Los Universos de Veronique Bour nos invitan a adentrarnos en un jardín secreto donde cohabitan la añoranza de la antigua Grecia con criaturas mitológicas, personajes imaginados, animales efímeros y naturaleza encantada.

Una vez más la coexistencia de la vida y la muerte, lo efímero, lo permanente forman un bucle espacio tiempo donde la delicadeza de las noches de estío puntúan con sus constelaciones espacios en penumbra que nos permiten adentrarnos en paraísos que ya pensábamos extraviados. Milton ya estuvo aquí.

El aparente desorden queda pautado por normas clásicas ya perdidas en un guiño dulce al 'cualquier tiempo pasado fue mejor', una nostalgia madurada en la fragilidad de los escenarios donde trascurre cada historia. La tela de araña de cada obra se desarrolla a oscuras con el fin de crear un tapiz digno de Aracne tras su duelo con ... Atenea. Esta vez no existirá castigo por parte de la Diosa, los Universos son un canto a Diana Cazadora y a sus criaturas, a esa luna que no está pero cuya luz ilumina sus paseos. A ese mal denominado sexto sentido que aun poseen los animales y del que nosotros carecemos.

El proceso creador de cada obra pone de manifiesto la magnífica trayectoria personal de Veronique Bour, su competencia en la ejecución, la exquisitez de sus trazos, la profundidad de sus Universos y la delicadeza de sus líneas. Son obras desnudas cuyo misterio resta a cada cual desentrañar.