito. Bien reconocido como poeta, se han publicado muchos estudios académicos sobre su poética, sin olvidar las delicias que nos ha regalado en otros géneros.
Antonio es un artista pleno como poeta y pintor, figura en la nomina de los grandes del siglo XX con su nombre enmarcado de forma singular. Una de sus primeras exposiciones de dibujos tuvo lugar en el Madrid de los primeros años cincuenta, una exposición de sus dibujos que prepara Juan Ramírez de Lucas, “el rubio de Albacete” que encuentra en ellos similitudes con el perdido trazo de Federico.
Fernández Molina continúa su trabajo pasando por todas las técnicas a su alcance y en su etapa mallorquina trabaja las artes graficas con Joan Miró, generando interesantes grabados y estampaciones de topo tipo. La mitad de su vida activa la desarrolla en Zaragoza donde es conocido como el artista más popular de la ciudad.
La pintura de A. F. Molina no es una pintura representativa del mundo, como en la mayoría del caso de los pintores. Nuestro artista no pretende copiar la realidad para mejorarla o para interpretarla. Nuestro artista utiliza la pintura como vía de expresión de su mundo interior. Pinta igual que escribe desde su interior y con un sabor autobiográfico muy potente, su pintura repleta de color y simpatía podemos interpretarla como una traslación de sus iconos de la infancia y la pubertad. Esto le da un valor manchego no idealizado como en la nomina de pintores realistas y regionalistas de aquellos años. Sus dibujos y pinturas están llenos de personajes que disfrutan de la vida, animales de la vida rural, objetos, edificios, situaciones de los pueblos, juegos de infancia…..Pero todo ello no es suficiente para Antonio, en muchas ocasiones las completa con letras y palabras por si no quedara clara su intención. Aun no es suficiente y las firma doblemente, con su nombre y con sus signos y símbolos. Un conjunto de iconos muy personales que se reproducen en sus cuadros, cerrando la configuración de un universo personal que hace única su pintura.
Los gallos, los peces, los sombreros, los corazones, los hombres bicicleta, son símbolos permanentes en su expresión plástica. En su aspecto literario reconocido postista forma parte de las vanguardias poéticas nacionales desde los primeros años cincuenta, con el sentido pos-surrealista que recogió un buen elenco de manchegos y algunos de sus colegas inseparables como Fernando Arrabal, que llamaba a nuestro autor como Antonio Fernández Molina Genio, aplicándole un tercer apellido.
¿Que significa hoy tener una pintura de AFM en el salón de nuestra casa? Indudablemente una prueba de gusto por lo contemporáneo y por la aventura creativa. El pintor con muchos años en la distancia geográfica, mantenía la vida y la cultura manchega en las venas, la pluma y los pinceles. Desde una concepción vital enraizada en la cultura manchega, se instaló en las vanguardias creativas europeas. Situando a quien tiene en su salón una de sus pinturas, en la vida artística de la segunda mitad del siglo XX. Las demás razones que podríamos significar están en la idea de todo aficionado al arte, lo que las hace interesantes e importantes. Ahora aprovechemos la oportunidad y visitemos esta exposición que estará abierta hasta el día 30 de abril.
José Fernando Sánchez Ruiz