Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Mundos Mundos fundidos no significan para Erika mundos confundidos. Ella supone que coexisten los vivos y los inertes, que algunos cadáveres todavía conversan algún tipo de vida, que artefactos y vegetales mantienen entre sí conversaciones a veces inteligentes, que las máscaras quien sabe si pueden ser rostros. Ella considera todo sin darle importancia, y esos mundos le muestran lo efímero en un acto de exhibicionismo burlón. Su ojo guía al objetivo para distinguirlos, aislar los elementos de los objetos complejos, dejándolos libres de reconstruirse en nuevos espacios y adquirir otros significados.
Una vida después de alguna muerte Provengo del Barroco y me formé en el estudio de la pintura de ese periodo. Me interesaron los bodegones y las vanitas. Me intrigaron esas naturalezas que parecen vivir a pesar de estar muertas o ser inertes. Siempre recuerdo que me admiraba la mezcla de su oscuridad, a veces tinieblas, y de su luz que parecía comunicar a los objetos la esperanza de una nueva vida. Del mundo contemporáneo me atraen los desperdicios que generamos, grandiosos a pesar del desprecio que mostramos por ellos. Ellos nos devuelven con su mirada el sarcasmo de ser sus dueños y sus futuros compañeros. Sé que nos pudriremos con ellos y que, como ellos, seremos otras vidas que emergerán de nuestra materia muerta. Deseo recuperar con ellos la grandeza de los bodegones barrocos, construyendo objetos nuevos y dejando que lo orgánico vuelva a crecer en el interior de lo que olvidamos. Vida después de una muerte que nunca es tal en un ciclo que deseo expresar a través de mi fotografía, sabiendo que mi ojo formará parte del proceso algún día. Erika Babatz
Las construcciones de Erika son experimentos y su fotografía se convierte en el testimonio de esa actividad. Solo por ello se dejaría denominar fotografía experimental, y por nada más. Cada objeto tiene detrás una forma de vida diferente, cada uno muestra un envejecimiento diferente. Los metales que componen una ventana adquieren un significado propio cuando el cristal se rompe en añicos y unos brazos la transportan a su cementerio. Un balón de futbol, esfera turgente para los sueños de unos niños, adquiere boca y sonrisa al ser abandonado sin aire, sin pneuma, en un patio de barbecho. La celulosa de un espino sirve de andamio donde el plástico se acomoda para ver el mundo. Delante de su cámara reposan los objetos de un nuevo mundo inventado, así Erika los coloca con el cuidado de los pintores barrocos que preparaban bodegones de vidas muertas. Sin embargo se diferencia de aquellos en prestar vida a lo que nunca vivió, en destruir simbolismos obvios. Sus espacios no recogen la decadencia de las vanitas sino la regeneración de una nueva objetividad. Buscando testigos para su actividad, encuentra su aliado primordial en una mirada sostenida que emana de una cabeza que siempre fue solo eso, construida para conseguir conmover e inquietar. Ella será quien nos guíe más allá de las fronteras de nuestro mundo cómodo donde creemos que los objetos son unívocos.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España