Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Tratar de encontrar, de adivinar, de qué modo la noche -como un espacio/tiempo determinado y diferenciado de los demás- es generadora de un nuevo imaginario urbano con sus códigos, sus experiencias y sus fronteras más o menos específicas es el deseo de la exposición colectiva «Medianoche en la Ciudad». En otras palabras, se trata de averiguar de qué modo la noche modifica la percepción y las experiencias de la ciudad, redibuja su geografía y reconstruye sus diferentes metáforas. Dentro de este mundo de la noche nos podemos encontrar a las personas solitarias o perdidas que pueblan esos escenarios, cotidianos pero inquietantes, que Gregory Crewdson sitúa en unas milimétricas escenografías (como las de la serie «Dream House», 2002), en las que se muestra en la penumbra de la noche el lado más oscuro de las vivencias diarias. En los vídeos de Ergin Çavusoglu, predomina una oscuridad casi absoluta en la que sólo llegamos a adivinar violentas discusiones callejeras (Impasse, 2003) o a escuchar el monótono ruido de unos trenes fantasmagóricos que no cesan de pasar durante toda la noche (Midnight Express, 2008), sin saber muy bien ni a quién transportan ni hacia dónde se dirigen. Sensaciones parecidas sentimos ante esos edificios aparentemente extraños y misteriosos, que Begoña Zubero recoge en su serie de fotografías «Cas & Gas» (2008); casinos y gasolineras que no sabemos si aguardan o no a unos posibles clientes, pero que parecen estar como a la atenta espera de que algo suceda mientras rasgan las sombras de una noche cerrada con sus luces de neón. Juan Pablo Ballester nos muestra (en la serie de fotografías «En ningún lugar», 2002) muchachos inmigrantes desde un punto elevado la urbe nocturna; que muestran unas actitudes, una estética y unos símbolos que parecen dotarles de cierta identidad grupal frente a una ciudad en la que viven, pero que no acaban de sentir como suya. Carles Congost parece preferir un mundo un tanto más irreal, desea recrear experiencias cuajadas de sueños y pesadillas para mostrar escenas o lugares (The revolutionary I, 2004) en los que cualquier situación o relación es posible si se cuenta con la complicidad de las sombras y la oscuridad. La noche (Tonight's the night, 2003) aparece aquí entendida como ese espacio de libertad personal en el que refugiarse para huir del intenso control familiar y la permanente vigilancia social. Las instalaciones de Carlos Garaicoa, Nuevas arquitecturas o una rara insistencia para entender la noche (2000), se convierten en estructuras evocadoras de noches en vela consumiéndose lentamente, plácidamente, convulsivamente. Del mismo modo, las ristras de bombillas encendidas de Félix González-Torres se permiten susurrarnos al oído muchas de esas cuestiones que raramente se dicen o, si se hace, tan sólo se comentan a medianoche (Last night, 1993). Nan Goldin se ha asomado al abismo de la noche insistentemente, como en el diaporama The ballad of sexual dependency (1981-2000), en el que observamos su diario doméstico, un conjunto de diapositivas que nos muestran algunos de los aspectos más oscuros y violentos de las relaciones personales de ella misma y de sus amigos. Los aparentemente ingenuos dibujos de Azucena Vieites pugnan por conquistar tanto el espacio interior como el exterior, el día como la noche, a través de pequeñas líneas que nos ayudan a adivinar rostros y figuras. La instalación de Alicia Framis (Cinema solo, 1997) se construye a partir de sus propias experiencias personales, por el miedo que le producía vivir sola en un barrio violento de la periferia de Grenoble para lo que ideó ideó un «sistema antimiedo» a modo de maniquí masculino y situarlo en la ventana de su apartamento. Carmela García, en las fotografías de su serie «Escenarios» (2007), incide en cómo la noche pertenece también al deseo de las mujeres lesbianas, y cómo clubes, cafés o calles en sombras forman parte de sus vivencias y sensaciones. En la serie «Sinopsis II» de Ignasi Aballí, vemos la compilación de una serie de actos terriblemente violentos que, mayoritariamente, suceden al amparo de las oscuridades y la soledad de la noche. Los vídeos de Willie Doherty (Blackspot, 1998, y Passage, 2006) muestran escenarios nocturnos de lo que podría ser cualquier urbe occidental, en los que el miedo está permanentemente presente bajo la omnipresente mirada de unas cámaras de vigilancia que no descansan nunca. Los tablaux vivants de Jean Marc Bustamante (la serie «Lumiere», 2003, en concreto) son una buena recreación de un mundo un tanto irreal ocupado por una juventud desideologizada inscrita en unas geografías ambiguas, que nos depara sensaciones ilusorias sin demasiados asideros a los que cogernos. No andan muy alejados de estas ideas los intereses de Carlos Pazos cuando construye su instalación, Music, martinis and memories (1995), con la presencia del recuerdo de tantas noches en diferentes barras de bar, en las que un extraño glamour se mezcla, de modo inseparable, con lo más chabacano y trivial. Finalmente, en Benicàssim arctic dipthyc, 2007, Massimo Vitali nos muestra los conciertos de música que se han ido haciendo más masivos y se han ido convirtiendo en atracciones nocturnas al aire libre.
La muestra reflexiona sobre las distintas formas de vivir e interpretar la noche a través de fotografías, instalaciones y vídeos de quince artistas internacionales. En co-producción con el Centro de Arte La Panera, Lérida. Artistas: Gregory Crewdson, Ergin Çavusoglu, Begoña Zubero, Juan Pablo Ballester, Carles Congost, Carlos Garaicoa, Félix González-Torres, Nan Goldin Azucena Vieites, Alicia Framis Carmela García, Ignasi Aballí, Willie Doherty, Jean Marc Bustamante, Carlos Pazos y Massimo Vitali.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España