Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- La galería Siboney de Santander, presentará el próximo viernes 23 de marzo, una muestra de pintura de JULIO MARURI. (Santander, 1920), quien volverá a exponer en una Galería de Arte en Santander, 54 años después que lo hiciera en la galería Sur en 1958. Es Maruri, -prolífico pintor de cientos de telas y papeles-, autor de una obra abstracta de una intensa síntesis emocional, y de una gran personalidad, que con esta muestra podemos revisar. A sus 92 años, es una figura central para entender desarrollo de la cultura y del arte de la segunda mitad del siglo XX. Pensar en Julio Maruri, es rememorar automáticamente Proel o la Escuela de Altamira. Sin duda, su sensibilidad y talento, se unen a su asombrosa existencia, y el resultado es una de las biografías mas intensa, -y porque no decirlo, envidiable-, para todos aquellos que hemos 'vivido' a través de las crónicas y de las referencias literarias, el siglo XX. Pertenece a ese especial género de artistas, que mantienen una dualidad creativa casi equidistante, esos artistas tan especiales, que nos plantean siempre la duda respecto a su reconocimiento; Son escritores que pintan, artistas que escriben, poetas en definitiva, como Lorca, Alberti o Celaya, que tuvieron una excepcional réplica en varios de los miembros de Proel como José Luis Hidalgo, Hierro, y sobre manera Julio Maruri, -quien además coordinará las exposiciones de Proel-. Curiosa dualidad de los miembros de Proel, su activismo en la poesía y la pintura. Es la de Maruri, una biografía imposible de referenciar. En el homenaje que la Asociación Sol Cultural le dedicó el pasado 2011, resumían su biografía en la presentación del acto, con mucho acierto y talento: 'Lo dicho: 1920, Santander, calle de San Simón y después calle del Sol, el bar El Diluvio, de tu abuelo y tu padre, el colegio de Madame Latapie, de la calle Gómez Oreña, después el del Santo Ángel, no lejos también, y siempre en el barrio, educación francesa aquella, laica esta, pese a su nombre, el pueblo de Pesués de tu familia materna, los Movellán. 1931, la República, de muchacho con José Luis Hidalgo, al que años más tarde reencontrarías en Proel, también Leopoldo Rodríguez Alcalde, la lectura de Manuel Llano, 'La Braña', el dibujo, otras lecturas, Dumas, Wilde, las oposiciones a telégrafos, la Guerra Civil, los planes frustrados, el servicio militar en 1938, interminable, seis años. Allí, en Madrid, conoces y tratas a Vicente Aleixandre, el premio Nobel, tu gran valedor, y a Dámaso Alonso, Emilio Niveiro, Rafael Morales y Carlos Bousoño, entre otros. 1944, Proel, la revista de recuerdo perdurable, de nuevo con José Luis Hidalgo, José Hierro, Leopoldo R. Alcalde y nuestro convecino ya muerto Carlos Salomón. 1945, 'Las aves y los niños', tu primer libro, publicado por Proel. 1947, 'Los años', accésit del Premio Adonais de poesía, que ganó José Hierro, Proel de nuevo. 1948, tu primera exposición de dibujos, y después en Madrid, de la mano de Pancho Cossío, tu valedor en pintura. 1951, el Carmelo, Bélgica. 1957, tu Antología Poética y el Premio Nacional de Literatura. Francia, 1965, en Les Samuels, Vieux Moulin, en Compiègne, profesor de pintura de niños, la escuela y tu taller. Y así pintando más que escribiendo, en París después, hasta tu vuelta a Santander en estos años 2000.' Como señala Luis Alberto Salcines, muy acertadamente: ' En su producción pictórica destaca su actitud. En sus primeras obras le gusta trabajar en formatos pequeños sobre soportes humildes: papel o cartón. No sé muy bien si las pequeñas dimensiones eran preferidas por él porque no les daba mucha importancia (recuérdese que Hierro asimismo realiza muchas de sus obras sobre estos materiales) o que le eran más cómodos para trabajar. Su primera exposición, en el saloncillo de Alerta, la constituyen dibujos, tintas sobre papel, en las que aparecen niños y pájaros, los temas de su poesía. Son imágenes sencillas, llenas de inocencia y a la vez frescura. Poco a poco va calando en él la influencia de Cossío, del aragonés grupo Pórtico, de la Escuela de Altamira (de Carla Prina, de Goeritz,..), de Poliakoff, de Miró, de Klee. Él mismo lo dice en el artículo que recoge el libro Artículos perdidos cuando reconoce la influencia que ejercen sobre él diferentes artistas al referirse a la deuda que tenían con Ricardo Gullón y Pablo Beltrán de Heredia, contraída al proporcionarles la brecha por la que escapar del adocenado ambiente artístico santanderino, del que dice era una isla rodeada de casi nada por todas partes, hasta que comienza a rebullir durante la segunda mitad de los cuarenta gracias a unos pocos: Francisco Gutiérrez Cossío y 'la exposición de Mathias Goeritz, -revulsiva la llama Pity Cantalapiedra-, la de los prehistóricos aragoneses del grupo Pórtico, pioneros del otro color. Y la gente: Ferrant, Sartoris, Baumeister, Eduardo Westerdahl, con el incomparable resucitador de Goya o del pasado de Santillana -Lafuente Ferrari- Papitu Llorens Artigas y los grandes Fuegos de Joan Miró'. Fernando Huici, en el texto que escribe para el catálogo de la exposición sobre la Escuela de Altamira en Santillana del Mar en 1998 expresa la relación de Maruri con dicha Escuela: 'Julio Maruri sería a la postre, entre los artistas cántabros vinculados a la Escuela, quien mejor se ajustará, con su ulterior periodo de corte informalista, al sentido de aquellos debates'. Continúa Salcines. 'En 1958 expone en la sala Sur de su amigo Manuel Arce. Fue una visita de una especial significación porque canta su primera misa en Santander e interviene en el homenaje a José Luis Hidalgo que se realiza en el Sardinero descubriendo un busto del escultor de Santillana Jesús Otero. En Sur presenta obra fechada entre 1955 y 1958, firmada como Fray Casto. Son ceras, de nuevo con niños y abstracciones. En los años sesenta, hay una presentida influencia de Tápies. Realiza obras informalistas muy expresionistas ricas en texturas en tonos ocres. Con cuerdas y papel consigue una belleza llena de misterio que me recuerda a los informalistas catalanes de Dau al Set o los trabajos que en ese tiempo hacía el pintor santanderino Eduardo Sanz. En los años setenta recobra la figuración y hay más luminosidad en sus cuadros. Algunos de ellos me recuerdan a trabajos de Miguel Vázquez, quien a su vez siempre ha reconocido la influencia de Pancho Cossío. En los ochenta realiza su serie Guerreros. El primero es de 1982. Una forma geométrica sencilla perfila la figura que él denomina guerrero. A veces es una línea gruesa negra que dibuja el contorno que separa los campos de color, unas veces colores planos, en otras se nota la huella de la pincelada. Solos o en grupo, responden a una misma composición, miran hacia el mismo lado. Unos más coloristas, más sobrios otros. Me recuerdan a las composiciones, a las caras de Jawlensky. Pero, sobre todo, me recuerda a las esquemáticas figuras de los años setenta de su amigo Ibarrola: el perfil recortado de los obreros.' 'De esos años ochenta es también la serie Damas. Una variación o juego de los perfiles de los Guerreros da lugar a la nueva serie. Son una prolongación de las composiciones que hacía con los guerreros. Parecen responder a los que Baumister decía en los encuentros de Santillana: 'Mientras el artista creador está trabajando de acuerdo con la meta que de antemano se fijó, llega un momento en el que, sin él mismo darse cuenta, se desvía de la línea recta de su camino, yendo a desembocar en otra meta totalmente ignorada por él. A esta desviación le he dado el nombre de ángulo creador'. 'Por último, a mitad de los noventa, realiza una nueva serie, la que denomina Escalas. De composición vertical, son obras grandes, sobre lienzo, cartón o papel. Con una base geométrica, parecen como espinas dorsales de seres imposibles creados por nuestra imaginación. Hay una posible influencia de motivos ornamentales de culturas primitivas, africanas o sudamericanas, de telas, o motivos decorativos.' Luis Alberto Salcines considera que 'La obra artística de Julio Maruri, como le sucedió a su poesía, merecía más reconocimiento. Mucho habrá tenido que ver en su valoración, la actitud del propio Maruri al vivir en París y no haber puesto mucho interés en defenderla, como si no le diese más importancia, y haberlo puesto, sin embargo, en realizarla.'
La galería Siboney de Santander, presentará el próximo viernes 23 de marzo, una muestra de pintura de Julio Maruri. (Santander, 1920), quien volverá a exponer en una Galería de Arte en Santander, 54 años después que lo hiciera en la galería Sur en 1958.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España