Descripción de la Exposición Una viñeta humorística del neozelandés Malcolm P. Evans cuenta la siguiente historia: dos mujeres, una de ellas completamente cubierta por un burka, la otra en bikini y gafas de sol, se cruzan en la calle. La del bikini piensa de la otra: 'Todo cubierto menos los ojos. ¡Qué cruel cultura de dominación masculina!'. Mientras tanto, la del burka piensa respecto a la del bikini: 'Nada cubierto menos los ojos. ¡Qué cruel cultura de dominación masculina!'. Al menos alguna de esas dos esclavas -de unos trozos de tela, de un orden establecido, de la mirada masculina, de las revistas de moda, de la propia mente irreflexiva, de la idiotez de todos-hemos sido alguna vez todas nosotras mujeres (vale, usted no, aunque yo creo que sí), y aquí llega Yolanda Domínguez a estampárnoslo como es habitual en ella con un bofetón que es esta vez cuento de las mil y una noches escrito sobre tela y urdido con el drama y la ironía que el elevado propósito requiere. ¿Exótico? No nos equivoquemos; todos arrastramos un burka y llevamos un velo sobre los ojos, ése que sólo nos deja ver una realidad parcial y distorsionada del espacio social donde hemos ido a dar con nuestros huesos. Esta descarada colección de prendas realizadas a partir de burkas es una encerrona. Pinta inofensiva, sí -'jajaja, qué graciosa Yolanda'-, pero esconde explosivo de alto alcance. A priori, todos tenemos tan claro qué es lo bueno y qué es lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo civilizado y lo bárbaro, qué significa burka y qué conjunto de lencería sexy, que la propuesta se atraviesa a poco que te detengas en ella, te exige tantos ajustes en lo que ya dabas por sentado que incomoda. No se desanime. La buena noticia es que en el centro del laberinto, como en el meollo del árbol de la ciencia del bien y del mal o en los huevos Kinder, hay recompensa. Intentaré ser de ayuda sobre cómo tirar del hilo en este laberinto textil con una historia de las relaciones de género para dummies ya que usted tiene poco tiempo. La cosa sería así: dos que se odian tanto como se aman. Se aman porque son, dice no sé quién por ahí, complementarios, y se odian porque son diferentes y a lo humano le repele lo diferente, qué se le va a hacer. Esos dos negocian entonces un armisticio. Ya que estamos condenados a ser uno, dice el que pesa más y tiene la voz más grave, yo seré el alma y tú serás el cuerpo. Yo seré el sujeto que camina y tú el objeto que acarreo. Y así, en un pispás, el cuerpo de la mujer se hace del hombre ( 'para el hombre', 'en función del hombre', 'a imagen de lo deseado por el hombre' subraye la expresión que menos le incomode o escriba la suya propia en la línea de puntos........................................................................). Lo que sigue es como una receta de Arguiñano pero más fácil: se encierra a la mujer en un cuerpo y luego se encierra ese cuerpo en un vestido y luego se encierra ese vestido en una idea que se siembra en el mismísimo centro de flotación existencial de la mujer: que su cuerpo -que ya no es suyo, no lo olvidemos- debe ser protegido a toda costa, como propiedad valiosísima que es. Un cuerpo que se muestra o se esconde, o ambas cosas a la vez, en función de las necesidades de la escena; detrás de un burka que oculte su valor a los ojos de los otros o tras un conjunto de ropa interior sexy que lo multiplique ante la mirada de quien da sentido a esa corporeidad. He ahí por qué ninguno de los cuerpos que podría habitar las prendas de Yolanda Domínguez sería más libre dentro de unas o de otras; y es por eso que a sus ideales aunque no esperadas destinatarias les cuadra tan bien el nombre de Esclavas. No sintáis pena por ellas: al final todas escapan del malo.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España