Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Con la excepción de los numerosos trabajos sobre Goya, y de los estudios generales de historiadores como el Marqués de Lozoya, Jiménez Placer o Lafuente Ferrari, la historiografía artística española no se había ocupado demasiado de la Pintura Española del siglo XIX. Fue a partir de la década de los setenta del siglo pasado cuando empezaron a publicarse estudios monográficos sobre los artistas, principales centros creadores y periodos concretos. Indudablemente, todo ello sirvió para ir teniendo un panorama de conjunto, pero, al mismo tiempo, revelaba que el panorama distaba mucho de estar completo, al faltar la catalogación y el estudio de otros centros regionales o locales que, hasta fechas ya recientes, se habían considerado de poca relevancia; sin embargo, estos centros descubren un panorama pictórico sorprendentemente rico, sin el cual, el conocimiento general de la pintura española del siglo XIX siempre sería muy parcial. Tres son los principales capítulos de la exposición: La época de la Ilustración y la Pintura Neoclásica El periodo comprendido entre 1780 y 1830 marca en líneas generales el arte del Neoclasicismo español, periodo que hay que considerar en dos momentos: El primero, cuando nuestros pintores, estimulados por Antonio Rafael Mengs (artista al servicio de Carlos III), defienden la vuelta al clasicismo. Es también una mirada a la cultura enciclopedista francesa y a la estética que el pintor francés Jacques-Louis David impone a toda la pintura europea, que será impulsada desde las Academias y desde los círculos cortesanos. Esta corriente, no obstante, encuentra en España los obstáculos del espíritu independiente de Goya y de un tipismo popular y castizo que se mezcla con una pintura religiosa que nunca pierde importancia, a pesar de quedar relegada en la pintura europea, y que sigue bebiendo de los valores de la pintura española del Siglo de Oro. En este contexto hay que mencionar la relación de importantes artistas con el Palacio de La Granja de San Ildefonso, la Catedral de Segovia o la iglesia de Trescasas. Ilustrarán este capítulo obras tales como varios de 'Los Caprichos' de Goya y otras estampas de Salvador Carmona, un magnífico 'San Benito' de Ramón Bayeu, 'El sueño de San José' de Mariano Salvador Maella o la anónima 'Merienda en la pradera', que recuerda lejanamente algunos cartones de Francisco de Goya. El segundo momento del Neoclasicismo Español se produce tras la Guerra de la Independencia y el regreso de Fernando VII, periodo que prefiere una pintura ordenada, ajena a las novedades que Goya había dejado apuntadas. Esta estética queda bien definida en la serie de estampas realizadas sobre las Vistas de La Granja de San Ildefonso que realizada el pintor italiano Fernando Brambilla. Con él contrasta un artista segoviano, nacido en Sangarcía, Bartolomé Montalvo, pintor del rey, cuya pintura religiosa y bodegones conectan con la tradición española del siglo XVII, lo que no le impide ser un precursor del paisaje decimonónico; así lo pondrán de manifiesto obras como el 'Bodegón de la liebre', el 'Martirio de San Bartolomé' o una 'Vista de Madrid', entre otras. En este momento se refunda en nuestra ciudad la 'Escuela Práctica de Dibujo', llamada a partir de 1819 'Escuela de Nobles Artes', teniendo como director al pintor segoviano Victorino López Herranz -autor de un importante 'Autorretrato' o de un tema singular, 'La Fundación de La Carolina'- con el que aprenderán los rudimentos del oficio sendos artistas locales, Mariano Quintanilla -autor de de bodegones y retratos, como el de 'Isabel II niña'- y Antonio García -que pintaría el techo de la Sala Blanca del Ayuntamiento con 'La conquista de Madrid'-. Ambos completarán su formación en la capital, junto al gran maestro del retrato en este momento, Vicente López (de quien se conservan en Segovia varios retratos de militares y obras de temática religiosa, como 'San Vicente de Paúl'), cuya huella es bien visible en la obra del primero. La ocupación carlista de Segovia motivará la huida de Victorino López y la llegada, más tarde, de un gran paisajista y decorador a la dirección de la Escuela segoviana, José María Avrial, autor de numeras vistas de la ciudad y de detalles arquitectónicos de la misma. El Romanticismo En el plano cultural, del Romanticismo puede decirse que se trata de una reacción anticlásica, que opone a la razón el mundo individual de los sentimientos, de manera que la sensibilidad, la imaginación y la pasión ocupan ahora el lugar que ocupaba la razón en la generación del clasicismo. Los tres focos principales de la pintura romántica en España se sitúan en Andalucía, Madrid y Barcelona. Los dos primeros se hayan conectados por las figuras de Valeriano Domínguez Bécquer, José Gutiérrez de la Vega y Antonio María Esquivel, pintores andaluces que se establecen en la capital. Gutiérrez de la Vega y Esquivel, así como el hijo de éste último, Carlos María Esquivel, pintarán algunas obras que se conservan en suelo segoviano. Es el caso del 'Retrato de Isabel II' de Gutiérrez de la Vega; del 'Sacrificio de Isaac' y del 'Retrato del Conde de Bouligny' de Antonio María Esquivel; o de la conocida 'Visita de San Francisco de Borja a Carlos V' de Carlos María Esquivel. Éste es también el momento en que se fija definitivamente un género que alcanzará y protagonizará buena parte del periodo siguiente, la 'Pintura de Historia', y una derivación de la misma, la llamada 'Pintura Pompier', de las que se mostrarán obras de José Rodríguez Losada ('Juana la Loca ante el cadáver de su esposo' y 'Los Comendadores'), Mariano Fortuny ('Marroquí'), José Gisbert ('Escena galante'), etc. También es un periodo en el que el retrato conoce un gran auge, propiciado por fenómenos como el progresivo ascenso social de la burguesía, la importantísima tradición hispana en este género desde los grandes maestros del Siglo de Oro, y su fácil acomodo a los cambios estéticos que se irán produciendo a lo largo del siglo en pos de un naturalismo y realismo crecientes. En Segovia, la presencia de los Palacios Reales de La Granja y Riofrío (sobre todo éste último), la existencia de una arraigada nobleza (que perpetúa su memoria en retratos y miniaturas que adornan sus grandes caserones), la demanda de los organismos oficiales (que reclaman imágenes de los soberanos) y, sobre todo, los encargos que generales y altos mandos militares de la Academia de Artillería hacen a grandes artistas, han posibilitado la existencia de un buen nutrido grupo de retratos que abarcan la totalidad del siglo, debiéndose algunos de ellos a firmas de reconocido prestigio como Vicente López, Antonio María Esquivel o Gutiérrez de la Vega, que coexisten con otros anónimos o de artistas prácticamente desconocidos. El Realismo El fenómeno de la Revolución Industrial y la convulsa situación social que determina el estallido de las revoluciones políticas que sobresaltan de continuo a países como Francia, llevarán a los artistas a plantearse su papel dentro de ese mundo en plena transformación. Surgirá así la figura del creador comprometido, que deja a un lado las fantasías históricas para reflejar el mundo real y cercano, aunque para ello tenga que dejar a un lado los beneficios de los reconocimientos oficiales. Sin embargo, la principal característica que cabe aplicar a la época del Realismo en España es la de la continuidad de todos los géneros que se habían cultivado en el largo reinado de Isabel II y en los primeros años de la Restauración. Antonio Cánovas del Castillo, verdadero arquitecto del nuevo periodo, tuvo interés en que, después de los años convulsos del Sexenio Revolucionario (1868-1874), se volviera a los retratos y a la representación de los hechos históricos que habían jalonado las épocas gloriosas de nuestro país, de ahí el protagonismo de los retratos de la reina Isabel II (dos magníficos retratos de Isabel II y D. Francisco de Asís, debidos a Luis de Madrazo se expondrán en la muestra) y de las pinturas correspondientes a episodios de la época imperial, todo ello en el marco de una pintura en el más puro estilo academicista. También el paisaje tendrá un gran protagonismo, beneficiado por las experiencias románticas, la llegada de pintores extranjeros (la muestra incluye obras de artistas como J.P. Van Hallen, David Roberts, François Ligier, o A. Beraud) y de novedades técnicas como la acuarela, siendo el pintor Pedro Pérez de Castro, uno de los primeros en aprenderla en Inglaterra y desarrollarla entre nosotros, como demuestran las muchas pinturas que dedicó a Segovia, La Granja y Valsaín. La exposición deja apuntados gran parte de los caminos que tomará la pintura a partir de entonces en suelo segoviano. Las obras Ricardo de Madrazo, Aureliano de Beruete y Ramos Artal prefiguran las preocupaciones atmosféricas y lumínicas; un 'Retrato femenino' de Joan Brull o un 'Boceto para el Monumento de Semana Santa' de Daniel Zuloaga, ejemplifican la llegada de tendencias europeas como el Simbolismo; las visiones de Segovia y sus gentes del mismo Daniel Zuloaga anuncian el interés que sentirán por Segovia muchos artistas del Regionalismo.
La exposición estará integrada por un centenar de obras que abarcan cronológicamente desde las últimas décadas del siglo XVIII, con el fenómeno del Neoclasicismo Cortesano, hasta los inicios del periodo de la Restauración Borbónica (en torno a la década de 1880), justo en los prolegómenos de la llamada Edad de Plata de la Cultura Española, objeto de tantas exposiciones celebradas en estas mismas salas. La exposición se organiza con un hilo argumental que puede sintetizarse en tres epígrafes: pintores de Segovia; artistas que, sin ser de Segovia, pasan por ella o bien, se establecen en la ciudad durante algún tiempo; y, en tercer lugar, la pintura del siglo XIX en colecciones segovianas. Muchas de las obras que se exhibirán son completamente inéditas o llevaban décadas sin poder contemplarse, desde la exposición que se celebrara en Segovia en el año 1949 en torno a los Retratos Segovianos del siglo XIX . Al contenido de la muestra contribuirán numerosas instituciones y colecciones segovianas, entre ellas el Museo de Segovia, Iglesia de Trescasas, Colección Sáez-Laguna, Ayuntamiento de Segovia, Colección Rafael Lafora, Patrimonio Nacional, Colección Marqueses de Lozoya, Catedral de Segovia, Colección Laguna-Lomillos, Iglesia de Sangarcía, Fundación Rodera-Robles, Colección Caja Segovia, etc. Contenido: Un centenar de piezas (dibujos, estampas, acuarelas, óleos y miniaturas), muchas de ellas inéditas, correspondientes a géneros tan diversos como la pintura religiosa, el retrato, el bodegón, pintura de historia y paisaje, realizados por un abanico muy amplio de artistas: Ramón Bayeu, Mariano Salvador Maella, Francisco de Goya, Fernando Brambilla, Vicente López, Antonio y Carlos María Esquivel, José Gutiérrez de la Vega, Mariano Fortuny, Gutiérrez Losada, Luis y Ricardo de Madrazo, Aureliano de Beruete, Joan Brull, etc., algunos de ellos segovianos o estrechamente vinculados a Segovia, caso de Daniel Zuloaga, Mariano Quintanilla, Antonio García, Bartolomé Montalvo, Victorino López, Pedro Pérez de Castro, José María Avrial o Manuel López de Ayala.
Exposición. 20 nov de 2024 - 31 mar de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Opera to a Black Venus. ¿Qué nos diría mañana el fondo del océano si hoy se vaciara de agua?
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España