Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- -------------------------------------------------------
Nos complace presentar el trabajo que José Ramón Ais (Bilbao 1971) ha realizado ex profeso para esta exposión. Alegría en el jardín traslada el peculiar espacio expositivo a un contexto imaginario, un jardín en el que la Galería Alegría se transforma en un pequeño pabellón o folie de jardín pintoresco. Un jardín representado en imágenes fotográficas desde múltiples puntos de vista que situa al espectador en un híbrido territorio. Las fotografías de José Ramón Ais son el resultado de un proceso creativo muy particular y meticuloso. Amante de la naturaleza, aprovecha cualquier oportunidad para pasear por los bosques que rodean su ciudad y retratar a toda planta, flor, árbol o nube con la que se topa y tras aislarla de su entorno con ayuda del ordenador, las clasifica como el más riguroso de los botánicos. Poseedor de un bastísimo archivo de imágenes, Ais acude a ellas para componer esos artificiosos, barrocos y sugerentes paisajes en los que se sumerge hasta sentirse satisfecho como lo haría cualquier jardinero o paisajista. Extraños escenarios en donde esas plantas vuelven a cobrar vida y un nuevo sentido. José Ramón Ais es licenciado en bellas Artes por la Universidad del País Vasco y su trabajo ha estado presente en exposiciones del Museo Artium, la Fundación Botín o Descubrimientos de PhotoEspaña, entre otras.
He descubierto con una mezcla de asombro y envidia las imágenes oníricas de las flores salidas de la imaginación de José Ramón Ais. Acostumbrado a verlas prensadas, o disecadas a través de un microscopio, o exprimidas hasta extraerles el DNA, las flores vivas y lozanas de José Ramón, recortadas sobre esos cielos de septiembre, son un descubrimiento refrescante. Nuestras flores, las flores en las que trabajamos, son para nosotros unidades discretas: un cardo, una centaurea, una gramínea. Las combinaciones y mezclas tan paradójicas como vitales del artista vasco nos sorprenden y nos abren los ojos a otra realidad: las plantas, en sí, son bellas; y pueden ser un sujeto artístico de primer orden. Sólo hace falta talento artístico y unos ojos tan diferentes de los nuestros, sólo receptivos a los estímulos del análisis y de la clasificación rigurosa. Después de ver estas fotografías, estoy seguro de que miraré a nuestros sujetos, si no con los mismos ojos de José Ramón -hay que nacer para ello-, sí con una mirada algo más sabia, más abierta a apreciar la belleza.
Dr. Alfonso Susanna de la SernaDirector del Instituto Botánico de Barcelona
A cualquier observador lo primero que le saltará a la vista será -probablemente- esos cielos imposibles de puro reales, matizados con las salpicaduras de agua. Sin embargo si el que mira es botánico apreciará otros matices. Se quedará prendado de esas quimeras de ecosistemas donde crecen flotantes sobre el agua, plantas de ambientes secos mezcladas con rosales cultivados o verdaderos equisetos. Y sin duda se sorprenderá de ver en flor, juntos en la misma obra, especies que florecen con hasta 6 meses de diferencia. Pero a mí personalmente lo que más me agrada es el papel central que juegan modestas plantas ruderales como Plantago, Euphorbia helioscopia o Capsella bursa-pastoris frente a la aristocracia de las plantas cultivadas, los rosales, los lirios o los nardos. Es el triunfo de lo popular, donde las mal llamadas malas hierbas se despojan de su mala fama y se hacen con el protagonismo.
Como botánico agradezco la fidelidad de las reproducciones, donde las plantas existen y no son inventadas. A los botánicos, el exceso de imaginación de algunos artistas, nos impacta de igual forma que lo haría la familia de Carlos IV en motocicleta o La Gioconda con teléfono móvil
Dr. Mauricio Velayos Director del Real Jardín Botánico, CSIC.
Ya conocía sus cielos de Quattrocento que enmarcaban esos bodegones pasmosos que en un alma botánica provocan un intimismo desmesurado como lo es toda su expresión artística.
Con esta exposición, el agua recupera la vocación de estanque, a veces casi de manglar como contraste a sus cielos repletos de texto. No puede privarse de la fantasía de la fontana, pero esta vez menos. ¿Por qué?... él nos lo va contando.
Sus cuadros son jardines botánicos en miniatura, tal es la superlativa variedad de especies, que invitan a 'entrar y quedarse'. Si antes fueron las piedras el contrapunto a la vida y la fragilidad, es ahora el azul acuático quien recoge sin lucha el artificio floral de un universo en movimiento permanente.
Cuando un lirio (Iris) ó una azucena (Lilium) se recortan contra ese cielo convulso como la vida misma, uno tiene la impresión de que llevan la esperanza consigo y que el diálogo sereno con una rosa (Rosa) apartada o con los rectos palitroques del Equiseto (Equisetum palustris) traerá de nuevo el sosiego. Nada extraño cuando un mundo de hojas largas y afiladas es el espectador privilegiado, también el alma.
No se hace necesaria la presencia animal, simplemente se sabe...es tal la certeza que se hace innecesario: un liquen flotando a su rama prendido puede ser un navegante osado o tal vez un corazón perdido.
Si un narciso (Narcissus) o el capullo deshojado de una cala (Zantedeschia) son capaces de llevarte a ese mullido frenesí de verdes afilados y maleables, si esos cielos elevan tu espíritu y te invitan a recogerte y hacerte protagonista tú mismo, entonces habrás entendido la dimensión tan humana que el artista si, el artista, nos ofrece a cada uno como un sincero homenaje a la dignidad de un mundo nuevo y ¡tan real!.
Dr. Bartolomé Director del Jardín Botánico de La Rioja.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España