Descripción de la Exposición La vejez es el país de la espera. Hay un momento en la vida humana en que ya se han llevado a cabo todas las gestas que se soñaron en la juventud. Se han tenido hijos o se han escrito libros o se han plantado arboles. Esa etapa es la antesala de otro mundo, pero si se han sabido jugar las cartas que a cada uno le han correspondido en suerte se puede contemplar la vida vivida con una razonable placidez. Los rostros que ha coleccionado en esta exposición Joan Antoni Vicent son extraordinarias figuras de tiempos y podemos leer el que queda de la humanidad cuando ya se han disuelto todas las presunciones, todas las aventuras y todos los anhelos. Inmóviles e inermes, estos hombres y estas mujeres meditan ahora, a la puerta de casa, en que se resume vivir, y esta reflexión la hace cada uno a su manera. Todos habitan la edad jubilar, pero los hay que parecen más alegres y otros, en cambio, arrastran alguna amargura que ya no tiene solución. Todos esperan. Saben que ya no pasará ningún tranvía por su calle, se llame o no Deseo. Rivalizan con el noble hieratismo del pescador de caña, pero ellos, sin saberlo, pescan ya sólo en el lago profundo de su propia biografía. Joan Antoni Vicent es un fotógrafo sutil, meticuloso y de curiosidad inquieta. Detrás de la apariencia de un mundo en colores, él sabe que el alma de las cosas - como las radiografías - son en blanco y negro. Para llegar al interior de los objetos y de las persones se ha de forzar la mirada a indagar en la gama de los grises. Este proceso de abstracción desnuda la realidad de todo lo accesorio y se concentra solamente en su esencia más irreductible. La fotografía es, a la postre, la frontera exacta entre la vida y la muerte. Estos rostros captados por la cámara quedaron eternizados con un solo clic y ahora, cuando todos sus protagonistas ya están muertos, permanecerán vivos para siempre. Como en una parábola de Borges, en cada una de esas caras sarmentosas y esculpidas por el tiempo hay un auténtico mapamundi. El mundo se resume en cada rostro. Los ríos más impacientes, las montañas más altas, los más vastos océanos informan cada una de estas máscaras en que se ha concentrado un instante de existencia. Si hay otro mundo, se encuentra en éste. Por eso todos los fotógrafos son paisajistas y en todo paisaje hay, implícitamente, un rostro humano. Como en un episodio más de esa temática de silencios fotográficos que tanto le gustan, sus convecinos le propiciaron, hace ya casi treinta años, que Joan Antoni Vicent escribiera un impresionante libro de horas. En toda espera hay cierto enigma. El sentido de la vida se pasea como un gato perezoso que, después de beber nuestra leche, ha huido. Y no hace falta, de ninguna forma, tratar de ir a buscarlo.
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España