Éxtimo, aquello que siendo lo más interior de lo íntimo permanece sin embargo en el exterior como cuerpo extraño.

Este término aplicado originariamente en el ámbito de la psicología, a la presencia del Otro en el interior de uno mismo o a la carga subjetiva de determinados objetos, y que nos permitió empezar a hablar de aquello que estando fuera de nuestro interior está en nosotros más que nosotros, nos sirve aquí para definir la relación que Lúa Gándara (Vigo, 1988) y Diego Vites (O Grove, 1986) mantienen con su propia producción artística, así como la interacción que mediante la presencia de sus piezas en el espacio expositivo, tiene lugar entre ellos. La extrañada convivencia en el afuera de la pintura de aquellas puestas en escena que constituirían, en el interior de su intimidad, sus imaginarios singulares.

Tanto la obra de Lúa Gándara, a través de la repetición insistente de la mirada a un paisaje concreto observado en alguna ocasión a través de una ventanilla de coche durante su infancia, y que el trabajo ha ido transformando en un potente ejercicio de composición, borradura y abstracción, como las piezas de Diego Vites, que mediante la radical expansión y cuestionamiento material de medios y soportes y su continua oscilación entre la ocultación y el desvelamiento, la invisiblidad y la visibilización de sí y de otros cuerpos con los que convive y que han ido encauzando su exploración de lo pictórico, nos revelan la certeza de una relación íntima que ambos mantienen con la pintura; una intimidad que se produce siempre y sin excepción en el exterior de la obra y de la que esta exposición en la galería adhoc nos invita a participar.

Una oportunidad para conocer el trabajo de dos artistas que si bien comienzan ahora el desarrollo profesional de sus carreras afrontan ya los retos técnicos, estéticos e históricos que impone el ejercicio de la pintura con potencia, con todo lo que puede un cuerpo que se sabe aún por llegar.

Ania González, 2013