28 lapsus linguae nos invita, a través de una proyección de vídeo y de su singular paisaje sonoro, a adentrarnos en una relación de piezas escultóricas. Vidrio, papel, plata, rojo… se encuentran y tambalean en los límites de un ejercicio de rotación y contrapeso.
El vidrio soplado, los sonidos y el residuo de un acto performativo a gran escala trazado sobre papel son las locuciones procedentes de una misma lengua, todas ellas formas de impermanencia. El vidrio se presenta como sustancia plástica y transformadora, apuntando así a los procesos de fabricación y manipulación que le son propios.
La maleabilidad de los materiales y su capacidad para reflejarnos conectan el objeto y el lenguaje, la palabra y nuestros cuerpos. El vidrio caliente ha de estar en continua rotación para recibir su forma, de la misma manera el lenguaje ha de permanecer en movimiento para ser transformado sin ser tragado por la inmovilidad.
Todas las...piezas nos ofrecen un espacio dual: una superficie exterior con una dimensión interior y nos brindan la libertad de entrar y salir caprichosamente como la aguja que atraviesa una tela. El espacio de la galería, caliente como el interior de la boca, es fraguado de una forma o de otra de acuerdo con nuestros movimientos. Somos, en esta dimensión de las cosas, cuerpos y cómplices de un secreto; sopladores de vidrio trabajando en torno al mismo fuego.
Imágenes de la Exposición
28 lapsus linguae
Entrada actualizada el el 11 sep de 2018
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