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Un deambular íntimo y auto-referencial por vivencias, sensaciones y emociones adquiridas con el paso del tiempo; los largos e imbuidos con melancolía inviernos del norte, y el primer olor a primavera; el transcurrir de las estaciones y el cuerpo etéreo de los seres queridos; una sutileza y gentileza de matices coloridos que trasladan la personal hacia la esfera de lo universal...

En esta recolección de fotografías, Roope Alho desarrolla una reflexión propia y profundamente personal sobre el deleite del efímero y el espejismo de la eternidad en la naturaleza, en busca siempre de las conexiones que se establecen entre el pasado y el presente. Dos grupos de fotografías venidas de dos etapas distintas ejercen de compás en este viaje ... de reconocimiento personal. Las primeras son imágenes de hace más que diez años cuando el artista cursaba su primer año de fotografía en la Universidad de Southampton, y las segundas son fotografías obtenidas el otoño pasado, cuando decidió retomar su vieja cámara después de no haber trabajado nada con película en cinco o seis años.

Unos negativos, un hombre de treinta-tres años frente al pasado y el presente, y la sutil sensibilidad de una mirada impregnada de una delicadeza plástica, afín a la de un Josef Sudek, conforman una exposición que nos llevará a ojear las páginas de un diario muy especial.