Descripción de la Exposición Tiempo, luz, espacio. El reportaje como discurso. El valor del silencio. Veracidad figurada. Figuras y figurantes, que se disponen esbozando una realidad interpretada. Jesús Madriñán articula hábilmente su entorno más inmediato para propiciar el artificio. Nos invita a entrar en su finca, donde registra retazos de su vida familiar. Sólo en cautivante apariencia. El tiempo se inmoviliza bajo el disparo del artista, que parece ser mago en el arte documental. Los objetos se tornan gélidos, mercado de vestigios que huelen a luz cotidiana, erigiéndose como monumentos conmemorativos celebrando lo familiar. El hogar, ese espacio íntimo que nos construye, se preludia como nido de nuestras decisiones. Asimismo, refugio de erratas. Retratista de la belleza etérea, Madriñán escribe un guión que agita lo verídico, otorgando al acontecimiento tintes de dramaturgia que nos desorientan. Las naturalezas muertas fingen casualidad ante su cámara fotográfica. Las frutas y las flores combaten la temporalidad desde las narraciones que les han tocado representar. Y el retrato se vuelve límpido, evento. Su objetivo tiñe la dulzura de su abuela con esa luz temprana que se inmiscuye en nuestro improvisada confluencia. Su mirada diáfana nos contagia un canto a la vida y a la esperanza, simbolizado por el nido que porta en sus manos, ese pequeño compendio de promesas. Con La Finca añoramos. Recordamos. Revivimos. Y bajo estas escenografías, Jesús Madriñán maneja una discordia dialogada entre lo público y lo privado. Lo personal, lo secreto y familiar, que se destapa en La Finca, nos lleva a una intimidad asaltada en Good Night London. Jóvenes londinenses son retratados en pubs y locales nocturnos por el artista a altas horas de la madrugada ante una cámara de gran formato. Y paradójicamente, en este espacio caótico y desordenado, una calma casi romántica se instala en la obra. La luz que baña los rostros empapa de silencio la escena. El sujeto se piensa. Se enfrenta al objetivo. Se enfrenta a sí mismo. Un gesto, una mirada, una actitud. Se entregan al artista en toda su vulnerabilidad. Y esa fragilidad propicia el vínculo. Su soledad nos acomete, y se obra la empatía. Estamos, como ellos, solos. Jesús Madriñán logra con sus obras remover. Nos inquieta y nos agrada, dibujando nostalgia en nuestro cuaderno de campo, mientras recorremos La Finca. Y en Good Night London, nos interroga con un clic fotográfico como a todos los actores que capta y cuestiona, poniendo a prueba la construcción de uno mismo frente a los demás. Verdugo del tiempo, mago de la luz. En definitiva, creador de historias, impulsándonos irremediablemente a (re)crear la nuestra.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España