Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- En la lógica de Jorge Macchi cuanto más simple y limpio es un objeto, más referencias personales y sentimentales contiene. De ese modo lo considera Gabriel Pérez-Barreiro, comisario de la exposición Jorge Macchi. La anatomía de la melancolía, una retrospectiva articulada alrededor de un conjunto de piezas tan delicadas como significativas. La muestra, la primera retrospectiva del artista y realizada en colaboración con el Blanton Museum de Austin (Texas, EE UU) se puede ver en el sótano del Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) y en la vecina Iglesia de Bonaval.
Podrá visitarse en el CGAC y en la Iglesia de Bonaval. Comisario: Gabriel Pérez-Barreiro
Hace ya algunos años que Macchi es un artista conocido y reconocido por público, crítica y coleccionistas públicos y particulares; antes incluso de participar en la Bienal de Venecia de 2005 como representante argentino. Esta muestra en el CGAC, tal como señala el comisario Gabriel Pérez-Barreiro, supone la primera oportunidad de conocer el conjunto del trabajo desarrollado por Jorge Macchi desde principios de la década de los noventa hasta la actualidad. Un trabajo que oscila entre la más sofisticada conceptualidad y un hondo contenido emocional. Jorge Macchi hace acopio de diferentes formatos y materiales –fotografía, vídeo, instalación, libros de artistas– y coloca al espectador ante un referente cotidiano que, sin embargo, tras la sutil intervención artística, se revela excepcional. Puede ser el caso de una almohada tensada con cinco cuerdas en la inquietante Pentagrama (1993) o de las dos cajas de cerillas perfectamente ordenadas en Vidas paralelas (1998).
Tensión, conflicto y ausencias. La obra de Macchi se ha asociado con la nostalgia e, incluso, con la tristeza. Su propia biografía, con diferentes residencias desde el año 1996 en Holanda, Italia, Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, lo convirtió en una suerte de viajero que debe construir su espacio vital tras entender que este no existe. Trabajos como Guía de la inmovilidad o Buenos Aires Tour, ambos de 2003, ahondarían en esa idea del artista caminante y urbano que redescubre su ciudad tras la desaparición de los puntos de referencia preexistentes. Otras piezas como Monoblock (2003) o Still Song (2005) tienen en la ausencia su esencia, en un caso a través de esquelas a las que se les borran los nombres y en el otro con el fin de una fiesta que no se va a volver a repetir.
Pero sin duda es el azar, el accidente como desencadenante, lo que para buena parte de la crítica que ha posado su mirada en Macchi destaca en la obra del argentino. No se trata de que el azar vaya construyendo su obra, sino de la reflexión del artista sobre el peso de los accidentes imperceptibles en el devenir de los acontecimientos. En algunas ocasiones el artista juega con el azar creando una ficción como en el caso de Accidente en Rotterdam (1996-1998), en otros intenta obsesivamente luchar contra él como cuando presenta dos vidrios fragmentados de manera idéntica en la serie Vidas paralelas (2003); y en el caso de los agujeros de las hojas del pentagrama en Canción marginal (2004) su colocación aleatoria determinará o no el nacimiento de una melodía.
Según el propio Macchi reconoce, el tema de lo efímero es una constante en su proceso de creación, que comienza casi siempre con una imagen que se impone de manera obsesiva. Una imagen que siempre ha pertenecido al paisaje cotidiano del artista –y generalmente también al del público– y que, en algún momento, modifica el significado en su imaginación. “Cuanto más familiar sea el objeto y cuanto menor sea mi acción sobre él, creo que la obra es más efectiva, más enigmática”, apunta el artista.
La música y su inclusión en la obra de Macchi apuntalan ese enigma al que hace referencia Jorge Macchi. La música fue un lenguaje muy presente en la vida del artista durante el tiempo de la adolescencia, en particular debido a que solía tocar el piano. En la obra desarrollada con posterioridad la música sirve de contrapunto a las situaciones o a los objetos escogidos; de algún modo responde a la necesidad del artista de poner orden en el caos y en el azar. Sin embargo, el resultado en muchas de las piezas es una ambigüedad adicional proporcionada al incluir el sonido: la pieza para piano que nace de los espacios vacíos que dejan las noticias sensacionalistas en Música incidental (1997), la notas que surgen de una gran avenida en Caja de música (2004), las líneas de pentagrama ascendentes en La ascensión (2005), la banda sonora repetitiva surgida al mezclar diferentes finales de películas de Hollywood de los años cuarenta en Time Machine (2005, Colección CGAC) o el violoncello del vídeo Streamline (2006), producido en colaboración con el músico Edgardo Rudnitzky.
Jorge Macchi estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, recibiendo en el año 1987 su título de profesor de pintura. Actualmente vive y trabaja en la capital argentina, si bien en 1996 inició un periplo de varios años con diversas residencias artísticas en Europa. El deseo de probarse a sí mismo en nuevos contextos y el sentimiento de desplazado lo han acompañado en su trayectoria posterior, tal como indica Gabriel Pérez-Barreiro. Entre sus últimas exposiciones individuales, además de la performance e instalación La Ascensión en la Bienal de Venecia de 2005, se pueden citar Doppelgänger (Casa Encendida, Madrid, 2005; Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires, 2005), Time Machine (Galería Distrito4, Madrid, 2005; Galería Kilchmann Martin, México DF, 2006) y Gallery Nigth (Galería Luisa Strina, São Paulo, 2007). Asimismo continua la línea de colaboración con el compositor Edgardo Rudnitzky en el proyecto The Singers’ Room (Galleria Continua, San Gimgnano, Italia, 2008). Su trabajo forma parte de, entre otras, las siguientes colecciones: Tate Modern en Londres, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Museo de Arte Contemporáneo de Amberes (MUHKA), Fundación Arco en Madrid, Blanton Museum of Art en Austin (Texas) y Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) en Santiago de Compostela.
“Jorge Macchi. La anatomía de la melancolía”, retrospectiva que se presentó en la 6ª Bienal de Mercosul (Porto Alegre, Brasil, 2007) y posteriormente en el Blanton Museum de Austin (Texas, EE UU, 2007-2008) podrá visitarse en el CGAC y en la Iglesia de Bonaval hasta el 13 de julio de 2008. En esta ocasión la muestra se verá notablemente enriquecida respecto a los montajes de Porto Alegre y Austin con la incorporación de la iglesia como espacio expositivo otorgando una nueva perspectiva para intensas y misteriosas piezas de Macchi como La flecha de Zenón (1992, en colaboración con David Oubiña), Fin de Film (2007) o Tiempo real (2007). La muestra nos presenta más de cuarenta obras realizadas desde los primeros noventa y que conforman un conjunto tremendamente barroco, a pesar de su raíz conceptual, y artificioso, a pesar de la síntesis formal que lo caracteriza.
Jorge Macchi cree que todos los artistas realizan a lo largo de su vida una obra de arte que no es ni más ni menos que un obsesivo autorretrato. En esa tarea, el artista deja al espectador en suspenso ante elementos reconocibles, mediados y procesados por su imaginario.
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España