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Durante toda una época que toca a su fin, se ha hablado de Picasso como del grande y voluntario limitado. Si se contempla detenidamente su labor se podrá apreciar en ella, precisamente, lo contrario. Esa maravillosa amplitud en la producción que sólo pueden lograr los privilegiados.

Un exponente de la fuerza amplificadora que hoy se levanta contra el sentido de la limitación en Francisco Santa Cruz. Este pintor ha entendido que los límites deben someter a disciplina la vida, para dejar a la obra siempre nuevos horizontes.

Francisco Santa Cruz trata cada asunto, cada masa de color, cada atisbo de línea, de manera distinta. No quiere que el día de mañana le llame cualquiera “gran limitado”.

No está lejos el día en que el hombre que dio su apunte en la Exposición de los Artistas Ibéricos y, a mitad de camino hacia París, se recluyó voluntario en su provincia silenciosa, muestre completa la clara historia que en estos momentos comenzamos a contemplar”

Miguel Pérez Ferrero (Madrid, abril 1931)