Descripción de la Exposición Cuatro (curiosas) fotografías donde el Conde Toulouse-Lautrec-Montfa defeca en la playa de Le Crotoy son el singular blasón utilizado por Matías Sánchez (Tübirgen, Alemania, 1972) como prefacio de la selección de sus últimos trabajos, una serie de pinturas que presenta en la galería Mecánica bajo el título De carne y hueso. Cuadros de diferentes formatos que reivindican a las personas por encima de los nombres, trascendiendo esa mitomanía superficial que caracteriza todo lo que rodea a estos pintores hoy. Lejos de cualquier consideración, fueron seres corrientes; hombres y mujeres de su tiempo que se aferraron a su profesión por encima de mercados, éxitos o reconocimientos. Las instantáneas, tomadas por Maurice Joyant, galerista de Toulouse-Lautrec y compañero de juerga en los bajos de Montmartre, son usadas por Matías para reflexionar sobre la naturaleza humana de muchos de estos autores, que al igual que él mismo, eligieron seguir pintando sin desfallecer al albur de inestabilidades e incertidumbres. De carne y hueso, la primera exposición individual dedicada al artista en Sevilla desde 2006, es una nueva demostración de la incesante veneración de Matías por estos genios que siguieron creyendo en su trabajo a sabiendas de que estaban abocados al fracaso constante y a la amenaza del hambre. Los retratos de Matías, a pesar de la potencia de sus protagonistas, siempre remiten a su propia pintura, cargada de calidades y texturas. Se caracterizan por un estilo rudo y, a su vez, personal y reconocible, fruto de la inteligencia de un artista que ha sabido aprehender los estilos de aquellos que representa. Talentos de un brío infinito, con formidables historias, que le sirve para construir su propio mundo, un cosmos lleno de referencias y halagos, que no se limita al simple homenaje, sino que supera a los actores para llegar hasta las personas. La sinonimia con aquellas vidas afanadas son las que le interesa a Matías, conocedor de las miserias de eminencias como Cezanne, que murió de neumonía cuando olvidó el descanso para volver al estudio, o Monet, empeñado en destruir su obra inacabada antes de que algún mercader especulara con ella. Sus óleos cargados de expresión dibujan los rostros de figuras con penosos finales... Degas, perdido y hablando solo por las calles de París; Manet, postrado en una cama, arruinado y con una pierna amputada; al igual que Renoir, derrotado por la soledad. Courbet o Pissarro, víctimas de sus propios excesos en los burdeles como el propio Toulouse-Lautrec, que acuciado por la paranoia y las enfermedades venéreas se forjó una merecida fama de alcohólico antes de acabar muriendo de sífilis en casa de su madre. Mención aparte merecen Berther Morisot o Cassatt, que además de ser artistas sufrían el descrédito de ser mujeres. Más allá de sus míseras experiencias, existe un común en todos ellos: su propia decisión de vivir dedicados a la pintura, conscientes del ostracismo al que se exponían, pero coherentes con su pasión, que a la postre, se convirtió en la clave para el cambio de paradigma en la pintura del siglo XX. Lo importante en la obra de Matías Sánchez, el único artista afincado en Sevilla que ha expuesto en el CAC Málaga, es entender la magnitud de la propia pintura; las personalidades, aunque sin desmerecer un ápice, son un pretexto para pintar. Para el maestro Ignacio Tovar, los esfuerzos de Matías 'muestran, sin lugar a dudas, que en su ejercicio de la pintura, y sin dar de lado a sus queridos personajes, juegan un papel principal estos factores -como la gestualidad, la composición, el juego cromático audaz- que tiene que ver con la pintura misma como lenguaje y como tema'[1]. Reveladoras pinceladas construyen texturas que rompen con la idea tremendista que a veces se le ha achacado. La riqueza de sus composiciones funcionan como una cota de malla que al mismo tiempo que protege el verdadero sentido de la obra, deja entrever fogonazos de una sensibilidad extrema, remitente de la generosidad de un artista empeñado en agarrarse a la pintura como forma de vida. De carne y hueso es la desmitificación del genio encumbrado; la exaltación de la naturaleza de hombres y mujeres que decidieron romper con su privilegiada situación... a favor de una obsesión irrefrenable que les condenó en vida. Juan Jesús Torres, 2011. (En su retiro de Giverny, Claude Monet recibió la visita de numerosos artistas, marchantes y críticos, que impresionados por la vibración de sus colores sobre los objetos representados, le preguntaban cómo lo conseguía. Él siempre contestaba: 'Pinto...como un pájaro canta'.) [1] TOVAR, Ignacio. Texto para la exposición ?No somos nadie? de Matías Sánchez en la galería Begoña Malone. Madrid, 2008.
Exposición. 17 nov de 2024 - 18 ene de 2025 / The Ryder - Madrid / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España