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Chacun à son goût (Cada uno a su gusto)

Exposición / Museo Guggenheim Bilbao / Avenida Abandoibarra, 2 / Bilbao, Vizcaya, España
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Cuándo:
17 oct de 2007 - 03 feb de 2008

Comisariada por:
Rosa Martínez Delgado

Organizada por:
Museo Guggenheim Bilbao

Artistas participantes:
Maider López

       


Descripción de la Exposición

Doce jóvenes artistas vascos, elegidos por Rosa Martínez, serán los que muestren obra especialmente creada para la ocasión, y que podría acabar formando parte de la colección del museo. Los doce artistas seleccionados son Elssie Ansareo, Ibon Aranberri, Manu Arregui, Clemente Bernad, Abigail Lazkoz, Maider López, Asier Mendizabal, Itziar Okariz, Aitor Ortiz, Juan Pérez Agirregoikoa, Sergio Prego e Ixone Sádaba.

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Coincidiendo con la celebración de su Décimo Aniversario, el Museo Guggenheim Bilbao presenta Chacun à son goût, (Cada uno a su gusto), una selección de doce artistas vascos contemporáneos que han creado obras específicas para esta muestra.

El objetivo de esta exposición, comisariada por Rosa Martínez, es dar visibilidad y potenciar a los creadores locales o a aquellos de procedencia estatal o internacional que se hayan formado o consolidado su trayectoria artística en el País Vasco, facilitándoles la génesis de obras nuevas que interactúen con los espacios del Museo.

Del 17 de octubre de 2007 al 3 de febrero de 2008, la totalidad de la tercera planta del Museo, estará ocupada por los trabajos de Elssie Ansareo (México DF, 1979); Ibon Aranberri (Itziar-Deba, Gipuzkoa, 1969); Manu Arregui (Santander, 1970); Clemente Bernad (Pamplona, 1963); Abigail Lazkoz (Bilbao,1972); Maider López (Donostia/San Sebastián, 1975); Asier Mendizábal (Ordizia, Gipuzkoa, 1973); Aitor Ortiz (Bilbao, 1971); Itziar Okariz (Donostia /San Sebastián, 1965); Juan Pérez Agirregoikoa (Donostia/San Sebastián, 1963); Sergio Prego (Donostia/San Sebastián, 1969); Ixone Sádaba (Bilbao, 1977).

Estos doce creadores, que nunca antes habían presentado un trabajo en el Museo Guggenheim Bilbao, pertenecen a una generación consolidada a finales de los años noventa y principios del año 2000 y su trayectoria pone de manifiesto que, a la vez que responden y cuestionan las tensiones relativas a su identidad local o regional, son autores de vocabularios internacionales.

“La globalización ha provocado una homogeneización en la producción y el consumo de valores culturales, mientras resurgen movimientos de reafirmación identitaria que defienden la legitimidad del sujeto para reconocerse en signos de una tradición cultural específica o para promover nuevos valores éticos y estéticos ”, afirma Rosa Martínez en relación a los trabajos exhibidos en Chacun à son goût.

Pluralidad de lenguajes artísticos
Las obras realizadas ad hoc por cada uno de ellos para distintas salas y otros espacios de la tercera planta del Museo son un ejemplo de la pluralidad de lenguajes y la dispersión conceptual contemporánea y evidencian que la escultura se desplaza de los materiales pesados hacia otros más ligeros; que el dibujo sigue vivo; que la fotografía y el video se han convertido en soportes privilegiados para la expresión contemporánea, y que la performance y la puesta en escena, sea del propio cuerpo en relación con el paisaje o de la obra con la arquitectura que la acoge, son medios fundamentales para explorar las tensiones actuales.

Algunas de ellas se adentran en el análisis de cómo se conforma la identidad del yo a través de las políticas de representación del cuerpo; otras intentan indirectamente buscar la felicidad o dejan constancia de las tragedias que conforman nuestro mundo.

El propósito de la organización de esta muestra conmemorativa del décimo cumpleaños de la institución lo resume Juan Ignacio Vidarte, Director General del Museo Guggenheim Bilbao, en el prólogo del catálogo de la muestra afirmando que, con este encargo, “la nueva generación de creadores también ha asumido un importante desafío artístico al aceptar ofrecernos una interpretación renovada de los versátiles espacios de la arquitectura del Museo. De este intercambio de proposiciones han surgido piezas de enorme interés y valor artístico que dicen mucho del buen estado del arte vasco y de la sólida formación de nuestros jóvenes creadores, que emergen con fuerza al panorama internacional del arte y a los que auguramos un futuro prometedor”.


Chacun à son goût

El gusto es una categoría que pone de manifiesto la máxima libertad del individuo. De ahí que esta exposición lleve por título Chacun à son goût (Cada uno a su gusto), una frase atribuida libremente al filósofo francés Denis Diderot (Langres, 1713-París, 1784) que reivindica el placer y la libertad de elección individual. Como fenómeno de percepción y valoración temporal, el gusto no es un fenómeno exclusivamente individual, sino que viene determinado por un sistema de preferencias de índole social, educacional, histórica, etc.

Cada nueva obra artística, cada nuevo ejercicio de interpretación propone al público nuevas perspectivas y el gusto o el disgusto que puedan generar estas propuestas en el espectador está determinado por factores como su educación estética o su posición ideológica, entre otros.

Leída hoy, la frase Chacun à son goût se convierte en una especie de manifiesto sobre la pluralidad de estilos y el respeto de las diferencias. Además, contiene una referencia al placer, que es un elemento esencial en el disfrute intelectual, emocional y sensorial que proporciona el arte.

Los artistas seleccionados para participar en esta muestra han hecho un generoso ejercicio de actualización de sus lenguajes para vencer el peso histórico de las construcciones culturales existentes y ofrecen al espectador propuestas relevantes para el debate social, intelectual y estético.

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona, Rosa Martínez (Soria, 1955), ha desarrollado su carrera como crítica de arte y curadora independiente, organizando diversas exposiciones y bienales estatales e internacionales como la Bienal de Moscú (co-curadora en 2005 y 2007), la XXVII Bienal de Sao Paulo (co-curadora en 2006), Directora de la Bienal de Venecia en 2005, la Manifesta I de Rotterdam, la V de Estambul, la III de Santa Fe de Nueva México, etc. Además, entre 2004 y 2007 he sido Conservadora-jefe del Istanbul Museum of Modern Art y de 1988 a 1992 fue directora de la Bienal de Barcelona organizada por el Ayuntamiento de la ciudad.


Contenido de la exposición

ELSSIE ANSAREO
La danse des flâneuses , 2007
En su obra fotográfica, Elssie Ansareo (México DF, 1979) profundiza en la idea de la identidad vista a través de la dualidad, es decir, reflexiona sobre el “yo” mediante su reflejo en el “otro”. Trabajando siempre en serie, Ansareo recurre a la fotografía escenificada para narrar historias íntimas de carácter no-lineal, pero de un marcado cariz narrativo.

La danse des flâneuses, creada específicamente para la exposición Chacun à son goût, es un mural panorámico en blanco y negro que refleja la apropiación de la imagen masculina por excelencia, desde una sociología feminista de la modernidad. Para ello, crea una galería de personajes fantasmagóricos, surgidos del imaginario familiar, que coexisten, aunque no conviven, en un espacio neutro en el que sus fisionomías individuales se confunden.

Valiéndose de la memoria histórica y la fantasía, la artista utiliza la perspectiva renacentista, el claroscuro, e incluso elementos de trajes de época superpuestos a la indumentaria moderna, para crear una genealogía atemporal y dejar constancia de sus observaciones sociales y estéticas,

A manera de contrapunto, las dosVanitas que enmarcan el mural repiten algunos de los elementos formales de esta obra, mientras que en el díptico la propia artista y su alter-ego (el artista Manu Arregui), aparecen como gemelos en un juego de desdoblamiento que añade un elemento de sorpresa al conjunto de la obras.

IBON ARANBERRI
Horizontes (2001- 2007)
Desde el techo de los corredores del tercer piso del Museo zigzaguea Horizontes (2001- 2007), una serie de banderines festivos con los que Ibon Aranberri (Itziar-Deba, Gipuzkoa, 1969) recicla y modifica la herencia gráfico-escultórica de Chillida, desde una perspectiva mediatizada. En una irónica operación lingüística, iconos y anagramas culturales y políticos son reconfigurados y desacralizan lúdicamente la simbología y la memoria.

Más allá de su faceta de escultor, Chillida diseñó numerosos anagramas para instituciones culturales y políticas. Una iconografía que ha ido definiendo parte de la memoria colectiva y corporativa local y “uno de los ejemplos más orgánicos de identificación directa entre estética artística y cultura popular”, afirma Aranberri. Se trata de iconos de distinto orden cultural y político, reciclados y alterados, que dispuestos de forma conjunta y sin orden secuencial, pierden el trazo original y se van mezclando transformándose en signos más neutrales.

Aunque cada icono se conecta con un significado concreto, la totalidad se convierte en una mezcla de expresiones, a veces antagónicas, desvelando cruces socio-políticos ambiguas que más que constituir declaraciones se anulan a sí mismas.

Interesado por las imágenes pertenecientes a la memoria colectiva local y por la tradición del paisaje romántico como recurso ligado a las ideologías de la modernidad, Aranberri cuestiona en su obra los efectos sociales de ciertas decisiones políticas con obras que, bajo un orden escultórico, se convierten a menudo en acciones, archivos o convocatorias.

MANU ARREGUI
Irresistiblemente bonito, 2007
Si bien en las primeras obras de Manu Arregui (Santander, en 1970) el personaje protagonista aparecía como una forma de alter ego virtual (Bonjour Baudrillard, 2003), en la actualidad el artista trabaja directamente con personajes reales, a través de los cuales cuestiona ideas como la minusvalía o la identidad sexual.

En esta línea se sitúa su obra Sin título, 2007, realizada para la exposición Chacun à son Goût, en la que el personaje real de Vanesa Jiménez, conocida como “la niña de los huesos de cristal” a causa de una enfermedad irreversible que provoca malformaciones en los huesos, entra a formar parte de la cosmología personal del artista mediante la creación de una escena ficticia que cuestiona el concepto de hiperrealidad y la ética del reportaje televisivo.

Vanesa alcanzó una cierta popularidad en televisión a través de varios programas que la ofrecían como ejemplo de superación personal. Arregui pone de manifiesto el hecho de que, como toda realidad mediatizada, este personaje real se convirtiera en una copia hiperreal de ella misma, y por tanto, como diría Baudrillard, “en la simulación de algo que nunca existió.”

Manu Arregui utiliza técnicas de modelado y animación virtual por ordenador en 3D y tergiversa frecuentemente el melodrama hollywoodiano de los años cuarenta y cincuenta, con sus afectadas bandas sonoras, para tratar cuestiones del presente. La introspección psicológica, la búsqueda de la identidad o el desmantelamiento de códigos sexuales caducos son temas habituales de su repertorio artístico.

CLEMENTE BERNAD
Caracas (2003-2004)
Jornaleros (1987-1992)
Basque Chronicles (1997-2001)
A tumba abierta (2001)
La fotografía como documento social es utilizada por el fotoperiodista independiente Clemente Bernad (Pamplona, 1963) para dar forma a series que tratar de revivir “historias olvidadas”, contadas con una mirada crítica, no pasiva, que nacen en ocasiones por encargo y en otras por iniciativa propia. La serie Caracas (2003-2004), donde Bernad ilustra una huelga petrolera contra el gobierno de Chávez o La Meca (2005-2006), un reportaje conmovedor y humano sobre la vida de los ancianos en una residencia de Pamplona, son un vehículo perfecto para la recuperación de la memoria.

Otros trabajos que se exhiben en esta muestra responden al deseo del artista de que la imagen sea un reflejo fidedigno de la realidad, un concepto que está en los orígenes del fotoperiodismo y que está siendo cuestionado con la incursión de la era digital. En Jornaleros (1987-1992) queda patente el nomadismo, la precariedad y la lucha sindical de este colectivo andaluz y en Basque Chronicles (1987-2001) su trabajo bebe de la actualidad del entorno del artista, mediante una serie de imágenes tomadas “con los ojos limpios y el corazón abierto”, con las que este fotoperiodista se hace eco de determinados hechos de la historia más reciente del País Vasco,

La muestra se completa con A tumba abierta (2001), un reportaje sobre la huelga de hambre que mantuvieron los presos turcos de extrema izquierda para denunciar las condiciones de las cárceles turcas, y con cuatro fotografías más, S/T (de la serie La Meca) (1997), Carabanchel (1998),11-M (2004), y Fosa común (2004) que desvelan el valor simbólico de la fotografía, al tiempo que la consagran como vehículo perfecto para la recuperación de la memoria.

Heredero de referentes históricos como Cartier-Bresson y Robert Capa, su obra refleja no sólo una forma personal de trabajar, sino sobre todo una forma de mirar que cuestiona lo que ve.



ABIGAIL LAZKOZ
130.000 años de últimas tendencias (2007)
El dibujo en blanco y negro como escritura sobria y sintética es utilizado por Abigail Lazkoz (Bilbao, 1972) en 130.000 años de últimas tendencias (2007), una gran intervención mural que alude a la obsesión del sistema del arte por la moda y la novedad, a la vez que rememora los rituales de enterramiento del homo sapiens como forma de cultura antropológica.

En común con muchas propuestas artísticas actuales, la muerte aparece aquí como argumento central de la obra, pero Lazkoz no la representa como algo terrible o macabro, sino como algo que acontece sin dejar huellas visibles. El espectador se enfrenta a unos nichos-útero en los que los muertos, ajenos a lo exterior, parecen inmersos en un ejercicio de indolente concentración. El contrapunto a ese ensimismamiento silencioso son los textos de las lápidas que, en su irreverencia, tienen como objetivo violentar la apariencia pacífica de la muerte.

Formalmente, esta artista que vive y trabaja en Nueva York, retoma en esta obra su investigación en torno a las posibilidades del dibujo en blanco y negro como recurso de representación, al tiempo que rinde homenaje a los recursos pictóricos de la pintura clásica, como son el marco rectangular y el nicho geométrico contrapuesto a las formas orgánicas de los bodegones de Sánchez Cotán.

MAIDER LÓPEZ
Sala 306, 2007
La obra de Maider López (Donostia/San Sebastián, 1975) surge del diálogo entre arte, diseño y arquitectura. En esta línea se sitúan sus instalaciones en las que mediante la intervención en paredes, suelos o ventanas, o incluso mediante la creación de mobiliario interior o urbano, o la presentación serial de columnas, la artista convierte el espacio arquitectónico de una galería o un edificio en la obra misma.

En Sala 306, el proyecto específicamente realizado para esta exposición la artista retoma el concepto de geometría espacial de instalaciones anteriores para transformar, con una gran dosis de ironía, una de las salas clásicas del Museo Guggenheim Bilbao en una “sala Frank Gehry”, para apropiarse del estilo del emblemático arquitecto y convertir un lugar expositivo convencional en un espacio que imita el resto del museo, Maider López transforma dos elementos de la sala a partir del revestimiento de las paredes ya existentes: una planta rectangular transformada en planta orgánica en forma de pétalo, mediante la curvatura de las paredes; y un cubo central transformado en una columna curva que se introduce en el tragaluz.

Desde la antigüedad clásica, numerosos matemáticos han especulado sobre la posibilidad de cuadrar superficies curvilíneas. Sin adentrarse en problemas matemáticos de irresoluble geometría, es posible hallar en este dilema ecos en Sala 306. La obra refleja la belleza armónica del edificio de Gehry. Para Gehry, un edificio debe entenderse como una escultura. De igual modo, López nos ofrece aquí “un lugar expositivo que, en vez de colgar en él mi trabajo, se expone a sí mismo. Un lugar camaleónico que pretende confundirse con las demás salas del museo, al tiempo que nos cuestiona sobra la autoría y la arquitectura”, en palabras de la propia artista.

ASIER MENDIZABAL
Nom de guerre (2007)
En Nom de guerre (2007), concebida para esta exposición, Asier Mendizabal (Ordizia, Gipuzkoa, 1973) traslada un aparente ready made de la violencia callejera al contexto sacralizado y límpido del Museo, explorando sus límites y normas de conservación.

Esta intervención específica está compuesta por dos elementos un contenedor de metal lleno de combustible que, a modo de improvisado pebetero, arde permanentemente sobre un bloque de hormigón; y un conducto vertical, museológicamente necesario, para la evacuación de humos. A la vez que usa el fuego como “fiebre de lo social”, esta obra problematiza la función monumental y conmemorativa de la escultura, y alude, indirectamente, a la celebración del Décimo aniversario de la inauguración del Museo.

Para Asier Mendizabal la representación de la realidad es imposible sin un distanciamiento crítico. Como ya hizo en obras como Zer eskatzen du herriak? (¿Qué es lo que pide el pueblo?) (2004), un video en el que una banda de músicos interpreta un tema popular asociado en ocasiones a reivindicaciones políticas, Mendizábal, un artista que vive y trabaja en Bilbao, investiga las formas en que grupos e individuos se reúnen en nombre de una ideología o simplemente por la necesidad de estar juntos.

ITZIAR OKARIZ
Irrintzi (2007)
Con Irrintzi (2007), una serie de acciones documentada en video, Itziar Okariz (Donostia /San Sebastián, 1965) interviene en los espacios del Museo “echando” irrintzis, un grito ancestral vasco que se ha mantenido como forma de expresar júbilo en las celebraciones festivas, generando diferentes tipos de resonancias en las distintas salas del Museo.

De esta forma, el irrintzi en el Pais Vasco -hay usos similares del grito en otros lugares del mundo, aunque los significados varían según el contexto cultural; se convierte en un signo que funciona como manifiesto y reclamo de identidad.

Para esta artista que vive y trabaja en Nueva York este recorrido sonoro por los espacios museísticos es a la vez una forma de aprehensión física del espacio arquitectónico y un ejercicio de contraste semántico entre las connotaciones tradicionales del irrintzi y la modernidad del Museo. Su voz, utilizada como sustancia sonora va puntuando los espacios museísticos, con lo que su significación varía y se reestructura en función del contexto que lo acoge demostrando su eficacia como forma de interferencia social y cultural.

En la documentación videográfica Okariz retarda mínimamente la distancia entre el sonido y la imagen en alusión a la falta de sincronía entre la emisión de un mensaje y su captación por parte del espectador.

El trabajo de Itziar Okariz analiza la construcción social de las identidades con una atención especial a los temas sexuales y de género, sin olvidar otros aspectos culturales y políticos. Desde Variations sur le même t’aime, (1991), una acción en la que se rapó el pelo dibujando sobre su cabeza un mapamundi, hasta llegar Mear en espacios públicos o privados, iniciado en 2002, o Trepar edificios, iniciado en 2003, Okariz se ha servido de las acciones realizadas en espacios íntimos o en contextos urbanos para mostrar cómo el significado de los estereotipos sociales puede ser transformado en la fricción entre ambos contextos.

AITOR ORTIZ
Y (2007)
Desde mediados de los años noventa, Aitor Ortiz (Bilbao, 1971) utiliza la fotografía más allá de su valor esencialmente descriptivo y documental, como medio de análisis y exploración del espacio arquitectónico e instrumento privilegiado para deconstruir las estructuras de los edificios.

En Y (2007), el proyecto creado para la exposición Chacun à son Goût, Aitor Ortiz se sirve de una serie de paneles fotográficos y de la perforación real del muro de la sala 304 del Museo, para explorar la percepción fenomenológica de la arquitectura y los límites entre escultura y representación fotográfica, a la vez que pone en juego la capacidad del espectador de percibir objetivamente la realidad.

Los paneles son basculantes y se adaptan a los cambios de dirección del muro, a la vez que lo mimetizan con sus imperceptibles irregularidades y sus cambios de iluminación mientras que la limpia perforación realizada en la pared abre el panorama visual hacia algunos detalles constructivos de la Sala Arcelor-Mittal, situada en la parte baja del Museo, proponiendo una experiencia real del espacio construido.

La enorme dimensión de este trabajo y los sutiles juegos de luces y sombras que Aitor Ortiz ha diseñado invitan al espectador a cuestionarse los límites e interrupciones entre representación y realidad.

En una primera etapa, el trabajo de Ortiz, encuadrado en la serie Destructuras, 1995-2002, se centró en la representación de espacios ya existentes. Entre el 2002 y el 2003, la serie Modular.mod supuso un cambio significativo al utilizar las imágenes fotográficas, montadas sobre bastidores basculantes que modificaban la perspectiva, que cuestionaban el papel del espectador para leer el espacio representado. La serie Muros de luz, 2004-2006, es una afirmación del poder ficcional de la fotografía como medio para crear también espacios mentales.

JUAN PEREZ AGIRREGOIKOA
Esta comunidad admite propaganda (2007)
¿Habéis cedido a vuestro deseo? (2007)
Proyecto convertido en instalación (2007)
Serie del Orfeón donostiarra (1997-2004)
El trabajo de Juan Pérez Agirregoikoa (Donostia/San Sebastián, 1963) para la exposición Chacun à son Goût se consiste en una serie de pancartas, situadas en lugares específicos del Museo, que se inspiran en eslóganes, frases o textos populares que el artista modifica y mezcla con su propio acerbo cultural, aprovechando para exponer sus propias ideas y exabruptos.

De una barandilla exterior de la entrada principal cuelga una banderola en la que se lee Esta comunidad admite propaganda, un rótulo común en las comunidades vecinales para evitar la publicidad comercial en sus buzones, con el que, gracias a la omisión del “no” del texto original y asociando la frase al contexto museológico, Pérez Agirregoikoa varía totalmente su sentido. En la gigantesca pancarta colgada en el atrio principal del Museo Guggenheim Bilbao figura la frase -¿Habéis cedido a vuestro deseo?, en alusión a cómo inconscientemente cedemos nuestro poder y pasamos a ser subalternos de las imposiciones de otros, y en la gran pieza incluida en la escultura Proyecto convertido en instalación, 2007, el artista recoge un conjunto de eslóganes sobre tela sujetados sobre vallas como las que separan al público del campo de juego.

En la obra de Pérez Agirregoikoa que vive y trabaja en París, el humor cáustico, que pasa por la ironía y a veces llega al sarcasmo, construye una representación sensible de la violencia que nos rodea. Esto se hace especialmente evidente en sus series de dibujos, en los que la fragilidad y delicadeza de la acuarela convierte la crudeza de las escenas en representaciones etéreas de apariencia inocente como en el caso de la mordaz serie de acuarelas sobre el Orfeón Donostiarra, realizadas entre 1997 y 2004, que indican que, en ocasiones, la representación puede ir más allá de lo representado.


SERGIO PREGO
Secuencia de diedros (2007)
La concepción de la escultura no como objeto sino como intervención y transformación del espacio ha llevado a Sergio Prego (Donostia/San Sebastián, 1969) a concebir para Chacun à son Goût la intervención Secuencia de diedros (2007) sobre el muro cortina de cristal del interior del Atrio que contrasta y completa la irregularidad de la estructura del mismo.

El título parece una sencilla alusión a la abstracción geométrica, sin embargo, lo que este artista que desarrolla su carrera profesional en Nueva York pretende al atreverse a instalar una obra de arte en un lugar de difícil acceso, es lanzar un desafío, no ya sólo a los espacios tradicionalmente museísticos, o incluso a los espacios públicos que albergan obras de arte, sino a la naturaleza misma del arte en un contexto expositivo.

Prego utiliza las tecnologías contemporáneas para distorsionar, modificar y reinventar las relaciones entre el lugar, el tiempo y los objetos esculturales, ya sean éstos los sujetos humanos o los materiales informes –como humo o líquidos– que los recorren. Cambiando los parámetros habituales de gravedad, velocidad o visibilidad, y jugando con el tiempo real y tiempo diferido, Prego transforma radicalmente las formas de percepción. Desde convertir una sala de exposiciones en un espacio transitable en todas sus dimensiones y direcciones (Yesland I am here to stay, 2001), a usar su propio cuerpo como elemento que recorre las vallas urbanas a gran velocidad (Tetsuo (bound to fail,1998), o manipular repetidamente un tubo fluorescente para crear un inquietante ingenio mecánico (Sunoid, 2005), Prego recurre a la simulación como metodología para crear ficciones en las que el cuerpo y las industrias contemporáneas de producción de imágenes se alían e interactúan.

IXONE SADABA
Poétique de la disparition, 2006
Leviathan, 2007
Ixone Sadaba (Bilbao, 1977) explora cuestiones de identidad a través del desdoblamiento de su propia imagen, organizando coreografías teatrales en paisajes sublimes y apocalípticos como Citerón, 2002-03, inspirada en la mitología clásica, o Phlegmone, 2004, en el cine de terror. En ¿Y eso por qué? Porque son más triste (2006), la artista se aleja de la puesta en escena teatral para adentrarse en la estética del road movie.

En Chacun à son goût incluye Poétique de la disparition, 2006, y Leviathan, 2007, dos series fotográficas en las que las turbulencias íntimas o atmosféricas se convierten en metáfora de los trágicos desórdenes contemporáneos. En Poétique de la disparition, inspirada en una obra seminal de Gaston Bachelard, la artista explora conceptos de identidad y dualidad mediante imágenes de un cuerpo fragmentado sobre una cama. Haciendo eco de esta obra seminal, Sádaba construye aquí una alegoría de estados de ánimo psicológicos, en los que el miedo y la inseguridad, convertidos en mero gesto, conducen al espectador a “leer la cama”, como diría Bachelard, como reflejo de su propia experiencia.

Leviathan es un proyecto que responde a una necesidad de representar la “política del miedo” que cada año deja a miles de hombres y mujeres iguales ante el terror y la posibilidad de la muerte. Este trabajo es el resultado de un viaje por el centro de los Estados Unidos durante la época de tornados. En palabras de la artista: “Cinco semanas de moteles y gasolineras, carreteras sin fin y comida basura, en busca del gran tornado que fotografiar.”


Imágenes de la Exposición
Clemente Bernad

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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