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La invitación a la segunda exposición individual de Gonzalo Cao en Rafael Pérez Hernando Arte Contemporáneo, se inicia con la siguiente frase de Le Corbusier: 'La pintura es una batalla sin piedad, sin testigos; un duelo del artista consigo mismo'.

A pesar del riesgo de poder caer en la monotonía por la selección de obra de Cao de asuntos y formatos similares (es decir sus 'monguis', esos personajes irónicos, de formas geométricas - rectangulares y redondas - casi repetitivas), el autor, a través del color, sale airoso con una considerable maestría.

La muestra se compone de dos ... partes bien diferenciadas para el espectador. En la zona superior de la galería el título de la muestra es más patente: 'Sangre, sudor y lágrimas'. Hay dolor, angustia, desesperanza y la incertidumbre de un final tal vez no lejano. En la 'cripta', sin embargo, todo cambia; hay alegría, sencillez, ironía, espontaneidad y esa calma del niño que Gonzalo lleva consigo y que la vida todavía no le ha podido arrebatar. Es como si al bajar a esa sala, una bocanada de aire fresco nos acariciara y nos sumergiera de repente en el tierno bullicio de un jardín de infancia.

En estos tiempos agónicos y de incertidumbre por doquier, Cao consigue por fin, que Eros gane la batalla a Thanatos.