Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Tienen un tirón irresistible -de ternura peculiar y melancolía extraña, casi bucólica- los trabajos de imágenes urbanas desamparadas que han caracterizado, desde sus inicios, las propuestas de la pareja de artistas turineses Gianfranco Botto (1963) y Roberta Bruno (1966). Ellos dicen que quienes no hayan nacido y vivido en los suburbios de las grandes ciudades, difícilmente accederán al sentido y al alcance poético exclusivos de estos lugares, que hoy se saben excluidos por igual del centro metropolitano y de la periferia de la provincia. Son sitios caracterizados por la peculiaridad de sus arquitecturas (fábricas y escuelas cerradas, construcciones en ruina, pasos de nivel abandonados), así como por la condición errática de sus figuras (adolescentes enmascarados, personajes de arrabal, incluidos en este caso los propios artistas), y por las sugestiones espesas de su espacio (atmósferas de desarraigo, fronteras equívocas entre lo construido y el descampado) y de su cielo (tormentosos celajes rojizos y violetas, o, en otros casos, ensabanados de un blanco sucio). Esos cuatro elementos constituyen el repertorio iconográfico de Botto & Bruno, que trabajan en colaboración desde 1992, cuando eran estudiantes de la Academia de Bellas Artes de Turín, en cuyo cinturón extremo siguen viviendo hoy, teniendo ya sitio propio y demanda creciente en la red artística internacional. Sobre esa imaginería realizan fotomontajes, los fotocopian, los agrandan a escala 1/1 sobre papel o PVC, y organizan con ellos instalaciones que ocupan el espacio completo de las galerías de arte o de las salas de los palacios renacentistas y barrocos en que a veces los muestran. El espectador se siente raro, metido literalmente en estos decorados de la marginación -dotados de un atrezzo de miseria-, escenarios exteriores introducidos en ámbitos de la 'alta cultura'. Todo ello, acompañado de sonido: con predilección por canciones de grupos rock o punk. La sombra de los arrabales de Pasolini y de los caracteres herméticos de Antonioni planea sobre estas instalaciones, en las que asimismo vuelve a alentar el espíritu del arte 'pobre', una tendencia originada en Italia con el apoyo conceptual del crítico Germano Celant, y consagrada urbi et orbi en la exposición que le dedicó precisamente el Museo Cívico de Turín en 1971. Coinciden también, pues, Botto & Bruno en ese propósito de dar voz pública a quienes no la tienen, y en postular 'un arte que, en sustancia, es anticomercial, precario, trivial y antiformal, comprometido ante todo con las cualidades físicas del medio, con la mutalibilidad de los materiales y con la realidad total', a la que interpretan de una forma propia hasta lo difícil -una forma privada-, sin esquivar la dureza física del motivo, para sublimarlo en la intensidad de la poesía. Un arte que da fe del dolor de nuestro mundo, centrado en la ciudad. La utilización de distintos medios, del dibujo al vídeo, configura una obra muy sugerente, en parte gracias a la perfecta adaptación del medio a las necesidades de una obra conceptualmente muy poderosa. En 2004 fue la primera vez que Botto & Bruno realizaran en España uno de los grandes ambientes que han jalonado su meteórica carrera tras su aparición en la Bienal de Venecia de 2001 con una trasformación de la entrada del espacio expositivo de las Corderie. Expusieron por última vez en España, en 2007 en la Galeria Olivia Arauna.
Festival La Mar de Músicas 2011 .
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