Entrevistas 09 dic de 2014
por Dora Román Gil
Despertar de José Manuel Ciria
"No me sentía cómodo con la idea de hacer una retrospectiva porque creo que no es el momento y como no quería reiterar y repetir el tema, la única condición que puse fue que las piezas nunca se hubieran visto en Madrid", señala Ciria sobre su recién inaugurada exposición en Madrid.
"Este verano está prevista una exposición en el TEA de Tenerife con Robert Morgan de comisario. Y en septiembre estaré en Riga, en el Museo de Mark Rotko, en un espacio de película, una antigua fortaleza, donde me han dejado una sala estupenda", avanza Ciria.
El artista español José Manuel Ciria (Manchester, Reino Unido, 1966) acaba de inaugurar en el madrileño edificio de Tabacalera, gestionado por el Ministerio de Cultura, su primera gran exposición en un centro público español, después de sus muestras en el IVAM en 2011 y en el Círculo de BBAA de Madrid en 2010. Lo hace en medio de una gira latinoamericana y el anuncio de nuevas exposiciones en el Este europeo. "No es un retrospectiva" señala en conversación con Dora Román, de ARTEINFORMADO, sino "una especie de mirada transversal de mi trabajo". Una conversación en la que Ciria enaltece el papel de galerista ("creo que el artista no existe sin la galería, necesita un galerista que le represente, que le lleve a ferias, que le aporte y que le mueva") y define al coleccionista latinoamericano, en contraposición al europeo, como "mucho más intuitivo, se deja llevar más por su gusto personal". Estas son sus respuestas:
ARTEINFORMADO (AI): En agosto 2013 comenzó en el MAMBA de Buenos Aires la exposición itinerante de su proyecto Windows/WDW con idea de continuar en países como Uruguay, Perú, Brasil, México y Colombia. ¿Qué le ha aportado esta gira? ¿Qué relación tienen esas obras con las que ahora se van a exponer en Tabacalera?
José Manuel Ciria (JMC): Esta gira sudamericana es la segunda que hago allí; me gustan mucho todos aquellos países.
Creo que siempre hay una continuidad en todo mi trabajo; por ejemplo, de los collages de cabezas, que habían dejado de tener el cuerpo con óleo, se hizo una selección de siete que se enmarcaron con estos marcos gruesos y se mostraron. A la directora del MAMBA le gustaba este trabajo de las cabezas, y aunque estábamos moviendo una exposición que tenía más de abstracta y sólo parte de cabezas insistió mucho y así hice mi tercera comparecencia en Buenos Aires.
Y luego una pared gigante con ochenta y cinco collages enmarcados, un homenaje a mi padre, que eran también unas fotos pintadas encima, parecidas a los sintagmas que presentamos ahora y con los que también hay continuidad, lo mismo que con los trabajos que estoy haciendo en Londres. Hay diferentes iconografías, pero con un bloque de trabajo que se va modulando.
AI: ¿Qué vemos tras Las Puertas de Uaset?
JMC: Lo que ha pretendido hacer Carlos Delgado, comisario de la exposición, ha sido una especie de mirada transversal de mi trabajo. No me sentía cómodo con la idea de hacer una retrospectiva porque creo que no es el momento y como no quería reiterar y repetir el tema, la única condición que le puse fue que las piezas nunca se hubieran visto en Madrid. Lo ha tenido complicado a la hora de seleccionar, porque yo tengo bastante obra y como el recorrido temporal que cubre la exposición es de muchos años había cosas que no cabían; se trataba de elegir opciones y ahí me he dejado llevar por Carlos, planteando que dentro de esa ciudad imaginaria hubiera como tres calles principales, tres series, y ese ha sido el hilo conductor, una mirada extraña hacia mi trabajo donde junto trabajos del pasado con otros más actuales y donde meto muchas cosas instalativas, y aunque no están presentes las series pictóricas que las complementan, todo el conjunto adquiere el volumen adecuado.
El espacio de Tabacalera es muy especial, es un espacio muy enrevesado, grandísimo pero con muchos huecos, con salas de muy diferentes características, por lo que abordar cada una de ellas es prácticamente como resolver una individual. Hacían falta piezas muy grandes y yo estoy muy contento con la selección que ha hecho Carlos, que también ha escrito un texto fantástico para el catálogo de la exposición que explica muy bien el tema. El título de Las Puertas de Uaset casi nos cayó encima, porque él dice que mi obra es poliédrica, que trabajo muchas cosas al mismo tiempo y que como me considero un investigador de la pintura no sólo estoy en una dirección sino siempre con diferentes pautas y abriendo diferentes puertas.
AI: Máscaras, Sueños, Memoria, son obras de hace años que componen la primera parte de esta exposición ¿Qué ha sucedido hasta llegar a The London Boxes, la segunda parte?
JMC: Han ocurrido muchas cosas, me gusta pensar que me condiciona lo geográfico. Al trasladar mi estudio a Nueva York la intención también era reinventarme; cuando he estado en Berlin he trabajado en una dirección diferente; cuando trabajo en Madrid me gusta ir a mi serie clásica de máscaras y miradas; en Londres era lógico que forzase la máquina para intentar sacar una obra nueva. Estoy desarrollando unas plataformas teóricas, era el momento de abundar sobre un trabajo que había realizado en Nueva York en una serie que se llama La Guardia Place que se mostró aquí hace unos años en la Fundación Carlos de Amberes.
Llega un momento en el que voy a los elementos que componen la estructura interna de la obra pictórica y analizo esos elementos primigenios, los pesos gravitacionales, los elementos que tienen los pesos gravitacionales, la línea de tensión, su atmósfera. Todos esos elementos terminan provocando matrices, la utilización de esas matrices que yo hacía al principio era un mismo esquema repetido en una composición o en otra, pero escondido, disimulado, variaba de color o de lugar o de tamaño, pero quedaba algo por decir.
AI: The London Boxes destaca por la posibilidad figurativa y la repetición modular, y tras su aparente sencillez se esconde una gran complejidad ¿a qué se debe?
JMC: En The London Boxes estaba analizando un tema dispositivo, la "expositio", cómo colocar los elementos dentro de la composición, y lo que hago es coger una matriz y convertirla en una escultura, en un elemento en 3D y empezar a girarla, a representarla. The London Boxes es eso, que además me gusta cómo se junta con una vivencia personal, la mudanza con cientos de cajas que había recopilado durante los siete años que tuve mi estudio en Nueva York. De ahí viene el nombre y que en todas las piezas se represente ese tipo de cajas blancas con aristas rojas.
AI: Como artista que ha expuesto y recibido premios en numerosos países ¿perciben el arte de manera distinta en Latinoamérica que en Europa? ¿qué destacaría de allí?
JMC: Yo creo que en todos los países se percibe de forma absolutamente diferenciada y absolutamente igual. Quizá destacaría el calor; el coleccionista latinoamericano a la hora de aproximarse a la obra es juguetón, no tiene tanta seriedad a la hora de aproximarse a la obra. Esto ocurre también con los de Miami, quizá por la influencia cubana y de Sudamérica, sus colecciones son mucho más abiertas a criterios personales y tanto si van buscando un discurso o si van comprando la obra que les gusta, en cualquiera de los dos casos hay mayor apertura en los coleccionistas latinoamericanos que en los coleccionistas europeos o los americanos, que suelen ser bastante más serios y generalmente van a buscar una pieza concreta. Son dos posturas diferentes, el coleccionista latinoamericano es mucho más intuitivo, se deja llevar más por su gusto personal, aunque siempre hay excepciones, claro.
AI: Vd. es uno de los artistas que ha decidido gestionar su propia carrera artística, al margen incluso del sistema galerístico. ¿Por qué
JMC: No, no es cierto. Siempre he tenido un montón de gente que me ha ayudado y ha habido muchas galerías que me han respaldado en su momento, pero algunas han desaparecido por la crisis o antes de la crisis, o porque ha fallecido alguno de los socios. No es que yo esté al margen del sistema galerístico, yo creo que el artista no existe sin la galería, necesita un galerista que le represente, que le lleve a ferias, que le aporte y que le mueva. Tengo fama de que es difícil trabajar conmigo, pero es mentira, prácticamente me llevo bien con todo el mundo aunque evidentemente cuando hay un galerista que promete algo que no realiza, no me gusta, pero en líneas generales no he tenido excesivos problemas. En Madrid estoy colaborando con la galería de Paula Alonso, que me han apoyado mucho, y tengo a Gema Llamazares en Gijón; no tengo más galerías en provincias porque han ido desapareciendo por diferentes motivos. Luego estoy con las internacionales, sigo trabajando con la de Stephen Stux de Nueva York, tengo una intima amistad con Christopher Cutts, el galerista de Toronto, estoy trabajando con Galerie Kornfeld de Berlín y actualmente buscando una potente en Londres, con la que espero cerrar negociaciones antes de la primavera.
AI: ¿Puede contarnos en qué van a consistir sus próximos proyectos?
JMC: Repito exposiciones con alguna de mis galerías y tengo dos proyectos que me apetecen mucho. Este verano está prevista una exposición en el TEA de Tenerife con Robert Morgan de comisario, lo que me hace mucha ilusión porque me llevo muy bien con él. Colaboró en el documental que se presentó en el MOMA hace un año y teníamos ganas de hacer un proyecto juntos.
En septiembre estaré en Riga, en el Museo de Mark Rotko, en un espacio de película, una antigua fortaleza, donde me han dejado una sala estupenda. Estuve dando allí una conferencia que gustó mucho y la directora me ha propuesto participar también en un ciclo de conferencias y encuentros con artistas que atrae a gente de todo el mundo.
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