El espacio se desarrolla en 5 actos complejos donde se abordan la herida, la fragilidad, la levedad y la trascendencia del cuerpo descubierto. Cada uno, los cinco artistas, cuestiona la obra en cuanto ausencia o presencia, a través de anatomías fraccionadas y recompuestas.
Fernando Álamo, Beatriz Lecuona y Óscar Hernández, Gonzalo González, Julio Blancas y Laura Gherardi enhebran una narración sobre los límites con el espacio –entre la obra como cuerpo y el lugar que ocupa- y la capacidad para representar lo corpóreo como una degradación de ideales clásicos. /5 Actos/ toma la sustancia como reacción física que se digiere bajo las emergencias matéricas de un pozo denso y espeso, irreconocible, que se transforma en órgano. A la postre cada pieza, de forma aislada, es cuerpo diferido, casi piel, casi hueso, casi torso oyente.
El recorrido está vertebrado a través de una complejidad física sujeta a la materia –piel, órgano, hueso- como...conductor de la intensidad de las formas y de las analogías construidas con lo corpóreo como estructura separada de ella. Esa escisión produce un desmoronamiento que pierde una memoria estructural concreta y crea nuevas poéticas desligadas de la idea de belleza. Esto es un ataque a la idealización a través de la mutilación, la deformidad, el deseo, el apetito y lo digerido como cualidades del cuerpo.
Actos conscientes de carne y sangre, de hueso y transformación, que se traducen en apetitos simbólicos y una entomología inquietante. /5 Actos/ es un espacio reactivo: no se habla, no se escribe. Se mira, se digiere.
Dalia de la Rosa.
Entrada actualizada el el 30 dic de 2015
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